La unidad del Hospital Zendal que ayuda en el duro camino para volver a tenerse en pie tras el Covid

Las secuelas del Covid son graves, y el paso por la UCI es demoledor, pero la Unidad de Rehabilitación Integral del Hospital Zendal ayuda a estos pacientes a recuperar el paso

Carlos, uno de los pacientes de la Unidad de Rehabilitación Integral del Zendal, realiza sus ejercicios junto a la fisio Sheila JAIME GARCÍA / Vídeo: DAVID DEL RÍO

Sara Medialdea

Óscar ni sabe cuánto tiempo estuvo en la UCI; perdió la noción del tiempo. Al salir, ponerse en pie le provocaba mareos. Carlos, pese a sus años y a la debilidad que el Covid ha dejado en sus piernas , le canta cada mañana a ... los sanitarios que le atienden, y no pierde el humor mientras se esfuerza en sostenerse en las paralelas para recuperar la fuerza perdida en sus miembros. Son sólo dos de los 149 pacientes que salieron de la pandemia como grandes dependientes, y están volviendo a recuperar su autonomía tras pasar por la Unidad de Rehabilitación Integral del Hospital Isabel Zendal.

El Covid, en sus versiones más graves, puede ser profundamente incapacitante. Lo saben en sus carnes muchos de los que lo han sufrido. Especialmente, los que han tenido que pasar por la UCI. Cuando la ciencia médica logra recuperar allí a una persona gravemente enferma, quedan secuelas de las que ésta tiene que recuperarse a posteriori . En el caso del Covid, deben ganar capacidad pulmonar, pero también, en muchos casos, aprender de nuevo a caminar.

Secuelas

Óscar es peruano nacionalizado español, e ingresó en el Zendal el 14 de enero. Le faltaba oxígeno. «No sé ni dónde cogí el bicho, pero está claro que no puedes bajar la guardia . Ese fue mi error, me sentía sano», recuerda. Luego, el paso por la UCI del que prefiere ni acordarse. Ahora, ha comenzado su recuperación en la Unidad de Rehabilitación Integral del Zendal, porque «no podía pararme de pie, me mareaba». Aquí nota que avanza «a pasos agigantados», y está encantado con el trato de los profesionales.

Las dos fisioterapeutas de la Unidad, Cristina y Sheila JAIME GARCÍA

A la cabeza de la unidad está el médico rehabilitador José López Araujo. «Vimos lo necesario que era dar un tratamiento complementario a los pacientes, por las secuelas del virus pero también por las que se producían por el largo periodo encamados », explica. Por la unidad han pasado pacientes del Zendal y otros llegados de diferentes hospitales, y el perfil más habitual es «una persona de edad media o avanzada, que ha salido de la UCI, ha necesitado sedación y relajación muscular». Y que tras ese «reset», ahora necesita comenzar de nuevo.

Cuando el paciente ha estado conectado a un respirador, quedan daños en el pulmón, que afectan al músculo y a los nervios que les dan la orden. «Hay que conseguir que recuperen la capacidad respiratoria, el volumen pulmonar, la potencia».

Pero también toca recuperar la parte motora:«Muchos tienen pie caído o equino, o presentan déficit de coordinación, o falta de fuerza muscular».

«No podía pararme de pie, me mareaba. Ahora noto que avanzo a pasos agigantados», afirma Óscar, uno de los pacientes

Con este cóctel, su recuperación se pone en manos de las fisioterapeutas de la unidad. Cristina y Sheila se afanan hoy con los pacientes: Carlos se apoya en las barras paralelas para ejercitarse caminando, muy poco a poco . Ha tomado el relevo a otro paciente, que ahora levanta una barra con las dos manos sobre la cabeza, para reforzar el tren superior. «Hace una semana no podía levantarse de la silla, y ahora ya da unos pasos», destaca el doctor López Araujo.

Junto a ellos, otro de los pacientes levanta unas mancuernas frente a un espejo, que les ayuda a mantener la posición equilibrada. «Vienen todos los días, de lunes a viernes, y están al menos una hora aquí», explica la fisioterapeuta Sheila . Su compañera Cristina, a su lado, recuerda que «la UCI es demoledora, las estancias muy prolongadas les dejan sin fuerza muscular».

Ahí están ellas, y sus compañeras de la UCI y la Unidad de Cuidados Intermedios (UCRI), que trabajan también con los pacientes antes incluso de que salgan de allí, en cuanto ha pasado el peligro. «Algunos no pueden ni moverse de la cama cuando llegan;empiezan de cero de nuevo, pero su esfuerzo y constancia es impresionante», señalan.

Óscar, tras pasar por la UCI, ha iniciado su rehabilitación en la Unidad del Zendal JAIME GARCÍA

Eso, sin contar con el factor psicológico de verte incapaz de vestirte o desplazarte solo. Las fisioterapeutas atienden entre 12 y 16 pacientes cada jornada, y reconocen «el esfuerzo y la constancia» que tienen:«Imagínate, personas que a lo mejor no hacían ningún ejercicio físico previamente, y ahora lo hacen a diario».

El tiempo de recuperación es muy variable, y depende de cada caso: «Hemos tenido personas que en poco tiempo, en una o dos semanas, se han puesto al día », recuerda el doctor López Araujo.Sin embargo, en otras ocasiones, cuesta bastante más. El internista recuerda que ha habido casos mucho más difíciles: «El que más, estuvo 108 días en esta unidad». Desde aquí muchos salen con deberes para casa, ejercicios que deben repetir periódicamente.

Grandes dependientes

Hay factores que perjudican la evolución, tanto de la enfermedad como de la recuperación:la obesidad, la edad, tener alguna cardiopatía o diabetes suelen ir acompañados de más secuelas tras el Covid. «Y también es muy importante la actitud de los pacientes:como yo les digo, la pesa la coges tú, no yo» . Y  como en todo, tan malo es pecar por defecto como por exceso:«Hay algunos con actitud proactiva, e incluso en ocasiones llega a ser temeraria, y hay que frenarles», señala López Araujo.

El doctor José López Araujo, jefe de la Unidad de Rehabilitación Integral del Hospital Zendal JAIME GARCÍA

La rehabilitación se practica en el Zendal desde el momento en que entran los pacientes, y en función de sus necesidades: calcula que la mitad de los que ingresaron han tenido algún tipo de tratamiento en este ámbito. Cuando llegan a esta Unidad, la fase aguda de la enfermedad ya ha pasado «y de hecho, ya no son contagiosos». Han tratado en ella a 149 grandes dependientes. La componen tres médicos, dos fisioterapeutas y las enfermeras y auxiliares, más la trabajadora social y la psicóloga.

A la labor de los rehabilitadores se une también la de la médico internista: Ángela Trueba, responsable de hospitalización , repasa los problemas con que se pueden enfrentar los pacientes con Covid-19: «A las secuelas del coronavirus, se le pueden unir infecciones secundarias tras el paso por la UCI, o por el cierre de la herida de la traqueotomía, o en la función renal... Nuestro trabajo consiste en que lleguen a la rehabilitación en las mejores condiciones de salud posibles».

La UCI es«un paso fundamental para recuperarse, pero les supone un estrés, una pérdida de masa muscular» y si la estancia es de más de un mes, recuerda, «se pierde sensibilidad también en los nervios, que tardan meses en regenerarse, y por eso pasan semanas, o en algunos casos meses, hasta que los pacientes vuelven a ser autónomos».

Llegan muchas veces «con miedo», pero el equipo y el apoyo psicológico que reciben «les motiva y, sobre todo, lo hace el ver los resultados».

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