Animales exóticos, de la moda a la plaga: «Es sorprendente lo que la gente tiene en casa»
El hospital de recuperación de especies silvestres en Madrid acoge en sus instalaciones serpientes, tortugas o mapaches
El hospital de animales donde renacen las aves abatidas por el calor
Tres Cantos
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Iniciar sesiónEl Centro de Recuperación de Animales Silvestres, CRAS de Tres Cantos, se construyó hace más de una década derribando «sólo un árbol». Las instalaciones combinan lo funcional, en sus espacios interiores, con las áreas a cielo abierto que mimetizan el lugar con el entorno ... natural e introducen a los animales poco a poco en su ecosistema. De ahí que haya una parte del recinto creada específicamente para animales exóticos, con sus zonas de agua y temperaturas acondicionadas para especies, en muchos casos, originarias del trópico.
El Centro de Recuperación de Animales Silvestres, además de ejercer de complejo hospitalario, recoge animales exóticos que, si se liberan en el medio natural, suponen una amenaza para las especies autóctonas. Algunos están catalogados como exóticos invasores, y se introdujeron en los hogares y en el monte madrileño, en ocasiones, por moda o por su apariencia, pero con el tiempo comenzaron a dar problemas y se abandonaron en un ecosistema que no es el suyo. «Es sorprendente lo que la gente tiene en casa», critica el jefe de Área de Conservación de Flora y Fauna, José Lara: «El problema, más que la tenencia de animales exóticos (muchos son legales), es la suelta. La gente tiene miedo a la administración, a ser multados, pero preferimos que los traigan a que los suelten por ahí».
De los más de mil ejemplares exóticos que entraron al CRAS el pasado año, la mayor parte son aves, como loros, guacamayos o gansos del Nilo; además de reptiles, entre serpientes (pitones reales y albinas, boas o falsa coral), lagartos y tortugas. De vez en cuando se producen ingresos llamativos, poco frecuentes. «Decomisamos un centro con 300 animales y entraron al CRAS dos anacondas de seis y ocho metros», cuenta Lara.
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También otros animales que en los últimos años se han introducido por moda y que han derivado en un grave problema. En la Comunidad de Madrid, el mapache es un claro ejemplo. «En un momento se soltaron o se escaparon y ahora es una especie invasora. Son fértiles y comen de todo, lo que hace que siga creciendo en número. El año pasado, nuestros tramperos recogieron 131, ligados al Jarama y el Henares», destaca Lara, aunque insiste que, de momento, «no hay una expansión por toda la región».
Una vez en el CRAS, la dirección tiene que encontrar una salida para estos animales. Algunos se pueden recolocar en otros hogares, mientras que las especies protegidas son derivadas al ministerio competente y las invasoras, en general, se enfrentan a la eutanasia activa: «Intentamos meterlos en un ciclo de vida, en algún sitio donde puedan cumplir una misión».
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