MEDIOAMBIENTE
El Tajo a la salida de Aranjuez: viaje al punto negro de la contaminación en el río
Por el Día Mundial del Medioambiente, ABC recorre la confluencia con el Jarama y habla con la sociedad 'ribereña', que lleva más de 40 años movilizándose en defensa de su cauce
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Iniciar sesiónEl Padre Tajo . El río más largo de la Península. El que inspiró a Garcilaso en sus soledades amenas, el mismo que por Aranjuez , protagonista de esta historia, se remansó entre colinas yesíferas y fue dando verdor y cotos de caza ... inmensos para la Corte. También es ésta la historia humana del agua por encima de zapatiestas políticas, que van y vienen sin caso a siglas y sí al terruño y a quien ha crecido en una orilla de la España seca.
Es éste el relato del Jarama de Ferlosio , que baja lento a encontrarse con el Tajo en la llamada Junta de los Ríos, cerca del cementerio arancetano, en un contrariar lo que dictaba la Geografía de que el Jarama era afluente del Tajo (parece lo contrario). El mismo que en Toledo muestra espumarajos. Allí donde se prohibió el baño hace, en estos días, cinco décadas. Y luego la propia Junta de los Ríos, un lugar que fue lo más parecido al paraíso. Cuando la metrópolis no vertía lo que vierte y había un uso racional del agua.
El Tajo por Aranjuez, a nada de que se haga varón merced a las aguas pardas del Jarama , va a seis metros cúbicos por segundo y embalsado en dos presas, la del Embocador y la del Palacio Real. Allí, entre ambas, los piragüistas del laureado Club de Piragüismo entrenan durante nueve kilómetros en un cauce más bajo y tranquilo del que quisieran. Si no existieran esas barreras se podría ir andando de una orilla a la otra. Del Club al Jardín del Príncipe. También allí navega el barco turístico Curiosity entre niños que gritan y parejas que se deleitan con fresas.
Sangre y agua
En el modesto muelle del Club, Antonio Carrascosa , miembro de la Asamblea para la Defensa del Tajo de Aranjuez, se encuentra con Javier Rodríguez , presidente del Club que ha acabado su entrenamiento matutino. Rápidamente trasladan varias ideas con algo de angustia pero también de pedagogía. Carrascosa define a la sociedad ribereña del Tajo casi como una comunidad humana que llega a Lisboa y puntualiza que la Asamblea de la que forma parte lleva más de 40 años con diferentes formas asociativas. Hablan del caudal ecológico para la vida en torno al Tajo y también de algo más importante, que «los ríos no son una 'cacera' (localismo que equivale a mero canal de riego)». Es entonces cuando Rodríguez, deportista, saca una metáfora respecto a una pata transversal del reportaje, la del Trasvase Tajo-Segura : «Yo puedo y quiero donar sangre, pero no que me saquen el hígado».
Y es que los «piragüeros» y los de Aranjuez arguyen que en el inicio y en espíritu el desvío hídrico a Levante era para las aguas «excedentarias». Rápidamente, Carmen y su hijo David se unen a la parla, un motín tranquilo de Aranjuez aprovechando que la prensa pasa por allí. Carmen, aparte del polémico trasvase, cuando se le cuenta el propósito del reportaje de ir y pisar la confluencia con el Jarama se pone flamenca: «Veréis que es una situación tristísima que un río se junte con otro (el Jarama) que es una pura cloaca».
David, de treinta años, se ha quitado la camiseta y se vanagloria de andar desde los cinco años defendiendo a «su Tajo» . Carrascosa vuelve a la metáfora del «encefalograma plano» de la lámina de agua que envuelve a Aranjuez y pone como ejemplo la «exitosa» recuperación europea del Danubio. Sale a colación el problema del Mar Menor y Javier, que se va a la sombrita, abandona con educación el corrillo, donde se recuerdan los baños en la playa de la Pavera que los piragüistas y el pueblo entero han ayudado a regenerar. Y también que «a nadar, que era de señoritos, no nos enseñaban nuestros padres. Pero sí a no ahogarnos». Hay risas, desfila un pelotón de niños y al gamberrillo que arroja al suelo una botella vacía se le amonesta amorosamente.
En el famoso restaurante El Rana Verde, dos retratos en vinilo de Antonio Gades y Sara Montiel miran a un Tajo sin movimiento. Cuando se le pregunta casualmente al camarero por la llamada Junta de los Ríos, se lleva las manos a la cabeza, como advirtiendo del impacto visual que aguarda al visitante.
La Junta de los Ríos
Hay versiones. El Canal de Isabel II, en torno a los vertidos, asegura que «todos (...) están autorizados por la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) y cumplen estrictamente con las condiciones» de dicha Confederación. Es más, arguyen que «el 26% de las aguas devueltas» se someten «a un tratamiento adicional a la depuración: la regeneración, lo que les da una calidad muy superior» a las condiciones exigidas. La CHT, por su parte, en la Propuesta de Proyecto de Plan Hidrológico, destaca «la mejora del saneamiento y depuración» de las EDAR madrileñas de «La China, Butarque y Sur» que, según el Organismo, «condicionan además la calidad del Jarama aguas abajo de la confluencia del Manzanares y en menor medida del Tajo, aguas abajo de la confluencia del Jarama». Sí, la confluencia, la Junta de los Ríos, paraje del Legamarejo, motivo de este viaje.
Epicentro de los vertidos del Jarama al Tajo
A Madrid
MADRID
CASTILLA-
LA MANCHA
Aranjuez
Río
Jarama
Río Tajo
Río Tajo
MADRID
Río Tajo
ARANJUEZ
Av. de Loyola
R-4
M-416
Pº del Deleite
A Ocaña
A Toledo
Zona de
acumulación
de residuos
Fuente: elaboración propia /ABC
Epicentro de los vertidos del Jarama al Tajo
MADRID
Aranjuez
A Madrid
CASTILLA-
LA MANCHA
Río
Jarama
MADRID
Río Tajo
Río Tajo
ARANJUEZ
A Toledo
A Ocaña
R-4
Zona de
acumulación
de residuos
Fuente: elaboración propia /ABC
Con todo esto en el morral, Carrascosa guía a la salida de Aranjuez, a la famosa unión ribereña. El trigo se ha adelantado un mes a la cosecha y los mosquitos, teóricamente voraces, andan hipotensos por las calores tempranas de la tarde. Repentinamente se ve una garza y se llega al lugar de marras. Muy cerca de las vías del AVE, de la linde con Toledo y de la carretera de Andalucía. El Tajo, entonces, aparece como un mero regato que tributa al Jarama que baja lento, negruzco. El contraste es desolador, y eso que el Tajo no va libre de pecado. De contaminaciones «difusas» en términos expertos.
Y aun así hay 'vida': la de las algas que colonizan el Jarama crecidas por los nitratos, y la de los barbos del tamaño de un tiburón que andan desovando en el Tajo, más 'sano'. Una isleta de piedras le sirve a Carrascosa para volver a comparar que donde nos encontramos podría ser como un paraíso cristalino en mitad de la Meseta . Carrascosa se enjuga el sudor y recomienda no acercarse más a una «masa de agua» donde se puede morir de todo menos de un ahogo. Los barbos siguen a lo suyo, y el Tajo como una acequia que va a dar al Jarama, que es el morir.
Un río sano en palabras de la directora de la activa y multidisciplinar Cátedra del Tajo , Beatriz Larraz , «influye incluso en la felicidad» del personal. Se trata del Tajo, el de la célebre novela de José Luis Sampedro. El río que 'se nos lleva' los residuos madrileños lejos. Hacia Toledo, hacia Lisboa. Hacia la Mar Océana.
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