Tráfico de menores: hasta 20 niños y bebés hacinados en un piso y 14 horas de atracos al día en taxi y VTC
La Policía detiene al mayor clan rumano que traficaba con 37 críos que asaltaron a ancianos en 200 cajeros
«Mándame más chicos de menos de 14 años. Te pago 5.000 o 6.000 euros por cada uno», pidieron en algunos casos

Piensan, aunque sean niños, que su trabajo es delinquir. Porque es a lo que les han enseñado. Casi lo ven de manera normal». El que habla es uno de los investigadores de la operación Cajeristas, inédita en su esencia: una organización criminal rumana que controlaba ... a 45 menores de edad (37 de ellos, de menos de 14 años y, por lo tanto, inimputables), a los que mandaban a atracar sobre todo a ancianos en cajeros automáticos de las zonas más pudientes de los distritos de Centro, Retiro, Salamanca, Ciudad Lineal o Tetuán. Aunque residían en Getafe y contaban con otro piso franco en Fuenlabrada.
Lo de residir es una eufemismo, porque lo que los policías del Grupo XVI de Crimen Organizado de la Jefatura Superior de Policía de Madrid descubrieron era espantoso. «Ni siquiera cuando he visto homicidios me ha impactado tanto», confiesa un mando de la Udyco provincial.
«No eran las condiciones tan lamentables como las de las prostitutas, pero había hasta veinte menores en un piso de 50 metros. También niños de 3 o 5 años e incluso bebés durmiendo con adultos, varios en el suelo», describe. Aunque los menores estaban acostumbrados a manejar fajos de dinero. Acudían a diario a Madrid ciudad, muchas veces en VTC o taxi, cuando no los traían sus jefes o padres. Ahora, estos chavales, los que por su edad no tienen responsabilidad penal, están en manos de los servicios sociales.
A escupitajos
Esta triste historia tiene su origen en agosto de 2020. En las comisarías locales y de distrito empezaron a acumularse denuncias, sobre todo de personas de avanzada edad, que hablaban de lo mismo: habían sido víctimas de dos o más chavales, niños de aspecto rumano, que les habían asaltado cuando sacaban dinero del cajero automático.
Solían actuar en binomio (los más expertos) o en grupos de más chavales (incluyendo a críos de 8 y 9 años a los que llevaban para aprender, bajo la distante vigilancia de uno de los adultos del clan). Esperaban a que el cliente del banco metiera la tarjeta y el pin y, antes de que realizara el reintegro, se les acercaban, le empujaban o incluso llegaban a escupir en el cajero, para distrarle.
Cuando la víctima se enfrentaba a ellos, uno aprovechaba para teclear el importe (lo mínimo que se llevaban eran 600 euros y hasta 1.000) y huían.

«Hay chavales que tenían incluso cuatro detenciones en una misma semana» , explican nuestros informantes. Cuando eran inimputables, no se les podía arrestar, así que se los entregaban a sus padres (que eran los que les obligaban a robar); si tenían ya edad penal, el Grupo de Menores (Grume) los trasladaba a un centro abierto tras las indicaciones de la Fiscalía; pero, claro, se escapaban una y otra vez. Así, esta mafia se ha apoderado de cientos de miles de euros en más de 200 atracos. Y eso que hay muchos otros casos que no han sido denunciados o que no han podido ser identificados los autores por las cámaras del banco.
A raíz de este cúmulo de hechos, el Grupo XVI de Policía Judicial se puso manos a la obra en diciembre. Comprobaron que se trataba de dos clanes rumanos que actuaban conjuntamente y que sus cabecillas tenían antecedentes por hechos similares en otros países europeos.
También robos en viviendas
La mayoría de los menores eran de 12 o 13 años. Y, cuando se ‘quemaban’ (eran reiteradamente identificados por la Policía) o cumplían la mayoría de edad los quitaban de circulación. Muchos eran sus propios hijos o de otras familias similares a las que ‘contrataban’ a sus vástagos. En algunos casos, llegaron a llamar a contactos de su país para buscar savia nueva: «Mándame chavales de menos de 14 años y te doy 5.000 o 6.000 euros por cada uno» , venían a proponerles. Directamente, los compraban.
Estos chavales no estaban escolarizados . Sus jefes les enseñaban las técnicas de robo, incluso también para que desvalijaran viviendas (de ahí que se hayan recuperado joyas en los registros). Los había que mandaban a otras provincias y países de la UE.
Mansiones en Rumanía
Pese al carácter marginal de estos delincuentes, se conocían al dedillo el sistema legal español sobre menores, que claramente les dejaba carta blanca para sus ardides. Incluso les aleccionaban para que, cuando les pillara la Policía, no dieran ningún dato personal. Con las ingentes cantidades de dinero que sacaban de los niños, los mafiosos compraban o se construían mansiones en Rumanía.
Con la colaboración de cien agentes, el 13 de octubre se realizaron las detenciones y las entradas y registros. Se ha hallado documentación relativa al caso, entre ella pasaportes falsos o robados a terceros, y 10.000 euros en efectivo . El juzgado ha enviado a cinco de los principales acusados a prisión provisional , acusados de organización criminal, delito de trata de seres humanos con fines delictivos y contra los derechos y deberes familiares.
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