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madrid rumbo al sur

Esperanza en un hospital para enfermos de VIH

Los expedicionarios de MRS visitan junto a una responsable de las Hijas de la Caridad un centro con 800 seropositivos, de los cuales 67 son niños

Esperanza en un hospital para enfermos de VIH j. l. cuesta

adrián delgado

En Batsdsen’la, la región del oeste de Camerún, hay mucho trabajo aún por realizar. Entre la niebla del amanecer, Dschang revela su imponente paisaje y los baobabs despuntan en el horizonte. Hoy el tiempo ha dado una tregua a los cien jóvenes de la séptima edición de Madrid Rumbo al Sur, proyecto de voluntariado de la Comunidad de Madrid. Gracias a él, los expedicionarios han podido entrar en contacto con la dura labor que las Hijas de la Caridad mantienen para impulsar el tratamiento contra el sida en una visita al centro sanitario que gestionan en dicha región.

Cada día más impresionados, y la vez más concienciados con la realidad social de este país, los chicos han visitado el Hospital de San Vicente de Paul . Allí, y de la mano de la hermana María Ángeles Mendaza, han tomado conciencia de la lacra que el sida supone para los africanos. Bilbaína de nacimimiento y religiosa sanitaria de profesión, esta Hija de la Caridad, lleva 14 años trabajando con enfermos contagiados de VIH.

800 seropositivos

«Tres cuartas partes de la población mundial contagiada de Sida vive en África. Camerún tiene la desgracia de que fue el último país del continente en tomar conciencia sobre esta enfermedad. Aquí hay mucho trabajo que hacer. Nosotras tenemos la misión de llegar a Dios a través de los pobres. Por eso, cuando mi familia me pregunta que por qué no me quedo en España para ayudar a nuestros pobres, les digo que aquí hago mucha más falta».

El centro, apoyado por Manos Unidas y Covide (Cooperación Vicentina para el Desarollo) ya cuenta con 800 personas registradas, que reciben tratamiento y atención personalizada contra el sida. Ente ellos se encuentran 67 niños que deben acudir mensualmente a recoger, de forma gratuita, los antirretrovirales que subvenciona el Gobierno de Camerún. «Aunque el Estado nos subvenciona estos tratamientos no está llevando a cabo una lucha eficaz contra el VIH. A veces no llegan y tenemos que luchar para que no nos reduzcan el número de tratamientos. Es una batalla constante», asegura sor María Ángeles.

Entre 20 y 50 años

La mayoría de los pacientes que atienden las Hijas de la Caridad tiene entre 20 y 50 años. La gestión del módulo especializado en el tratamiento contra el sida se realiza a través del proyecto Dream, en el que también trabajan la comunidad italiana San Egidio y activistas seropositivos que tratan de sensibilizar a los pacientes.

«Cuando yo llegué a Camerún no había más barreras contra el sida que el condón, la fidelidad y la abstinencia. Ahora hemos logrado dotar de una mejor vida a estos enfermos, entre otras cosas, potenciando el trabajo preventivo», asegura Mendaza.

Acuden a «marabúes»

A preguntas de los jóvenes expedicionarios de MRS, la hermana que ha explicado que en el centro recomiendan el uso del preservativo: «Sobre todo cuando no se sigue ningún tratamiento en parejas en las que uno de los dos no están contagiados. Con tratamiento, la carga viral se elimina y la contaminación es nula», ha afirmado esta enfermera, que ha sentenciado que la moral les empuja a utilizar el medio que haga menos mal».

Como recordaban hace dos días las Siervas de María a los chicos madrileños, Mendaza afirmó que la educación y la cultura ancestral siguen siendo uno de los handicaps más difíciles en su labor. En Camerún, el sida se mantiene «estable», aunque en algunas zonas no mejora por la tradición arraigada de acudir a los «marabúes» -brujos locales que juegan con la desesperación de los enfermos y que utilizan métodos que a veces ocasionan daños irreparables en los enfermos-.

«Sensibilizar a la población de que contaminar a otra persona es un crimen es muy difícil: se lo creen delante de ti, pero por detrás, nada», ha dicho. Muchos pacientes no aceptan que tienen el sida cuando las Hijas de la Caridad se lo dicen porque sienten miedo de ser «rechazados y aislados» por sus familias: «La sociedad no lo acepta, ni les tocan, como a los minusválidos, los disminuidos psíquicos o los enfermos de epilepsia, entre muchas otras».

Una nueva vida en Dschang

Tras las palabras de sor María Ángeles, los expedicionarios de MRS se han pasado por la maternidad del hospital para felicitar a una mujer que había dado a luz hace apenas una semana. Una vida que llena de esperanza a estas Hijas de la Caridad. «Yo nunca había visto morir a un niño hasta que llegué a aquí. Es muy doloroso. Por eso verlos nacer y crecer es una maravilla. Los niños de África son guapísimos», ha concluido Mendaza.

Tras esta interesante visita, la expedición se ha encaminado hacia la comarca de Batsen'la para visitar a su rey: Simón II. El “Fo”, como se le conoce en la zona ejerce de “mediador” entre la población que representa -unas 20.000 personas- ante el Gobierno central de Camerún y viceversa. Agradecido por la importante labor de cooperación y desarrollo que la Comunidad de Madrid está desarrollando en la zona, Simon II ha dado la bienvenida a Madrid Rumbo al Sur. Él ha cedido los terrenos necesarios para la ampliación del hospital de las Siervas de María en Dschang, donde los jóvenes han estado haciendo noche y cooperando hasta hoy, “Sed bienvenidos, me siento orgulloso de que estéis aquí. Esta es vuestra casa, queridos amigos españoles. Cuando lleguéis a España, seguid pensando en nosotros, ha concluido el Fo.

Al cierre de esta edición, el convoy de MRS se dirige hacia las escuelas salesianas de la Fundación Real Madrid, en el barrio de Bonbibang de la capital, Yaundé. Allí harán noche, para conocer por la mañana el proyecto Escuela Deportivas que el Real Madrid tiene allí.

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