Serrano: la enésima batalla entre Comunidad y Ayuntamiento

Las obras de remodelación de la calle Serrano han sacado a la superficie importantes restos arqueológicos, pero no sólo eso. Las obras han servido para poner de relieve, una vez más, las desavenencias entre el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid.

El detonante a esta ... última trifulca política ha sido el hallazgo de unos restos arqueológicos en una de las zanjas abiertas en la que es una de las calles comerciales principales de la ciudad. La dirección General de Patrimonio de la Comunidad ordenó al Ayuntamiento la realización de unas catas para investigar los restos hallados, en concreto una parte de la cerca de Felipe IV y una infraestructura hidráulica.

El cartel de la discordia

El Ayuntamiento decidió entonces suspender las obras y colocar unos carteles que ha provocado un enorme disgusto en el Ejecutivo Autonómico. Dichos carteles, ubicados en las cercanías de la Puerta de Alcalá y junto al Museo Arquelógico indican que las obras están «suspendidas para la realización de excavavciones arqueológicas exigidas por la COMUNIDAD DE MADRID». Las mayúsculas son las que aparecene en el cartel. Desde la Comunidad han tachado la colocación del cartel de acto de «mala fe» y han negado que la Administración regional haya ordenado ninguna paralización de las obras.

Este no es más que el enésimo enfrentamiento entre administraciones lideradas por unos dirigentes cuya rivalidad es notoria ya hace tiempo. Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón continúan con su particular Guerra Fría, una contiernda en la que uno y otro tratan de figurar en primera línea, pero que se libra a través de terceros.

Las batallas de esta guerra se libran muchas veces en torno a proyectos o medidas políticas en los que Comunidad y Ayuntamiento defienden opciones diferentes. La «batalla» de Serrano no es ni mucho menos el primer episodio de esta guerra. Ya con motivo de la reforma del eje Prado-Recoletos, Ayuntamiento y Comunidad andaron a la gresca. Al final, el equipo de Gallardón decidió fragmentar el proyecto para sortear la exigencia de la Comunidad de una declaración de impacto medioambiental. También a cuenta del Canal de Isabel II los consejeros de Aguirre y los concejales de Gallardón se lanzaron dardos envenenados. La Comunidad barajaba la opción de privatizarlo, pero no tardó en encontrar la réplica del Ayuntamiento, que cuestionó la viabilidad de sus intenciones.

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