Velilla de San Antonio
Dos teorías para el crimen de Iván: la «venganza» de un vecino o atacado por un grupo de menores
La Guardia Civil toma declaración a varios jóvenes por el asesinato de un hombre de 39 años en Velilla de San Antonio
Las palabras de Moha y Diana, este lunes, en Velilla de San Antonio, venían a decir lo mismo: «Está todo en investigación y nos han pedido que no digamos nada». El primero, un chico de 13 o 14 años, testificó a primera hora de la ... mañana ante la Guardia Civil para dar cuenta de lo sucedido el viernes. La segunda, pareja hasta hace dos semanas de Iván Vaquero Sanz, el hombre de 39 años asesinado de una paliza a cien metros de su casa, se mantuvo recluida mientras el pueblo se echaba a la calle para condenar, por segundo día consecutivo, unos hechos aún por esclarecer. ¿Fue un menor el que realizó las pintadas o las hizo el propio fallecido a tenor de los mensajes? ¿Fue una agresión a manos de los amigos de este menor o el presunto homicida es un individuo mayor de edad vecino de un portal cercano al suceso? Interrogantes que el grupo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Rivas Vaciamadrid deberá resolver para cerrar un caso a todas luces incomprensible.
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Lejos de las teorías desatadas en el municipio, lo único claro es el marco espacio-tiempo en el que se cometió el fatídico ataque: entre las 20.30 y las 21 horas del pasado viernes, Iván caminaba por la calle de Frascuelo cuando fue golpeado brutalmente a la altura del Auditorio Mariana Pineda. Tendido en el suelo, pero sin perder la consciencia, fue atendido por los sanitarios de Protección Civil y trasladado hasta el Hospital del Henares. Pese a que su vida no parecía correr peligro, todo cambió tras el resultado que arrojó el escáner: el paciente presentaba un derrame cerebral. De inmediato, fue conducido en una UVI a la Princesa, donde, pasadas las tres de la madrugada, los médicos ya no pudieron hacer nada por salvarlo.
Vecinos y familiares de Iván, en la plaza de la Constitución de Velilla
Conectado a un respirador para preservar sus órganos vitales –Iván era donante–, el Ayuntamiento de Velilla informaba de su fallecimiento el domingo a mediodía. Para entonces, la noticia llevaba horas en boca de todo el mundo. Hartos de la «impunidad» de dos grupos de menores, los vecinos salieron a la calle para pedir el fin de los robos, agresiones y diversos actos vandálicos registrados en el municipio. Llegados a este punto, la relación —al menos oficiosa— con el crimen de Iván empezaba a ser inevitable.
Sin embargo, una cosa es el clamor popular y otra la labor de investigación llevada a cabo por los profesionales. Unos trabajos que continúan abiertos a la espera de que se produzca alguna identificación. Por el cuartel de la Benemérita pasó este lunes Moha, entre otros adolescentes, para explicar su versión de lo sucedido. «El hombre estaba pintando las paredes y se encaró conmigo porque decía que le había denunciado a la Policía», aseguraba poco después en la misma plaza de la Constitución donde cientos de habitantes de Velilla, entre ellos familiares y autoridades, guardaron un sentido minuto de silencio. Este chico, «en cierta forma problemático, aunque no para matar a nadie» —según algunos de sus conocidos—, se defendía de las acusaciones y añadía que fue un vecino mayor de edad el que bajó a pegarle por los citados garabatos: «Yo lo vi todo, le dio dos puñetazos en la cabeza y una patada». Por su parte, otro joven del mismo grupo advertía de que Iván «recibió muchos golpes».
Pintadas en el portal más cercano al lugar del crimen
En la puerta del portal señalado, varias pintadas, plasmadas en los mismos colores azul y rosa que otras visibles en el lugar del crimen, emergían con un cierto tono amenazante: «Mantenido», «enano», «paticorto»... Del mismo bloque salía también este lunes Diana, la exnovia de Iván «hasta hace dos semanas». «Iván no hizo esas pintadas. Él tenía un trastorno de personalidad límite, pero tomaba el tratamiento y no le afectaba», señalaba la mujer, quien, casi sin querer, apuntaba al techo para acusar de su muerte a un vecino de los pisos superiores... sin aportar más detalles.