Angie Rigueiro: «Dentro de que es una ciudad maravillosa, a Madrid le hace falta tranquilidad»

En el principio fue el verbo, y el verbo, Rigueiro, lo tiene florido en el informativo, comentando el deporte con la sonrisa anteriormente mencionada y escribiendo sobre la psique en el libro 'Cómo conseguir tus metas'. Es argentina de nacimiento, aunque no recuerda mucho de cuando cruzó el charco y aterrizó en Madrid, en el 92. Alguna sensación de ver la sierra, la naturaleza que quizá se haya comido el desarrollo de la ciudad.

Aquí la importancia estriba, más que nada, en su condición de psicóloga, de coaching, por aquello de hacerle un informe al doliente, esto es, Madrid; y que el doliente salga como nuevo de la terapia. La entrevistada, pese a los que ponderan tanto el ritmo de la ciudad, el frenesí que tampoco lleva a ninguna parte, recomienda parar, que la capital se cure de la hiperactividad, que para eso cuenta con mil maravillas.

Noticia Relacionada

Manuel Domínguez: «Los gallegos en Madrid hacemos bandera para estar entre nosotros»

Jesús Nieto Jurado

El restaurador no perdona el bocadillo de calamares que le evoca a domingo, a pleno Rastro

Del Buenos Aires de las mil caras al Madrid que se ha internacionalizado, la presentadora recuerda la inseguridad de otros lugares frente a esa relativa tranquilidad que se vive en Madrid, donde tampoco es que los secuestros estén a la orden del día. No era baladí su respuesta del Madrid que se ha internacionalizado, pues ella ha ido comprobando la apertura al mundo de la ciudad sin dejar de sentirse «como en casa»

No obstante, es taxativa cuando se trata de poner los rudimentos de la calma en el transcurrir de la ciudad. Ahí sí le aplica sus conocimientos de terapeuta. Alerta de un riesgo que todo madrileño ha sufrido en mayor o en menor parte; el del poner el piloto automático y no permitir disfrutar del Retiro, de las terrazas, de los parques, de la fiesta. Así piensa la bonaerense/madrileña de su ciudad, que, por poner alguna pega, acaso positiva, señala que Madrid, «aún» no es «muy cosmopolita». Pero el cosmopolitismo, no obstante, puede estar al caer.

—Dicen que la llegada a una ciudad, con un océano de por medio, marca. Aunque fuera muy pequeña, ¿guarda algún recuerdo de su primer Madrid?

—Era muy jovencita. Vivíamos a las afueras. Veníamos de vivir en el centro de Buenos Aires y decidieron cambiar a las afueras. Ahora se ha edificado mucho, pero recuerdo, cuando llegamos en el 92, que se veía la sierra, mucho campo. Recuerdo eso, es lo que tengo más nítido en la cabeza.

—Como psicóloga, ¿Madrid más Platón, más Prozac, o qué le hace falta?

—Yo creo que lo que le hace falta, dentro de que es una ciudad maravillosa, es tranquilidad. Parar un poco.

—Desde el 92, o del año en que tenga más conciencia, le pido un informe de evolución del doliente: esta ciudad.

—Ha evolucionado muy bien. Creo que Madrid en los últimos años está preciosa por donde la mires. La comunidad, el centro... Tenemos una ciudad limpia: yo viajo muchísimo y destaco una cosa que no te sueles dar cuenta. Y caes en lo segura que es Madrid, lo limpia que es Madrid. Vengo de un país maravilloso donde no hay seguridad, y entonces esas cosas las valoro mucho. Creo que ha evolucionado muy bien en su oferta de abrirse al mundo. Madrid tiene una cosa muy buena; que te hace sentir en casa. Lo compruebo con mis familiares de Argentina. No siendo muy cosmopolita aún, sí que acoge.

—Si hay que hacerle una sesión de coaching a Madrid, ¿por dónde empezamos?

—Por parar la hiperactividad que tiene, que es uno de los males de la sociedad. Y lo hacemos por no sentir. Cuando tienes una vida más calmada surgen inseguridades, dolores, y escuchas. La gente no quiere escucharse porque lo que escucha es doloroso. Pero pasas un nivel, y eso es maravilloso. Aunque hay que transitar por ahí.

— «Hiperactividad», el adjetivo denota un agente que es el que hiperactiva a la ciudad. En Nueva York es el basalto del subsuelo...

—Madrid, al final es una ciudad en la que se cumplen metas, sueños, hay oportunidad para todos. Pero luego tiene la parte en la que hay poca conexión con uno mismo.

—En su libro, la clave es la consecución de metas. ¿El madrileño es de metas?

—Sí. Quien viene a Madrid es una persona con metas. Es una ciudad ambiciosa, con afán de mejorar.

—Habla de equilibrio. ¿La ciudad sabe equilibrarse?

—Sí, la ciudad termina sabiendo equilibrarse, a pesar de la hiperactividad.

—Si Madrid es el estímulo, ¿cuál es la respuesta?

—La respuesta es poner la fuerza de voluntad para saber cuándo y cómo parar. Madrid puede hacer, si no tomas tú el control, que vayas por la ciudad en piloto automático.

—Ha transitado por la criminología como psicóloga. ¿Madrid puede crear un asesino en serie?

—Cualquier ciudad podría crearlo. Pero sí, las ciudades pueden generarlo por concentrar más patologías, más obsesiones, más trastornos.

—¿Qué piensa cuando pasea por la ciudad?

—Que hay que tener un 'mindfulness' de la vida, vivir el momento y disfrutar de lo todo lo que te ofrece Madrid. No ir en piloto automático con tus problemas y disfrutar de la ciudad tan maravillosa que tenemos. Disfrutar del Retiro, de las terrazas, de los parques. De la fiesta. De los monumentos.