Las Torres Colón, al desnudo: el coloso encara su última transformación

Las obras del icono de la 'arquitectura suspendida', que acaban en 2023, han dejado al aire su estructura tras retirar la 'piel' naranja y el 'enchufe' de la cubierta

Pese a que los tribunales rechazaron parar de forma cautelar los trabajos, la Asociación para la Protección de Torres Colón formalizó la semana pasada una demanda que reclama un mayor blindaje del complejo

De izquierda a derecha, las Torres Colón antes de la reforma, en el ecuador de las obras y en el futuro diseño ABC

Erigidas de arriba hacia abajo gracias a un sistema ideado por el ingeniero Javier Manterola, las Torres de Colón nacieron de la mano del arquitecto Antonio Lamela (1926-2017) en la década de 1970 como un hito de la ‘arquitectura suspendida’. Las obras de remodelación del complejo ... , que comenzaron el pasado otoño, han dejado ahora al desnudo la prodigiosa estructura del coloso que le valió su inclusión en el Catálogo General de Edificios Protegidos del Ayuntamiento de Madrid. Tras un proceso de ‘deconstrucción’ en el que se le ha retirado su reconocible revestimiento anaranjado, la escalera exterior y el emblemático remate de la cubierta en forma de enchufe, el rascacielos encara ya su transformación que culminará en 2023 .

La remodelación implica demoler varias plantas inferiores, dañadas y que no cumplen con los requisitos de accesibilidad, que se reubicarán en la zona superior, donde desde hace casi tres décadas ha reinado el emblemático ‘enchufe’. En su lugar, se construirán cuatro pisos más. Todo ello se logrará sin llegar a modificar la altura total del inmueble, que seguirá alcanzando la cota de los 117 metros .

Como marca el blindaje aprobado por el Consistorio en junio, el diseño encargado por la propietaria de las Torres, Mutua Madrileña , al arquitecto Luis Vidal respeta la estructura interna original. Como avanzó ABC, los expertos en patrimonio señalaron que «los valores relevantes» que se debían proteger son los que forjan su sistema estructural «suspendido», que se representa físicamente en «la cabeza estructural, los tirantes y fuste o núcleo central de ambas torres». Por tanto, salvo esos elementos arquitectónicos que se deben mantener y restaurar de forma obligatoria, sí que se puede alterar su forma, volumen o materiales.

Esta resolución, como informó ABC, se topó con las alegaciones del hijo del arquitecto original, Carlos Lamela , y de otras entidades como Madrid Ciudadanía y Patrimonio o Ecologistas en Acción, que consideran insuficiente la protección aprobada. Tanto es así que el asunto ha llegado a los tribunales. El pasado diciembre, el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 13 de Madrid rechazó las medidas cautelares solicitadas por la Asociación para la protección de Torres Colón con el fin de que paralizaran la obra . Mientras se resuelve el recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) , la semana pasada se presentó una denuncia también ante lo Contencioso-Administrativo contra el Ayuntamiento en la que se exige, de nuevo, la suspensión de los trabajos y reclaman la protección completa de la estructura .

Hasta que la Justicia se pronuncie, los propietarios deben cumplir con lo estipulado, es decir, que durante las obras tendrán que reforzar los tirantes, el núcleo y la cimentación del complejo, ya que el desgaste del paso del tiempo y el agua subterránea los han debilitado. En esta intervención también se conectarán las dos torres, ya que desde 1992 solo estaban unidas por el ‘enchufe’. Gracias a esta actuación, la superficie de cada planta pasará de los 300 metros a los 800 metros cuadrados . En el nivel de calle, se aprovecharán las obras para eliminar barreras arquitectónicas existentes en los accesos desde Génova y el paseo de la Castellana. Todo ello estará envuelto en una nueva ‘piel’.

Consumo casi nulo

Cuando concluyan los trabajos, las Torres Colón se convertirán en el primer rascacielos de oficinas de España de consumo casi nulo , ya que, según subrayaron desde la aseguradora, solo utilizará recursos eléctricos de origen renovable. Además, consumirá un 60 por ciento menos de energía que un edificio convencional, lo que le permitirá generar cerca de cero emisiones de CO2, frente al alrededor de 1.000 toneladas anuales de CO2 que puede emitir un complejo de similares características. Asimismo, casi el 10 por ciento del consumo será generado por el propio complejo.

Estos resultados serán posibles gracias al aislamiento de su fachada y a la autogeneración de energía a través de un sistema innovador que permitirá producir agua fría para cubrir las necesidades de las instalaciones de climatización, producir electricidad para el consumo del inmueble y devolver a la red el excedente de producción. Las obras, acometidas por Dragados, supondrán un desembolso de 65 millones de euros para la aseguradora y, en total, generarán 600 empleos directos (200) e indirectos (400).

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