Ruta por el Madrid de Arturo Soria: la utopía de unir el campo a su Ciudad Lineal

Preocupado por las condiciones de vida de los trabajadores tras el éxodo rural, el medio ambiente, la contaminación, el precio de la vivienda, la distribución de la riqueza, la despoblación del campo y la movilidad, apostó por urbanizar antes que construir para idear una barriada más sostenible. Una sensibilidad y unos retos que todavía son muy actuales; por eso, el pleno del Ayuntamiento aprobó el pasado martes por unanimidad reconocer sus méritos designándole Hijo Predilecto de la ciudad que le vio nacer y que lloró su muerte. Según narran las crónicas de la época, a su entierro acudieron más de 2.000 personas y su féretro se portó a hombros desde su gran obra, la Ciudad Lineal, hasta Las Ventas.

Junto a la estatua situada sobre el puente de la avenida de América, en la calle que lleva su nombre, el Ayuntamiento colocará una placa conmemorativa para recordar el centenario de su muerte , una efeméride que el Covid-19 impidió celebrar como merece. Precisamente, en este punto culmina la ruta que recorre el distrito y señala los hitos de su obra inacabada.

Las utópicas y revolucionarias ideas de Arturo Soria fueron materializadas en parte a través de la Compañía Madrileña de Urbanización (CMU). Desapercibido a los ojos de muchos viandantes, en la confluencia de la calle Arturo Soria con Alcalá, aún se conserva en un monolito la primera piedra que se colocó para construir las oficinas de la empresa con la que Soria arrancó su gran proyecto el 16 de julio de 1894 . Debajo de esa losa se colocó una cápsula del tiempo –una caja de plomo–, con una copia del acta de inauguración, impresos y monedas de la época. Después de varios usos, como cocheras para los animales que tiraban del tranvía –no se electrificó hasta 1909–, se quiso incluso ampliar para funcionar como casino. Hoy, la antigua sede de la CMU es el Centro Ocupacional Juan de Austria.

Arturo Soria imaginó ciudades lineales, en torno a una calle que ejercería de columna vertebral, que estaría conectada al centro de la ciudad con el medio de transporte más moderno de entonces: el tranvía. El proyecto inicial de la CMU pretendía circunvalar Madrid, como ahora lo hace la M-30 , mediante un Ferrocarril-Tranvía que uniera Fuencarral, Chamartín, Hortaleza, Canillas, Vicálvaro, Vallecas, Villaverde, Carabanchel y Pozuelo. Se plantearon 48 kilómetros, de los que solo se completaron 5,2 kilómetros. El lugar donde se situaban las cocheras del tranvía hoy se han convertido en una sede donde poder recuperar los puntos del carné de conducir.

El urbanista también ha pasado a la posteridad por idear el término «viviendas rurbanas» , un concepto de casas unifamiliares con jardín. «A cada familia una casa, en cada casa una huerta y un jardín», fue su lema. Su objetivo era que en Ciudad Lineal conviviesen familias de diferente clase social y que formasen comunidad, algo disruptivo para la época. En la parte posterior de las viviendas es donde se desplegaba el jardín, detrás de las habitaciones. Allí también podían plantar un pequeño huerto, el gallinero y el lavadero. El objetivo era que cada familia fuera autosuficiente.

El abastecimiento de agua fue un problema al comienzo del proyecto. Al inicio, el Canal de Isabel II les dio una concesión , pero la queja de Hortaleza, Canillas y Vicálvaro por el «trato de favor» a Ciudad Lineal provocó que se cortase el suministro.

Por esta razón, en 1911, en la calle del Arzobispo Cos, se tuvo que construir una nave donde albergar la máquina que elevaría el agua del río Jarama. En este punto de la misma vía aún se conserva uno de los pocos ejemplos de viviendas unifamiliares humildes que ha sobrevivido este siglo.

La pasión por el deporte también se plasmó en la Ciudad Lineal de Arturo Soria. En 1910 se inauguró un velódromo , que se encontraba entre las calles de Torrecilla del Puerto y Julián Hernández, hoy ya desaparecido. Fue la sede de la Escuela Española de Educación Física, la casa de varios equipos de fútbol y acogió campeonatos de España de ciclismo.

También se construyó un teatro con capacidad para 2.500 personas del que tampoco queda huella. Arturo Soria planeó un barrio que tuviera todo tipo de ocio: teatro-circo, frontón, casino, restaurante y atracciones como una noria y un tobogán. Este parque después fue ocupado por las industrias cinematográficas CEA , que también se demolieron en 1966. Justo allí es donde se encuentra ahora el monumento a Soria, en el epicentro de su gran proyecto.

Pero el urbanista no pudo ver su plan acabado. La Guerra Civil y la crisis económica posterior supusieron el abandono del desarrollo, que quedó limitado a la primera barriada, entre la calle de Alcalá y la avenida de San Luis. Aunque sus enseñanzas aún perduran.