La vida oculta del criminal «Snoopy» en Madrid

«Snoopy» y los suyos se desplazaron a la Costa del Sol, donde alquilaron un apartamento y una moto, que pretendían utilizar después de descerrajar los tiros sobre sus víctimas. Para ello, contaban con menores de edad como «gatilleros», una práctica muy común en su país de origen. Así, presuntamente, habían actuado en tres homicidios anteriores en Madrid , según fuentes policiales.

La investigación comenzó en 2014, cuando se tuvo conocimiento de que se estaba organizando una «oficina de cobro» en la capital . Tras varias pesquisas, se percataron de que su misión era matar al empresario y sus guardaespaldas, por lo que se establecieron en la Cala de Mijas. La banda, conformada por al menos siete personas, no dudaba en hacer vida de turista, con estancias en la playa, baños y tomando el sol. Pero cayeron en manos de la Policía Nacional, que les vigilaba muy de cerca en su día a día.

Además de los arrestados, se han realizaron dos registros, uno en Madrid y otro en Málaga . En total, los agentes se incautaron de dos pistolas, dos subfusiles, cargadores, diversa munición, mil euros en efectivo, dos motocicletas de gran cilindrada, dos coches y diversos aparatos electrónicos e informáticos, así como cámaras de vídeo y fotografía, utilizadas para realizar vigilancias. Las armas conformaban un verdadero arsenal de guerra; nada que ver con las pistolas del calibre 22 que antaño utilizaban los sicarios y que era débil, por lo que las vainas se deformaban.

Pero, ¿cómo es la vida aparentemente normal de estos asesinos? Se mueven por discotecas latinas, como Cañavate (donde «Snoopy» se vio envuelto en un tiroteo), Juanchito, Yaré, Tequila... Utilizan como puntos de encuentro restaurantes y panaderías colombianas, los billares Patas Blancas de Leganés o la casa de comidas Hágale Pues, de la misma localidad.