La segunda ola de necesidad en Madrid: «No es comer, es un problema de empleo, alquiler, subvenciones...»
Cáritas Madrid ha detectado una tendencia al alza desde septiembre en el número de familias que requieren ayudas
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónYa no hay colas abrumadoras a las puertas del comedor social más antiguo de la capital, en el distrito de Chamberí. Tampoco frente a un pequeño local del barrio de Aluche, donde el pasado mayo perennes hileras de personas aguardaban hasta ocho horas para ... rascar algo que echarse a la boca. En la segunda ola del Covid-19 la tormenta de necesidad parece haber abandonado las calles. Sin embargo, sigue ahí; ahora, pasa más desapercibida.
Desterrada la urgencia desatada por el confinamiento y tras una tregua estival, la necesidad, siempre latente, ha regresado con ERTE que se alargan y trabajos precarios que se acaban. «No tenemos datos cuantificables, pero sí hemos notado una tendencia al alza desde septiembre en el número de ayudas y de familias atendidas por primera vez», aseguran desde Cáritas Diocesana de Madrid . En mayo, la organización compartió una fatídica cifra: entre el 15 de abril y el 14 de mayo las nuevas familias se triplicaron (2.354 frente a las 679 del año anterior). La situación todavía no desborda. Todavía.
Mientras, la telaraña solidaria entretejida en el pico de la pandemia a lo largo y ancho de la capital sigue en pie. Una vez al mes, cientos de familias acuden a la parroquia de San Juan de Dios , en la UVA de Vallecas, para recibir kilos y kilos de alimento, lotes que durante el confinamiento los voluntarios del templo llevaban puerta por puerta. « En España la gente no se muere de hambre, sino de necesidad . Ahora está viniendo gente que necesita otro tipo de ayudas. No solamente es comer, es un problema de empleo, de alquiler, de acceso a las subvenciones y al Ingreso Mínimo Vital (IMV), de pagar la matrícula para cursos de Formación Profesional (FP), el bonometro para buscar trabajo, la ropa de invierno...», enumera por teléfono el padre Gonzalo, párroco de la iglesia.
Las redes vecinales, algunas creadas a raíz del Covid-19, también continúan con su trabajo. La asociación vallecana Somos Tribu nació con el humilde propósito de hacer recados para los vecinos confinados; hoy ayuda a unas 500 familias, en cinco barrios de Puente de Vallecas, y ha recaudado cerca de 120.000 euros en los últimos meses. «Los recursos de los servicios sociales son ínfimos, no llegan, como tampoco llega el IMV. Las personas siguen sin trabajo, tienen poco dinero, no pueden pagar los alquileres...», cuenta Isidro Pérez, uno de los voluntarios.
Ayudas a 220.266 madrileños
Este distrito ha sido uno de los más azotados por la segunda ola , no solo en términos de incidencia del virus. Desde el 13 de marzo y hasta el 31 de agosto —los últimos datos disponibles—, el Ayuntamiento de Madrid ha entregado comida a 6.396 familias de Puente de Vallecas . Es el tercero en la lista del Consistorio, por detrás de Usera (9.420 familias) y Latina (11.182). En total, en los 21 distritos las ayudas municipales han llegado a 73.665 familias ; esto es, a 220.266 personas. «La situación sigue siendo muy complicada», reconocen desde el área de Familias, Igualdad y Bienestar Social. De hecho, ya hay un millar de «tarjetas monedero» en trámite, un mecanismo que se puso en marcha el 1 de septiembre y que dotará de entre 125 y 630 euros a 27.000 familias madrileñas.
Esperas de 2 horas
La fama asedió al local de la Asociación de Vecinos de Aluche hace meses, en el distrito de Latina, que aglutina el 17,6 por ciento de las ayudas municipales, por las llamadas «colas del hambre» . Aunque ya no duran horas y horas, la riada de familias, 600 de Aluche y 300 del cercano barrio de Las Águilas, desfila cada sábado por la calle del Queró. «Vienen 300 familias cada sábado. Las largas esperas no se repiten porque nos organizamos mejor, los dividimos por turnos. Si los respetan pueden esperar entre 30 y 40 minutos; si no, hasta dos horas», comenta Antonio (nombre ficticio), uno de los voluntarios que prefiere mantener el anonimato.
Redes vecinales más organizadas
En mayo, otra fila se extendía metros y metros ante los muros del comedor social de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl . Del centenario edificio, en el paseo del General Martínez Campos (Chamberí), salían 900 comidas diarias en la época más crítica. Pero a primera hora de la mañana de ayer, la escena era distinta; en pocos minutos, la cola, más corta, desaparecía. Hay una explicación. «A partir del 21 septiembre, intentamos volver a la normalidad. Antes las familias se llevaban la comida en el patio, ahora suben al comedor [en total, 90 familias] donde podemos darles una atención más directa», explica la directora del lugar, Sor Josefa Pérez Toledo.
Las hermanas también acogen a familias con menores en varios pisos, para que en el plazo de un año consigan levantar cabeza. «Este año no se ha movido ninguno, ha sido un año perdido , muchos de ellos están en una situación peor de la que entraron», lamenta Sor Josefa. A sus 64 años, esta crisis, y su gestión, preocupa. «La gente se rompe y luego es muy complicado rehacer esa vida. Es malo sentirse responsable de algo que no es tu culpa. No ayudamos por caridad, es por justicia , y se nos ha olvidado», declara.
Noticias relacionadas
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete