Trampa mortal en la vieja mina de San Blas: «Esto no es un paraje»

Desde que en 2007 cesara la actividad, son ya tres jóvenes los que han muerto en las llamadas lagunas de Ambroz

Ayer, horas después de consumarse la última tragedia, un grupo de menores fue avistado en las inmediaciones

La destartalada valla, con carteles de advertencia, que rodea al hueco minero de Ambroz BELÉN DÍAZ

La tragedia en la vieja mina inundada de San Blas-Canillejas no fue fruto del azar. El vasto yacimiento de Tolsadeco (como así se denomina a la parcela), cuya explotación lleva paralizada desde 2007 tras caducar la vigencia y no haberse aprobado aún la ... prórroga solicitada, es hoy un peligroso espacio al que algunos adolescentes peregrinan casi a diario para divertirse en las llamadas lagunas de Ambroz. Pese a esta denominación popular, acuñada en los últimos tiempos por su parecido con los depósitos de agua natural, el enclave no es más que un hueco minero, anegado por las lluvias caídas en los últimos 14 años y otras acumulaciones procedentes de la cercana M-40.

Desde el cese de la actividad, son ya tres jóvenes, dos de ellos menores de edad, los que han perdido la vida en una zona de difícil acceso y terreno escarpado . La muerte en la tarde del martes de un menor tutelado de apenas 16 años no frenó la escalada de entradas a rebufo de las buenas temperaturas. Sin ir más lejos, un grupo de chicos fue desalojado ayer por la mañana cuando pretendían sortear la extensa valla perimetral, desgarrada por la acción de los vándalos en varios de sus flancos.

Más allá del idílico aspecto que puedan presentar las 'lagunas' en diversas fotografías publicadas en internet, lo cierto es que el territorio está rodeado por descampados interminables, otras minas de sepiolita activas y pequeños montículos de basura fruto de antiguos vertidos descontrolados. El 'embalse', no obstante, se ha situado en el centro del debate político por su posible valor medioambiental; una condición que no comparten en Tolsa S.A., la empresa responsable de su explotación. «Nunca hubo lagunas, tenemos estudios que demuestran que el valor medioambiental es muy limitado», señala a ABC el director facultativo de la compañía, Raúl García.

Un coche de la Policía Nacional en las inmediaciones, ayer por la mañana BELÉN DÍAZ

Esta explicación contrasta con la aprobación por parte del Pleno del Ayuntamiento de Madrid de una proposición para «calificar el entorno de las lagunas de Ambroz dentro de la red pública de zonas verdes y su inclusión en el Bosque Metropolitano». La propuesta, impulsada dos meses atrás por Más Madrid y apoyada por todos los grupos políticos, incluye también la creación de una Reserva Ornitológica Municipal en este ámbito, así como dos peticiones, una a la Comunidad de Madrid para que se proceda a la inclusión de la laguna grande dentro del Catálogo de Embalses y Humedales de la misma y otra al Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico para hacer lo propio en el inventario de Masas de Agua de la Confederación Hidrográfica del Tajo.

Altavoz mediático

A esta circunstancia se suma el altavoz de algunas personalidades de la política como la portavoz de Más Madrid, Rita Maestre («Madrid tiene un santuario de más de cien especies de aves. Un tesoro para la fauna y la naturaleza. Hoy hemos estado allí exigiendo que no se reabra la mina #SalvemosLasLagunasDeAmbroz», publicaba en Twitter en marzo), o la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, también de visita tras reunirse con los representantes de Tolsa y la comisión gestora de la Nueva Centralidad del Este para explicar el proyecto de conservación que el Ayuntamiento planea acometer dentro del citado Bosque Metropolitano.

Ello, unido a las reivindicaciones de grupos ecologistas y asociaciones de ciclistas como Pedalibre, ha colocado al enclave en el primer plano mediático, con el consecuente aumento de visitantes. Alarmados por las continuas incursiones, los responsables de Tolsa aseguran haber reforzado la vigilancia los últimos tres veranos. «Este fin de semana comenzaron las rondas dinámicas», recuerda su director facultativo, sin olvidar la labor que realiza todo el año un agente de seguridad: «El problema es que este terreno es muy grande».

Ahora, con la tercera muerte en el negro historial del hueco minero (un niño de 12 años y un joven de 21 fallecieron por ahogamiento en 2012 y 2018, respectivamente), la empresa mantiene que solo se recuperará la superficie si retoman la actividad y posteriormente rehabilitan el agujero. Para lograr su objetivo ya tienen la declaración de impacto ambiental positiva, pero siguen pendientes del plan de restauración y un permiso de bombeo del agua, expedido por la Confederación Hidrográfica del Tajo.

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