Última oportunidad para la «cancha NBA» olvidada en Lavapiés

En junio, la instalación fue reabierta de la mano de Ecovidrio, convertido en «socio oficial de sostenibilidad» de la NBA. Fuegos de artificio dado lo efímero de su reinauguración . «La abrieron un día y al siguiente ya estaba cerrada», resume Jacobo Rivero, exentrenador de la cantera de Estudiantes y uno de sus asiduos. «Es el único espacio deportivo abierto a todo el mundo en el barrio», añade con una critica que, más allá del tiempo de demora, va dirigida a la propia remodelación: «La pista que dejó la NBA era muy buena para la práctica del baloncesto callejero, al estilo de las que hay en Nueva York».

Por ello no entiende el por qué de una renovación en la que se han colocado «unas canastas de juguete» . «Todo el que juegue habitualmente en la calle sabe que estos aros no van a durar ni una semana», incide Rivero.

Las obras, proyectadas en dos fases, afectan también a la pista de fútbol sala colindante, donde los operarios centran actualmente los esfuerzos. «En la primera, Ecovidrio arregló la cancha de baloncesto, que se inauguró un día y después se cerró de nuevo para ejecutar la segunda parte», resumen desde el Ayuntamiento, sin conocer el motivo de aquella puesta en escena: «Lo normal es que se hubiera abierto todo al mismo tiempo, pero fue un proyecto apalabrado por la anterior Corporación». Tras ello y después de estar los trabajos parados varios meses, sin motivo aparente , estos volvieron a reanudarse en los últimos días de septiembre.

Según el plazo fijado para que la empresa adjudicataria «entregue las llaves», el Gobierno municipal recepcionará la instalación durante la tercera semana de noviembre : «A partir de ahí, los técnicos comprobarán el estado de la cancha y se establecerá la fecha para su estreno definitivo».

Mientras eso llega, son muchos los afectados que llevan tiempo exigiendo una solución. Jugadores a título o individual o clubes como los Dragones de Lavapiés, agraciados con la bola de Kevin Durant, pero sin su pista habitual de entrenamiento desde su fundación cinco años atrás. «La temporada pasada nos dejaron el campo de La Cebada, pero este año está en obras», explica su presidente, Jorge Bolaños, consciente de la dificultad que implica para muchos de los alumnos el tener que adaptarse a las nuevas condiciones: «Hemos tenido que cambiar todos los horarios y reubicar a los equipos en Embajadores, 18, que es una pista reducida en la que solo practicaban los más pequeños».

A este perjuicio, cabe añadir la degradación de un espacio deportivo utilizado en los últimos meses como zona de «pernoctación» y consumo de alcohol y drogas. «Durante el tiempo que estuvieron sin obreros ni actividad, se metieron personas a dormir, muchas de ellas llegadas a raíz del desmantelamiento de la Cañada», recuerda un grupo de vecinos mientras señalan los barrotes arrancados por donde se colaban. Con esta tesitura, el Ayuntamiento es consciente de que hasta que no inspeccione la cancha y lleve a cabo los arreglos pertinentes, no habrá estrella de la NBA que resucite, por fin, el «Rucker Park» olvidado de Lavapiés.