Los vecinos ahondan la brecha de Ponzano: de la pancarta a los tribunales

La asociación El Organillo de Chamberí interpone un recurso contencioso administrativo contra el Ayuntamiento por «no restituir sus derechos fundamentales»

Los hosteleros de la calle por antonomasia de las terrazas Covid defienden su papel en la recuperación

La terraza de La Máquina, el velador más grande la calle de Ponzano ISABEL PERMUY

A las cinco de la tarde, el bar que regenta Pedro Mendoza está vacío. Sus únicos clientes, un grupo de jóvenes, desafían la rasca de noviembre en la terraza que ocupa un par de plazas de aparcamiento. «Ahora mismo la gente quiere estar más al ... aire libre, aunque haga frío prefieren la terraza», sostiene Mendoza, que aterrizó hace cuatro años en Ponzano , la calle por antonomasia de las terrazas Covid . En la fachada de enfrente, a varios pisos de altura, cuelga un cartel: «Ruidos no». Un poco más allá, bajo otra ventana, se lee: «SOS Chamberí». Los nuevos veladores han agravado el conflicto entre vecinos y hosteleros que surgió hace un lustro, cuando Ponzano se transformó en uno de los epicentros del ocio madrileño. Y los primeros abren este viernes un nuevo capítulo del enfrentamiento.

Tras meses de pancartas, concentraciones y quejas a la Policía Municipal, la asociación El Organillo de Chamberí , según ha podido saber ABC, registrará esta mañana en el juzgado de lo contencioso administrativo número 20 de Madrid un recurso en contra del Ayuntamiento por no restituir los «derechos fundamentales» de los vecinos . «Han sido cientos de reclamaciones y denuncias que han caído en saco roto a lo largo de los años, prueba evidente de la desidia municipal, de su inactividad o de su ineficacia», critica el escrito al que ha tenido acceso este diario. La fiesta y los «ruidos antijurídicos», señala, vulneran el derecho a la vida y a la integridad física y moral, así como el derecho a la intimidad personal y familiar y a la inviolabilidad del domicilio.

Cada tarde, la hilera de estufas de Ponzano se enciende y corren las bebidas. «A partir del jueves esto es la guerra, igual que siempre, está petado», resume la portavoz de El Organillo, Pilar Rodríguez. El recurso de la asociación llega tres días después de la reunión que mantuvo Begoña Villacís (Cs) con los sectores afectados para presentar la nueva ordenanza de terrazas, el documento que abandera la vicealcaldesa como la principal contribución de su partido dentro del Gobierno bicéfalo de Cibeles. La política ha repetido una y otra vez que se ha reunido con «todos», que el texto no es un triunfo de la hostelería.

Rodríguez, no obstante, niega que la normativa sea del gusto de todos: «Lo han hecho con la hostelería. Los vecinos no están encantados con la ordenanza, están cabreados ». Un documento más permisivo que el vigente desde 2013 y que abre la veda a las mesas altas de baja ocupación rodeadas de taburetes en las aceras estrechas, a veladores en zonas terrizas y esquinas, a que un tercio de las terrazas Covid sobre plazas de aparcamiento permanezcan dos años más en la ciudad. «Es una ocupación del espacio público que es de todos, y lo estamos privatizando», lamenta.

Decibelios industriales

Chamberí concentra el mayor número de terrazas Covid concedidas desde el estallido de la pandemia, 249 estructuras sobre bandas de aparcamiento , según datos de finales de octubre. En total, las ampliaciones de veladores en el distrito superan el medio millar. Solo en Ponzano se suceden unas sesenta. A principios de octubre, El Organillo hizo sus propias mediciones y determinó que el ruido sobrepasa los límites máximos permitidos incluso en zonas industriales. «Queremos que quiten las terrazas Covid, que se aplique la ley del ruido, que las calles estén limpias a las once de la noche», zanja Rodríguez. El proceso contencioso administrativo está ahora en manos de la Justicia.

En el otro bando de la pugna, no obstante, las terrazas suponen una suerte de salvavidas. «Sigue siendo importante, sí te da ese plus para seguir teniendo un poquito más de vida», afirma el hostelero Pedro Mendoza. En Ponzano, es inevitable que su restaurante se transforme de noche en un bar de copas, y que algún vecino se asome a las ventanas para increpar a los fiesteros. Pero pide comprensión. «A veces quisieras que ellos nos entiendan a nosotros, que de esto viven muchas familias», expone, «la terraza significa tener una persona más» .

Antonio Cano regenta la cervecería homónima desde hace 22 años ISABEL PERMUY

Con uniforme abotonado blanco y cabellera a juego, Antonio Cano atiende la cervecería del número 45 de Ponzano desde hace 22 años. Dice ser «del barrio, de los vecinos», de solomillo y callos en lugar del ‘gin tonic’ que sirve la competencia. También es de las terrazas: «Hemos hecho feliz a mucha gente y si no hubiese sido por ellas muchos locales no estaríamos aquí». Gracias al velador, Cano pudo sacar del ERTE a sus siete empleados. Él acata religiosamente su horario, de 7.30 de la mañana a medianoche. « El futuro es poner un horario de cierre , a las doce, el que ellos digan, y pagar por esos metros de más que tengamos porque los vecinos no pueden aparcar», opina sobre la nueva normativa.

Sergio Sayabera posa en la barra de su vinoteca La Vicenta ISABEL PERMUY

«En mi taberna, que es muy chiquitita, sin la terraza voy a despedir a una o dos personas», declara, ante filas y filas de botellas y vasos, Sergio Sayabera, un excomercial de bodegas que se embarcó en 2015 en La Vicenta. La vinoteca (Ponzano, 52) tiene una pequeña terraza a sus puertas, apenas unas mesas y una valla que las separa del paso de los coches. «Yo habría invertido dinero en la terraza para cerrarla en invierno, pero con la incertidumbre, no», cuenta, después de dedicar unos minutos a presentar un tinto de Ciudad Real a unos recién llegados. Mientras los locales más tradicionales culpabilizan a los garitos de moda de atraer la juerga, los bares de copas señalan a los clientes irresponsables por alargar las molestias de madrugada.

Por ahora, los deseos de unos y otros dependen de la hoja de ruta de Villacís que, si sale adelante sin enmiendas, fija el cierre a la 1.30 horas y borra todas las terrazas Covid de las ZPAE (Zona de Protección Acústica Especial), ZAP (Zona Ambientalmente Protegida) y «zonas tensionadas» . Y los hosteleros de Ponzano perderían la suya el 1 de enero.

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