Almeida y Villacís arremeten contra Vox: «No trabaja, es el peor partido para hacer política»

La presión del equipo de gobierno sobre el partido que lo aupó tras las elecciones de 2019 ha subido de tono. «Llevamos meses soportando el “no es no” de Javier Ortega Smith», ha dicho José Luis Martínez-Almeida, que hace semanas que mantiene un tenso tira y afloja con el portavoz de Vox. Hasta ahora, el regidor acusaba a Ortega Smith de bloquear sus últimas cuentas del mandato, que incluyen una rebaja fiscal de 120 millones para 2023, por querer «circular con su coche por la Gran Vía».

La formación, con cuatro concejales clave para que Almeida saque adelante los presupuestos, ya lanzó su ultimátum en septiembre: no darían sus votos mientras no se suspendan las restricciones a los vehículos A (los más contaminantes) en el nuevo Madrid Central, hasta que los tribunales resuelvan los recursos interpuestos por Vox. «Hay un periodo de transición que nos estamos saltando, Almeida está dejando a los madrileños más vulnerables por el camino», justifican desde el grupo, «no hemos engañado a nadie, esta es nuestra postura desde 2019».

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La cerrazón de Vox ha terminado por romper la cuerda y Almeida ha endurecido su discurso, tras semanas lanzando el anzuelo para que Ortega Smith cediera. El pasado viernes, el alcalde aprobó una moratoria para que los transportistas con camiones ligeros y etiqueta B puedan acceder durante un año más al centro de la capital. Vox no lo entendió como una concesión y tachó a Almeida de «trilerismo político» por negarles todavía una prórroga al resto de coches A.

«Es inexplicable la postura de ni siquiera querer sentarse a negociar. El objetivo final que está consiguiendo Javier Ortega Smith es el de [el presidente del Gobierno] Pedro Sánchez, que es bloquear e impedir que Madrid siga creciendo», ha espetado Almeida. Villacís también ha cargado: que «Vox es garantía de volatilidad, de populismo», que «vienen a hacer el gamberro», que «se está demostrando como el peor partido de España para hacer política». PP y Ciudadanos necesitan tres concejales más para que los presupuestos reciban la aprobación definitiva en el pleno, el último del año, el próximo 20 de diciembre. «Vox tiene cuatro concejales, sí, que son decisivos, tiene entre el 7 y el 8% de los votos, pero Ortega Smith no se puede arrogar secuestrar la voluntad mayoritaria de los madrileños», ha zanjado el alcalde.

Aunque el grupo municipal no presentó este lunes enmiendas a los presupuestos, como el resto de partidos, al día siguiente sí registró modificaciones de las ordenanzas fiscales. Ambos documentos, si bien se tramitan de forma independiente, en la práctica van de la mano: los presupuestos desgranan lo que gasta el consistorio, mientras que las ordenanzas fijan las tasas y precios públicos, lo que ingresa. La estrategia de Vox, en palabras de Almeida, es «el culmen de las chapuzas». «Ortega Smith solo busca el titular de que pretende bajarle los impuestos a los madrileños, pero si yo quito ingresos de aquí [ordenanzas], tengo que reducir los gastos en la misma cantidad aquí [presupuestos]», ha explicado el regidor. La vicealcaldesa rumiaba a su lado: «Es que es no trabajar...».

Esta batalla de desgaste llega a su fin, a falta de cinco días para el pleno de Cibeles donde se decidirá si Almeida empieza 2023 con su plan de ingresos y gastos aprobado. PP y Ciudadanos insisten en la necesidad de contar con esa hoja de ruta para no «poner en riesgo» inversiones y ayudas. Desde Vox afirman que «no pasa nada». El único hándicap de un escenario de prórroga presupuestaria es que «todas las inversiones deben pasar por el pleno, y eso no lo quiere ningún equipo de gobierno», señalan. Parece que todas las cartas están boca arriba, pero las sorpresas aguardan siempre al último minuto.