Agresiones a sanitarios en Madrid: «Cuando me senté a su lado para atenderle, saltó a coger una catana»
Médicos, enfermeras, farmacéuticos u odontólogos se unen en una campaña con el lema «¿Recuerdas los aplausos?»
«Muchos médicos no denuncian una agresión porque temen encontrarse con el agresor al día siguiente en el centro de salud»
Crisis del PSOE y reacciones a la comparecencia de Sánchez, en directo
Rafael Ortega es médico del SUMMA, y ha atendido en años de vida profesional a muchísimas situaciones complicadas. Recuerda el día que acudió a un domicilio, avisado del caso de un chico de 25 años inconsciente. «Había estado corriendo con su hermano; al sentarme ... a su lado para atenderle, saltó a coger una catana que tenía al lado, y menos mal que su hermano le interceptó». La reacción violenta fue causada pro un brote psicótico, a raíz de una deshidratación por un golpe de calor.
El doctor Ortega se ha encontrado de todo: «Ante un paciente especialmente agresivo, terminé diciéndole: 'Tiene usted toda la razón, póngame una denuncia; ahora llamo a la Policía para que venga'». Fue la forma de calmarlo, pero la presencia policial a veces se hace necesaria. Otras, la agresión viene al descubrir a un tramposo: «Un tipo que no quería pagar en un restaurante, se tiró al suelo como si estuviera inconsciente. Cuando llegamos con la ambulancia, enseguida vi que estaba fingiendo. Le hice una maniobra de estimulación que le hizo levantar; entonces intentó agredirme. Luego vi que el tipo tenía un historial de un ingreso mensual por pérdida de conciencia fingida».
Son sólo algunas de las situaciones a que se enfrentan a diario médicos, enfermeras, odontólogos, psicólogos y también farmacéuticos. Agresiones verbales en el 80 por ciento de los casos, pero que en un 20 por ciento llegan a lo físico. Y que se han acrecentado desde la pandemia. Algo que les ha llevado a poner en marcha una campaña de concienciación, bajo el eslogan «¿recuerdas los aplausos?».
«Un insulto en un sanitario es devastador; nos movemos por las emociones», recuerda Ortega. De los 51.197 médicos colegiados en Madrid, en el año 2023 se han denunciado 70 agresiones, la mitad de ellas, en Atención Primaria. Esto supone 1,37 agresiones por cada 1.000 médicos, por debajo de la media nacional (2,5), y también por debajo de algunas comunidades como Cantabria (4,70) o Cataluña (5,92).
Las cifras no son muy diferentes para las enfermeras: 30 presentaron denuncias por agresiones el año pasado, pero esto es sólo la punta del iceberg: «sólo son un 11 por ciento las que denuncian; ocho de cada diez enfermeras han sido o van a ser agredidas en su vida laboral », dice Mar Rocha, portavoz del Colegio de Enfermería de Madrid.
Mayoritariamente, los agresores son hombres, y las agredidas mujeres. En un 39 por ciento de los casos, era un paciente no programado, en un 34 por ciento, se trataba de un paciente programado, y un 27 por ciento de las agresiones las ejecutó un acompañante.
De las agresiones que se producen a médicos son verbales o en forma de coacción: un 38 por ciento a hombres y un 62 por ciento a mujeres. Y se producen lesiones en un 17 por ciento de casos.
Son más frecuentes en Atención Primaria (49 por ciento), en urgencias hospitalarias (23 por ciento), y también se dan en las visitas a domicilio: ahí es donde está más desprotegido el sanitario, porque «se cierra la puerta y te quedas solo». Un 59 por ciento de las agresiones a enfermeras se producen ahí. En el medio rural, se da más «la coacción, porque todos se conocen».
Cuando la situación complicada te pilla en la consulta, existen técnicas que utilizan, como dejar la puerta abierta, contar con una segunda puerta entre despachos que facilita la salida en caso de necesidad) o tener un botón del pánico en la mesa, para avisar.
En cuanto a las causas que puede haber detrás de las agresiones, las hay de dos tipos: asistenciales y estructurales. Las primeras son el origen de un 63 por ciento de las actitudes violentas, sobre todo por discrepancias con la asistencia médica recibida (40 por ciento), o relacionadas con la petición de una baja laboral (un 43 por ciento). En cuanto a las estructurales, son causa del 37 por ciento de las agresiones, y tienen que ver con el tiempo que se tarda en ser atendido (un 57,7 por ciento), o por lo que el agresor considera mal funcionamiento del centro (42 por ciento). No obstante, «las carencias son una causa, pero no la única», recuerda Timanfaya Hernández, del Colegio de Psicología de Madrid. También existe, recuerdan desde el Colegio de Enfermeras, el conflicto por «los recursos a que creemos que tenemos derecho».
A veces detrás hay personas con problemas de salud mental. Otros, conflictos «por los recursos a que creemos tener derecho»
En muchos casos, la agresión proviene de un paciente que padece una enfermedad mental. Desajustes emocionales, situaciones de estrés, el manejo de la incertidumbre y el miedo, la impulsividad o la falta de tolerancia a la frustración están detrás de algunos de estos casos, destaca Hernández. Aunque no es una consulta, la oficina de farmacia también es un espacio sanitario, y allí también abundan las agresiones a sus profesionales, que son mayoritariamente mujeres. Óscar López, vicepresidente del Colegio de Farmacéuticos de Madrid, concreta los datos: 74 denuncias en 2023, «pero que conste que sólo se denuncian un 5 por ciento de las que se producen».
De las agresiones están relacionadas con el tiempo en ser atendidos, dentro de las debidas a causas estructurales. Entre las asistenciales, un 43 por ciento se relacionan con peticiones de baja laboral.
El 88 por ciento del total son verbales: «Lógico, el mostrador nos protege». De los insultos que reciben, la mayoría (62 por ciento) se producen por la negativa a darles un medicamento cuando no tienen la receta médica; en otros, porque la medicina que buscan no aparece registrada en su receta electrónica. Y en la época en que era obligatoria la mascarilla, «había conflictos a diario, y gente que nos decía: 'Pues en la ferretería no me la piden, ¿porqué aquí sí?'». López aboga por establecer canales sencillos para las denuncias, aprovechando la tecnología, e incluso permitir hacerlas «desde el anonimato». De momento, se organizan a través de grupos de whatssap por zonas, y en colaboración con el «agente de protección ciudadana», de Policía Municipal.
Marisol Ucha, presidenta del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos, arroja luz sobre otra realidad: «Las dentistas son casi todas mujeres, y en este caso, las agresiones les vienen por otras mujeres, las que llevan a sus hijos a consulta». En todo caso, pide fijarse también en las agresiones por redes sociales, que también van a más.
La campaña que ahora inician estos profesionales quiere concienciar a la población sobre el respeto debido a los sanitarios. Pero también animar a éstos a que denuncien situaciones: «No puede ser que tengan asumido como parte de nuestro trabajo que nos insulten, amenacen, coaccionen o vejen», señala Mar Rocha desde el Colegio de Enfermeras. No es fácil: esa persona sigue siendo su paciente, y probablemente también lo es su familia, lo que incrementa el miedo y la intranquilidad entre los profesionales a la hora de denunciar.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete