El 'after' de Tetuán que echa a sus vecinos: «El del primero ya ha vendido su piso»
Los residentes de Bravo Murillo denuncian los ruidos y al inseguridad que generan dos locales de ocio nocturno a los pies de sus casas
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De viernes a domingo los vecinos del metro de Valdeacederas amanecen malhumorados y con las energías demasiado consumidas como para querer disfrutar de su tiempo libre. Y aunque las tuvieran, tienen un obstáculo más al que hacer frente primero. «No he podido salir con el ... niño a la calle porque tenían invadido el portal», señala una madre residente del número 358 de la calle de Bravo Murillo. Las «caras desencajadas» que salen del 'after' que ha estado operando en el 360 durante meses no solo les generan inseguridad, sino que también dejan su propiedad llena de colillas, botellines y «porquería».
Esta misma imagen a primera hora del día estuvo presente cada fin de semana hasta que la Policía Municipal precintó el local que abría hasta mediodía. Sin embargo, parece que la pesadilla que les dio un pequeño respiro hace unos meses vuelve a la carga. «El luminoso del negocio ha cambiado y no dejan de pasar operarios», asegura otro residente que sospecha que otro 'after' volverá a instalarse junto a su vivienda.
Durante más de un año, los vecinos de este bloque han sufrido noches de ruidos y mañanas de preocupación debido a la actividad que llevaban a cabo una discoteca llamada 360 y Open Club, el 'after hours'. «El del primero vendió el piso y se fue porque ya no aguantaba más los ruidos», asegura Yolanda, quien también está pensando en que mudarse puede ser la mejor solución en caso de que la situación continúe así.
En este edificio residen más de dos decenas de vecinos que sufren cada fin de semana desde que se acuestan hasta mucho después del desayuno un «jaleo inaguantable». El alboroto comienza a partir de las 00.00 horas en 360 –ahora se llama Checho's, después de que unos paraguayos alquilaran el local– y la cola de personas que pretenden pasar la noche ahí comienza a parecer cada minuto que pasa a hacerse más «interminable». «Llegas de una cena y te da miedo hasta intentar entrar en tu casa», aseguran los vecinos a este periódico.

Desde ese momento, el ruido se apodera de esta acera de Bravo Murillo. El barullo formado en la calle se cuela por las ventanas llegando el sonido hasta las viviendas de la tercera planta. «Es un horror y no me voy de aquí porque tengo que cuidar a mi madre, que tiene 94 años», asegura otra vecina, que prefiere mantener su identidad oculta ante las represalias que teme sufrir.
Este local de ocio nocturno está situado a apenas unos metros de una gasolinera. En más de una ocasión, los jóvenes que acuden a esta discoteca acaban en este espacio. «Se suben a los surtidores, cogen las mangueras e incluso se ponen a fumar. Esto es muy peligroso porque puede llegar a pasar una desgracia mayor y aquí no hay ningún tipo de control», insiste Yolanda. Mientras esto sucede, los vecinos no pueden hacer más que llamar a la Policía, que conoce de sobra este negocio. «Cada fin de semana nos toca llamar y nos parece un horror tener que seguir con esto», señala.
La noche avanza, en estos pisos no se puede conciliar el sueño y en torno a las 5 de la mañana comienza a sonar la música tecno. «Bum, bum, bum. Hasta las seis y luego pasan al 'after'», explica María. Desde el momento en el que cierran la discoteca, el horario hasta el que se alarga Open Club varía dependiendo del día, pero las persianas del negocio han llegado a bajarse ya pasado el mediodía. «Las señoras que salen a comprar se les hace complicado volver a entrar por el portal con tanta gente colocada en nuestra entrada», apuntan.
Suciedad
No todo es el ruido. Una vez acaba la noche o incluso la mañana para otros, quedan los restos que nadie recoge. Botellines, colillas y suciedad se acumulan en el descansillo del portal. «Y hablar con los responsables no es opción. Intenté acercarme al encargado pero se puso agresivo y me metí en casa. No son personas con las que se pueda dialogar», insisten.
Por ello, decidieron que la mejor opción era pasar por el Ayuntamiento de Madrid. Desde mayo de 2023, han estado reuniéndose constantemente en la Junta Municipal del Distrito de Tetuán, ubicada precisamente justo en frente de estos locales de ocio nocturno, para combatir este incesante problema. Así, presentaron denuncias también a la Agencia de Actividades (ADA).
«Hay que señalar que hasta que se impuso la orden de cierre provisional en noviembre de 2024, los vecinos estuvimos denunciando esta ilegalidad a la Policía Municipal todos y cada uno de los fines de semana desde finales de 2023, constatando la policía a través de actas levantadas cada uno de esos fines de semana, la carencia de licencia de actividad, presencia de menores y tenencia de estupefacientes entre otros ilícitos», apuntan los residentes.
Altercados
Además, según sospechan, los dueños de Checho's son los mismos que regentan otro local en la calle de Jerónima Llorente, donde el pasado junio se produjo un apuñalamiento. «No queremos que estos locales atraigan a gente problemática a nuestro barrio», señalan.
Aunque los únicos que se están moviendo y protestando para poner freno a estos problemas son los del 358, estos negocios se encuentran en el número 360, donde también existe otro bloque de viviendas que, según el portero de ese mismo edificio, «no han sufrido tantas molestias como los del número de al lado».
Eso sí, según explica María a este periódico, esta comunidad vecinal ha puesto una valla en el acceso a su garaje con la intención de que los habituales de la controvertida discoteca no bebieran en ese espacio y bloquearan la entrada y salida de los vehículos.
A la vista de todo esto, los afectados han remitido un escrito a la concejala de distrito de Tetuán Paula Gómez-Angulo Amorós con fecha 23 de marzo, exponiéndole de nuevo toda esta problemática, así como las molestias y problemas de seguridad ciudadana que la misma comporta.
La Junta Municipal respondió a los vecinos, a pesar de que aseguran lo contrario. Fuentes municipales señalan que han atendido a los residentes «en diversas ocasiones» para mantenerles informados de la evolución del expediente.
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