Patrimonio
Santa María la Blanca de Canillejas recupera su artesonado mudéjar
El templo abre hoy sus puertas a los feligreses para celebrar, con una misa, la restauración
La mano del hombre, que deja su impronta en todo lo que toca, es capaz de lo mejor y de lo peor. El rico patrimonio cultural e histórico de la región tiene algunos ejemplos de ello, con sus paradojas. La (a priori equivocada) decisión de ocultar un bello artesonado mudéjar con una bóveda encamonada de yeso y cal lo protegió de una destrucción casi asegurada en un incendio durante la Guerra Civil. El templo de Santa María la Blanca , celebra hoy, tras una intensa labor de restauración, la apertura a sus feligreses del presbiterio y de su espectacular techumbre, el mejor ejemplo de carpintería de lazo del siglo XV conservado hasta nuestros días en la capital. Un conjunto único, descubierto hace una década por el arquitecto Enrique Nuere, que se suma así al otro gran representante de este estilo: la iglesia de San Nicolás de los Servitas.
Declarada BIC el pasado mes de noviembre, esta parroquia del corazón de Canillejas es el orgullo de sus vecinos. «Esta restauración la va a poner en el mapa», explica a ABC el autor del proyecto de recuperación de esta singular estructura y director de las obras, Ignacio de la Vega . Con un presupuesto de casi 376.000 euros, invertidos por la Comunidad de Madrid en el marco del Convenio de Colaboración entre el Ejecutivo regional y la Provincia Eclesiastica de Madrid, esta «joya» ha sido devuelta a su estado original «con la menor intervención posible, sustituyendo las piezas que estaban dañadas empleando técnicas de la época». La consejera de Cultura, Marta Rivera de la Cruz , visitó ayer el resultado.
La madera, pintada parcialmente de blanco y dorado en su parte más baja –el arrocabe–, ha sido limpiada minuciosamente. «Debajo de los paramentos que rodeaban el artesonado ha aparecido un esgrafiado con escudos de la Orden Franciscana y ornamentación a candelieri –una repetición de motivos decorativos propia del Renacimiento– que ha sido rescatada y consolidada», describe De la Vega.
Carmen Córcoles, la técnico de Patrimonio que ha cordinado los trabajos, destaca el valor del conjunto y recuerda que está constatado que sobre la bóveda enyesada de la nave central existe otro artesonado, más sobrio, y con unos tirantes al estilo del de San Nicolás de los Servitas . «Existen unas imágenes tomadas en el año 1991 en las que se puede ver la estructura que hay oculta tras el falso techo», asegura. Sobre los motivos por los que se decidió cubrir añade: «Fue una moda bajo la creencia de que la madera fuera capaz de portar la peste y de las paredes encaladas eran más higiénicas».
Además de aprovechar la ocasión para impermeabilizar la cubierta del presbiterio, se ha colocado una nueva vidriera con la flor de lis, símbolo de la Virgen Blanca . El templo, cuya cabecera –levantada como un humilladero en el antiguo Camino Real de Aragón – data de 1449, dio cobijo a Santa Teresa de Jesús en varias ocasiones. «Después de estos meses, que han sido largos, se ha creado una gran ilusión. Ha merecido la pena», celebra su párroco, José Crespo .
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