'Sevillanía' en estado puro en un Miércoles Santo de esplendor en Madrid
Los Gitanos y Las Tres Caídas, dos de las advocaciones más queridas, firmaron unas salidas muy emotivas
Tres años. Tres primaveras han esperado los hermanos para demostrar su fe por el corazón de Madrid. Sin lluvia y sin confinamiento, ayer los cofrades de las hermandades de Los Gitanos y Las Tres Caídas , dos de las advocaciones más queridas, ... volvieron impregnar la capital con su espíritu de 'sevillanía' . «Es alegría, es gozo, es la demostración de lo que somos, de que tenemos en nuestro ADN a Los Gitanos de Sevilla… Es difícil de explicar», confiesa un costalero minutos antes de partir con la primera procesión del Miércoles Santo , de ocultarse bajo la parihuela de Nuestro Padre Jesús de la Salud. A las ocho de la tarde, después de dos años de parálisis pandémica y un 2019 frustrado por el aguacero, el Cristo y su Madre recuperaron su estación de penitencia.
Faltaba una hora para la primera 'levantá' y decenas de personas se apostaban expectantes en la céntrica calle del Carmen. Bajo las bóvedas de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis el revuelo era el mismo, pero salpicado de túnicas blancas y capirotes morados, que revoloteaban atareados ante las tallas de 1998 del imaginero Ángel Rengel . Las majestuosas imágenes, convertidas en un símbolo para los madrileños, abandonaron ayer el templo con un nuevo detalle entre flores y velas: lazos negros.
Los candelabros a los pies del trono de María Santísima de las Antiguas lucían ocho crespones de luto con los nombres de los hermanos fallecidos desde el 14 de marzo de 2020 . «Ahí está José Luis, que murió por el Covid, y ahí su mujer, Pilar, que murió tres días después», señalaba Carlos Elipe, uno de los miembros de la junta de gobierno de la Hermandad Sacramental y Carmelita de Los Gitanos de Madrid, aún con el rostro descubierto. «Imagínate el espíritu con el que salimos, todo lo que tenemos aquí concentrado», añadía. El propio Elipe regresó bajo el palio cuatro años después de su última salida, pues el Miércoles Santo de 2019 estaba ingresado en el hospital: «Tengo una lista de intenciones gigantesca y mis amigos me han pedido que pida por ellos».
Excelencia de los costaleros
La estación de penitencia es un camino muy duro, pero en Los Gitanos la viven con alegría. Y con ese gozo el Cristo y su Madre se alzaron ayer, con 35 costaleros debajo de cada uno de los espléndidos pasos, el del Nazareno y el de palio, marchando al compás de tambores y cornetas. Frente a los portones de la parroquia, en primera fila, había un bebé de seis meses, Tairo, en brazos de su madre. «Su presentación ante el Santo Señor ha sido hoy mismo, y el primer 'viva' va a estar dedicado a él», contaba Rosi, de 41 años, sin poder contener la sonrisa. «Vengo desde hace muchos años, desde que era jovencita, los que tenemos fe y devoción, ¿cómo no vamos a tener ganas de volver? Esto no tiene precio», reconocía. Las verjas de la parroquia chirriaron, los portones se abrieron, el retumbar de los tambores se aproximaba, la gente jaleaba. «¡Viva!»; el primero, para Tairo .
Jesús con la Cruz a cuestas deleitó con una salida y dos primeras 'revirás' impecables y, cuarenta minutos más tarde, lo hizo su Madre. «¡Viva el gitano guapo de Madrid!», se arrancó una señora. «¡Vamos a disfrutarla! Eso es, poco a poco, 'suavito' ahí», clamaba Curro, uno de los capataces. «¡Eso es, mira qué elegante y qué bien trabaja mi gente!», celebraba otro hermano, guía de los penitentes que, de costero a costero, llevaban a la Virgen. Y así siguieron los 'vivas' y los aplausos, mientras las cornetas y los tambores embellecían la atmósfera tan anhelada.
Hasta Madrid trajo las Tres Caídas el aroma de la calle Pureza de Triana , en la trasera de una de las riberas del Guadalquivir. La hermandad más joven de la capital, que refleja el dolor de Cristo en su subida hacia el Monte Calvario, donde le espera la muerte en la Cruz, recorrió La Latina y parte del Madrid de los Austrias recordando a todos los hermanos y fieles que se han quedado por el camino, como Jesús, en estos tres últimos años.
La Hermandad se creó a finales del mes de agosto de 2015, tras una reunión de amigos y partiendo de una idea del primer hermano mayor, Julio Rivera. Y el paso procesionó por primera vez en 2018. Con su propia banda de cornetas y tambores, la cofradía firmó ayer su tercera estación de penitencia, la más emotiva hasta la fecha.
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