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El nuevo Metro de Ópera ahorrará medio millón de horas a los viajeros

Se estrena la nueva estación, con museo incluido, y la plaza ya remodelada y peatonal

El nuevo Metro de Ópera ahorrará medio millón de horas a los viajeros JAIME GARCÍA

SARA MEDIALDEA

La «angosta» y «tortuosa» estación de Metro de Ópera ha cambiado su configuración: ahora tiene anchos pasillos y es accesible para minusválidos. Además, tiene un museo, en el que poder visitar lo que queda de la fuente de los Caños del Peral —siglos XVI y XVII—. En superficie, la plaza de Isabel II ha cambiado de aspecto y ganado espacio al peatón. La obra ha costado 22 millones de euros, financiados al 50 por ciento por las administraciones regional y local. Pero la inversión se amortizará en tiempo: los nuevos pasillos del Metro de Ópera permitirán a sus 25 millones de usuarios ahorrar medio millón de horas al año.

Un cálculo, el realizado por el gerente de Metro, Ildefonso de Matías, según el cual cada hora de ahorro de tiempo supone 10,5 euros, por lo que «en tres años se amortizará la obra». Así se lo explicó ayer al alcalde madrileño, Alberto Ruiz-Gallardón, durante la visita a la nueva estación.

Echeverría, con billete

Ópera ha cambiado por dentro y por fuera. La plaza de Isabel II tiene ahora un 78 por ciento de superficie peatonal, nuevo pavimento, bancos de madera de los de toda la vida, y 87 árboles —melias, perales, liquidambar, ginkgos y cerezos—. Se convierte en el final de un recorrido peatonal que empieza en Quevedo, sigue por Fuencarral, atraviesa Montera, la puerta del Sol y Arenal, para acabar a los pies del Palacio Real.

El alcalde madrileño vivió un día más las «mieles» de la popularidad: un músico callejero le recriminó, a la puerta del Metro, su nueva normativa sobre esta actividad, y dentro varios bomberos le recordaron, a voz en grito, sus reivindicaciones. Los tornos de entrada los pasaron, él y el consejero de Transportes, José Ignacio Echeverría, con su billete —quién sabe si un metrobús—en la mano.

Una vez dentro, vieron lo que se ha convertido en el mayor museo arqueológico bajo tierra de Madrid: los restos de la fuente de los Caños del Peral. Mamparas transparentes permitirán a los viajeros que pasan por la estación —25 millones al año— contemplarlos. Para los grupos, hay un graderío interior.

Como dijo el consejero de Transportes, José Ignacio Echeverría, la triple obra inaugurada ayer demuestra que las administraciones madrileñas « no sólo se preocupan por aumentar la red o comprar nuevos trenes, sino también por modernizar los tramos antiguos».

El alcalde Alberto Ruiz-Gallardón contó que el Ramal Ópera-Norte estuvo a punto de desaparecer y «el Teatro Real quería quedárselo para utilizarlo como almacén de vestuario y escenarios».

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