Toda una vida (30 años) como alcalde

Ninguno de estos tres municipios ha conocido otro alcalde que no sean ellos. A la vista de los apoyos recibidos en las últimas elecciones, ni falta que hace. Partida (Villanueva de la Cañada) recibió el 70% de los votos en los comicios de 2007; a Martín le votó el 80% de los habitantes de Cervera de Buitrago; y Rivera cuenta con seis de los siete ediles del Ayuntamiento de Torremocha del Jarama.

Pero el tiempo pasa. Treinta años dan para peinar muchas canas. Y en algunos casos las fuerzas pueden flaquear. De los tres regidores, sólo uno —Carlos Rivera— tiene claro que se presentará a la reelección en 2011. Partida y Martín prefieren seguir escondiendo sus cartas. Todavía es pronto para dar un paso al frente.

Futuro incierto

«No tengo claro si me presentaré —apunta el regidor de Villanueva de la Cañada—; la familia cuenta y hay que dar entrada a gente joven... Aunque tampoco me gustaría dejar algún proyecto a medio hacer». El alcalde de Cervera de Buitrago asiente con la cabeza mientras le escucha. «Yo también les daría un disgusto a los míos si repitiera. Pero también me pregunto en manos de quién iba a dejar el Consistorio si decido no seguir».

Mientras dilucidan el futuro, los alcaldes más veteranos de la Comunidad de Madrid recuerdan con cariño sus comienzos en la política. «Ahora es muy fácil ser alcalde. Lo complicado era serlo entonces, porque no teníamos ninguna base formativa. Lo único que existía era una tremenda vocación de servicio», comenta Luis Partida.

Matías Martín va un poco más allá. «Se necesitaba mucho coraje entonces para querer ser alcalde, ayudar a la gente y, sobre todo, apostar por el progreso».

Pero aunque el tiempo pase, los problemas siempre acaban siendo los mismos: el dinero. «La crisis nos está haciendo mucho daño ahora. Encima no tenemos muy claro hasta dónde llegan las competencias de las administraciones. Eso, y el modelo de financiación local, son nuestros principales caballos de batalla», dice Carlos Rivera.

«Es cierto —confirma Partida—, hemos pasado del centralismo estatal de principios de la democracia, al centralismo de las comunidades. Apenas tenemos recursos económicos y sin ellos no podemos hacer nada. Las Comunidades se lo han quedado todo».