Alicia, de musa surrealista y heroína feminista a icono global
Llega a CaixaForum Madrid la esperada exposición sobre el inmortal personaje de Lewis Carroll
Dorothea Tanning: Alicia en el País gótico de las Maravillas
Un mundo de maravillas para huir de la pandemia

Todo comenzó en un paseo en barca por el Támesis una tarde de verano de 1862. Charles Lutwidge Dodgson, conocido como Lewis Carroll, era profesor de matemáticas en el Christ Church College de Oxford y acompañaba a las tres hijas del decano, Henry ... Liddell (Lorina, Alice y Edith), a quienes relató un cuento. La pequeña Alice le pidió que lo escribiese. Y así lo hizo: lo tituló 'Las aventuras subterráneas de Alicia' y le regaló el manuscrito. Fue el origen de 'Alicia en el país de las maravillas', publicado en 1866 por Macmillan & Co. con las preciosas ilustraciones de John Tenniel. Traducido a más de 170 idiomas, el libro se convirtió en un fenómeno global, que se halla en el imaginario colectivo y no pasa de moda. Sigue fascinando.



Cada generación adapta nuevas miradas a ese territorio imaginario. Cinco años después, vio la luz la secuela, 'A través del espejo y lo que Alicia encontró allí'. En plena pandemia, el Victoria & Albert Museum de Londres abrió en 2021 una exposición centrada en el personaje de Carroll y su alargada sombra en el cine, el teatro, la música, el arte o la moda, que en 2024 pudo verse en CaixaForum Barcelona y llega, hasta el 3 de agosto, a su sede de Madrid bajo el título 'Los mundos de Alicia. Soñar el país de las maravillas'.
Atraídos por una museografía muy visual, lúdica e interactiva, caemos en la madriguera del conejo blanco, como Alicia, y entramos en un mundo de fantasía, poblado por personajes inolvidables, como el Sombrerero loco, que nos invita a su loca fiesta del té; el gato de Cheshire y su perpetua e inquietante sonrisa, la déspota Reina de Corazones, inspirada quizás en la Reina Victoria, que gritaba ¡Que le corten la cabeza!; la poco agraciada Duquesa, que recuerda a 'La duquesa fea', de Quinten Massys; la Oruga, los gemelos Tarará y Tararí...
Como Alicia, atravesamos el espejo. Sentimos una curiosidad insaciable, tenemos ganas de cuestionar el mundo y explorar uno a uno los 283 objetos y obras de arte que se exhiben, emulando a la valiente y rebelde heroína. «¡Qué curiosísimo!», exclamaba. Todos hemos querido ser Alicia en algún momento. Y en esta exposición jugamos a serlo.



La comisaria de la muestra, Kate Bailey, conservadora senior de Teatro y Performance del Victoria & Albert Museum, advierte que Alicia «es un estado mental y un agente de cambio. Hay algo muy empoderador en la historia de una niña que marca la diferencia, que dice verdades al poder». Pero, frente a este icono convertido en abanderada del feminismo y defensora de los derechos de las mujeres, su creador no pasaría hoy el filtro del 'Metoo'. Hay quienes lo ven como un pedófilo reprimido, obsesionado con la pequeña Alice.
En 1951, Disney estrenó su 'Alicia' en dibujos animados (contó con Aldous Huxley y hay referencias dalinianas), creando la imagen canónica del personaje, que contrasta con el de la película dirigida en 2010 por Tim Burton, marca de la casa, con Johnny Depp, Helena Bonham Carter y Anne Hathaway, en el reparto. Y hablando de Dalí, ilustró una edición de Alicia, donde aparecen sus relojes blandos. Y es que fue una musa del surrealismo. Decía André Breton: «Todo el mundo es capaz de acompañar a una cada vez más hermosa Alicia al país de las maravillas». El trío formado por Max Ernst, Leonora Carrington y Dorothea Tanning no se resistió a sus encantos. El libro de Lewis Carroll parece salido de este movimiento centenario: imaginación, juego, subversión, sueños, la mujer-niña...



En los 60, Alicia se convirtió en la abuela de los hippies como símbolo de la contracultura neoyorquina de la mano de la japonesa Yayoi Kusama, que hizo un 'happening sexualmente liberado y nudista' en la estatua de Alicia en Central Park. Judi Dench se metió en la piel de Alice Liddell, a la que Julia Margaret Cameron retrató como santa Inés y que, ya casada con Reginald Hargreaves y madre de tres hijos, vendió en 1928 el manuscrito que le regaló Lewis Carroll por 15.400 libras. Una fortuna. Confesaba a su hijo Caryl: «Estoy cansada de ser Alicia en el país de las maravillas».

Robert Wilson, Tom Waits y Paul Schmidt crearon la ópera 'Alice', los Beatles se basaron en el personaje de Carroll en 'Lucy in the Sky with Diamonds' (inspiró unos poemas de John Lennon y éste, a su vez, inspiró el personaje de la oruga que fuma una pipa de agua), Lady Gaga le dedicó una canción de su álbum 'Chromatica'... Alicia subió a las pasarelas más 'cool' de la mano de Vivienne Westwood y sus diseños punk-victorianos, Viktor & Rolf, John Galliano o Zac Posen. Su estética ha vestido a las 'lolitas' japonesas salidas del anime, y a fotógrafos como Annie Leibovitz y Tim Walker. Este último se inspiró para el 'Calendario Pirelli' de 2018 en el cuento, pero todos los personajes eran negros, incluida Alicia, modelo de identidad y género.
Ha dado nombre a un videojuego y hasta han bautizado con él un proyecto experimental en el Gran Colisionador de Iones en el Centro Europeo para la Investigación Nuclear. Incluso aparece su nombre en pancartas de protestas de activistas, como si fuera una moderna Juana de Arco. Eterna Alicia.
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