Sin vacunas y en la UCI del Zendal: «Hay que temer al Covid y no a la vacuna; el bicho está, no es mentira»
Ingresados y arrepentidos, dos pacientes del Hospital Isabel Zendal de Madrid que no se habían inoculado relatan su caso a ABC. La crudeza de la enfermedad les ha convencido de la conveniencia de inmunizarse en cuanto sea posible
Ronaldo convalece por Covid en el Hospital Isabel Zendal de Madrid, recién salido de la UCI y todavía sin vacunar
Una veintena de jóvenes caminan arracimados por el pasillo principal del Hospital Isabel Zendal de Madrid. Van mirándolo todo, con curiosidad inagotable. Un par se rezaga y mete la cabeza en la zona de UCI. Son e l nuevo grupo de sanitarios , recién llegados ... de otros centros para incorporarse a la plantilla del centro de emergencias. Le hacen falta manos: en un mes, ha pasado de 40 pacientes a 150 . Entre ellos están Ronaldo y Nelson, dos hombres jóvenes que acaban de salir de Cuidados Intensivos y aún pelean por recuperar su salud. Ninguno está vacunado. Ambos se arrepienten de ello.
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« Ni me di cuenta de que tenía Covid », explica Ronaldo, 38 años, sentado en pijama junto a su cama en el Zendal. De hecho, la enfermedad le llegó tan de sorpresa que aún hoy no sabe dónde pudo contagiarse. «De repente, me sentí un poquito mal, como que me faltaba el aire», y su familia le convenció para ir al hospital. «Iba sólo a que me revisaran, pero ya no salí de allí: me dijeron que estaba mal, que tenían que darme oxígeno, y que había que internarme. No me di cuenta de lo mal que estaba».
Muchas noches malas
Desde su hospital, el de Puerta de Hierro-Majadahonda, le trasladaron al Zendal. «Yo ni sabía la gravedad del asunto, porque estaba bien», repite, con su acento cadencioso. Cuando llegó, comenzó a percibir la gravedad de la situación. «Las enfermeras me atendieron, me socorrieron … les he hecho pasar muchas noches malas». Nada comparado con lo que tuvo que sufrir él mismo: la evolución de la dolencia obligó a llevarle a la zona de UCI, donde estuvo varios días.
De esa larga semana que pasó en negro apenas recuerda nada: «No, no estaba consciente de nada, ni de dónde estaba ni de con quién. De hecho, recién me estoy dando cuenta ahora, me noto ya más centrado, más equilibrado».
Con la recuperación ya bastante avanzada, Ronaldo confía en que le puedan dar el alta «ya la semana que viene», para poder «pasar la Navidad en casa, donde habrá que tomar muchas medidas, claro». Y además « vacunarse inmediatamente , porque yo no pienso volver a esto».
Otro paciente, Nelson, convaleciente en el Zendal, espera también poder vacunarse
En su caso, el contagio por Covid le pilló sin vacunar . No por negación, afirma, sino por «falta de tiempo: llamé un día desde casa y me dieron hora, pero como trabajaba temprano, lo iba pasando al día siguiente, y al otro...». La pandemia le alcanzó y «la verdad es que ni me he enterado de porqué ha pasado; y las consecuencias han sido gravísimas».
La lección la ha aprendido en carne propia: «Nadie sabe ni cuándo ni cómo va a ser. Yo estaba bien, en casa, tranquilo, sólo que me faltaba un poquito de aire, fui al hospital y empezó todo. De sorpresa». No deja de repetir a todo el que quiere oirle «que se vacunen en cuanto puedan, que cuiden a su familia y a sus hijos, y que se cuiden bastante».
«Ni sé dónde lo he cogido»
Muy cerca, conectado al oxígeno y al monitor que registra sus constantes vitales, Nelson (50 años) mira el mundo con otros ojos desde que se enfrentó al Covid-19. Tampoco estaba vacunado cuando se contagió por el coronavirus: «Yo no sé ni dónde lo he cogido. Estuve ingresado por diverticulitis, luego me dio gastroenteritis, luego anginas, y luego esto. Encima, al estar bajo de defensas, llegó el bicho y remató . Y encima he pillado el Delta, que creo que es el más letal», relata, en una cadena de desgracias que se han ido concatenando en su vida.
«Llevaba dos o tres días con 40 de fiebre; ya no podía más, no era normal». Fue a Urgencias: « Me hicieron la prueba y me detectaron el Covid ». Ocurrió en el centro de salud de su localidad, y «de ahí ya me llevaron al Hospital del Tajo, y luego me trajeron al Zendal».
Su situación no era buena cuando llegó: «Estaba jodido. Me pasaron a la UCI, no recuerdo cuántos días; me encontraba fatal, estaba intubado... creo que en los últimos dos días ya sentía un poco las cosas». Ahora está ya más recuperado, «aunque todavía no ha salido el bicho, hay indicios aún de que tenemos al visitante dentro» , reconoce. Califica de «espectacular» la atención que ha recibido en el Hospital de emergencias, donde «están 24 horas pendientes de nosotros, de que no nos falte de nada, pero de nada, desde lo más mínimo a lo más exquisito».
«Algo así te enseña mucho; lamentablemente, tenemos que llegar a los extremos para darnos cuenta de las cosas que hacemos mal, entre ellas no vacunarnos»
Una estancia larga en el hospital da para darle muchas vueltas a la cabeza: «Y tanto; yo creo que te regeneras; te reseteas, y creo que sales de otra manera de algo así. Te enseña mucho; lamentablemente, tenemos que llegar a los extremos para darnos cuenta de las cosas que hacemos mal, entre ellas no vacunarnos».
En su caso, fue una mezcla de circunstancias lo que le sirvió de excusa: «Yo estaba de los primeros para vacunarme, pero como soy alérgico al Ibuprofeno, los médicos al principio me dijeron que no; había mucha desinformación, era todo muy disparatado, con mucho miedo, la gente no lo tenía claro. Y tú te agarras a un clavo ardiendo, te engañas a tí mismo». Tras el paso por la UCI, sus dudas se han disipado totalmente: «Es preferible estar vacunado, aunque te de dolor de riñones, a estar intubado cinco, diez, veinte días, dos meses, como está la gente. A lo que hay que tenerle miedo es al Covid, y no a la vacuna», remata.
Lleva casi un mes en el Zendal «y no tengo ni idea de cuándo podré salir; la cosa va despacio ». Su mensaje a quien le escuche es nítido: «Que se vacunen, por favor, que no lo dejen. Los chicos, de la edad que les dejen, que sean los primeros, porque una criatura no tiene que pasar lo que hemos pasado nosotros. Ni nadie; esto no se lo deseo ni al peor enemigo». A quienes rechazan la inmunización, les insiste: «Hay que concienciarse que el bicho está, que es cierto, que no es mentira. Porque una neumonía no te aparece de la noche a la mañana, y a mí me apareció así».
Ronaldo y Nelson se quedan en sus sillones, frente a frente. A su alrededor, una veintena de compañeros de fatigas. Y en la sala anexa, otros tantos. Y otros. La batalla está lejos de haberse ganado .