Cartas al alcalde

Un accidente aéreo

Ese ángel ha caído de cabeza, en vertical, sobre la terraza, y ahí se ha quedado, entre el albatros gigante y el monstruo imaginado

Faltan quioscos

Estatua del Ángel Caído, en el parque del Retiro, en una imagen de archivo JOSÉ ALFONSO

Hay un Madrid de quien va mirando el cielo, alcalde, un turista vertical que acaso somos dos o tres turistas, y espero que también usted mismo, que es el alcalde más vertical que hemos tenido, porque su triunfo ha sido clamorosamente en pie. No ... sé si le di la enhorabuena, pero desde aquí lo hago, mirando al cielo de Madrid, que es un modo de mantenerse en la esperanza de futuro. Y ahí, en el cielo, alcalde, asoma de pronto una ráfaga imprevista, un golpe onírico.

Así, si uno va y mira la altura en el cruce de la calle Mayor con la calle de los Milaneses, ahí, en un ático de esquina, asoma un ángel caído directamente del cielo, en su tamaño natural, o algo mayor, un ángel que se ha quedado clavado de crisma sobre una pilastra de azotea, con las dos alas abiertas al espacio populoso, bullente y generalmente ajeno de la ciudad. Ha tenido un accidente, ese ángel, y ha caído de cabeza, en vertical, sobre la terraza, y ahí se ha quedado, entre el albatros gigante y el monstruo imaginado.

No se trata de un ángel desterrado, como el ángel del parque del Retiro, aunque quizá comparten atormentadas almas gemelas. El ángel del Retiro es un diablo, y como tal tiene mucho gancho en las guías turísticas. Es una cosa única. Usted lo sabe, alcalde. Pensábamos que Madrid sólo tenía un ángel caído, pero ahora resulta que hay dos, el belcebú del Retiro, y este ángel más peatonal o barrial, que es un prodigio que ha tenido un tropiezo en el vuelo.

La obra, no casualmente, se titula «Accidente aéreo», y se le encargó al escultor Miguel Ángel Ruiz Beato, en el 2005. Los transeúntes que la descubren no sólo se llevan la foto, para el álbum de recuerdo, sino que entran en la cábala de resolver si se trata de un ángel, de un hombre, o acaso alguna desconocida bestia mitológica. En el día, su color verde le da un aire de huésped del bosque de los tejados. En la noche, es una aparición surreal y estupefaciente, de entresoñada criatura.

Es un lucifer el ángel del Retiro, el ángel desterrado más famoso de Madrid. Pero aquí está otro ángel, de esquivo parentesco, pero ángel caído, al fin y al cabo. Los que transitan la zona lo saludan como a un vecino más.

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