Rivera de la Cruz: «Debemos explorar cómo dar soporte al ocio nocturno, es el más golpeado»

De todos aquellos planes, ¿qué ha dejado concretar el virus?

Hemos descubierto, y ha sido gracias a la pandemia, la enorme potencialidad que tiene el propio mercado cerrado que hay en la Comunidad. El madrileño era el viajero número uno fuera y se ha lanzado a descubrir su propia región. Hay localidades donde me confiesan que la hostelería ha ido mejor este otoño que en años anteriores. El reto es que cuando esto pase y se recupere la movilidad los madrileños sigan quedándose.

¿Qué más se ha descubierto gracias a la pandemia?

La capacidad de improvisación y la necesidad de la escena madrileña de hacer cosas. Hemos programado sin saber si se iba a hacer. Para suspender una cosa hacen falta, por desgracia, solo cinco minutos. Y nos ha pasado, pero esto manda. No esperar a que pasen las cosas, seguir hacia adelante y si hay que cambiar los planes no verlo como un fracaso.

Seguir adelante...

Es el gran triunfo que podemos apuntarnos todos. No se ha parado la maquinaria nada más que lo estrictamente necesario.

Pero hubo que parar, ¿cómo fue ese momento?

Recuerdo el día que hablé con todas las directoras de las bibliotecas públicas de la Comunidad para decirles que había que cerrar y fue muy triste. Era cerrar sin saber lo que iba a pasar. Pero esas conversaciones eran muy bonitas, porque todo el mundo me decía lo que íbamos a hacer después . Cuando acabé esas llamadas, tuve la sensación de que tenía un equipo de gente que desde el minuto uno estaba pensando en el día después.

¿Mucha presión?

Para seguir las administraciones tenían un extra de responsabilidad. Porque si nosotros no tirábamos no podíamos pedirles al sector privado que tirasen solos. Por eso hubo el empeño en abrir los Teatros del Canal enseguida –diez días después de que fuera legal abrirlos–, primero al 30, luego al 50 y ahora al 75% de aforo. Abrir fue casi un acto de rebeldía ante el destino que se nos había planteado.

Entonces no había certeza de que los teatros fueran un lugar seguro. ¿Fue una apuesta arriesgada?

Fue una apuesta que nos obligó a mirarlo todo con lupa. La víspera de reabrir los teatros yo no dormí nada. Temía la reacción de la gente, que nos abuchearan o que se saltaran las medidas de seguridad. Lo que nos encontramos fue un público que estaba tan deseoso de volver, que aceptó las condiciones. La visita de la Familia Real , a título privado, para ver la tercera sesión de Madrid en Danza fue un mensaje para la ciudadanía. Cuando la gente vio que los Reyes, la Princesa de Asturias y la Infanta acudían con normalidad a un espectáculo pues pensaron que debía ser un sitio seguro. Los empresarios privados también han arriesgado mucho tirando para adelante.

¿Hasta qué punto se miró con lupa?

Hablábamos con Sanidad a diario para saber si había habido algún tipo de incidencia relacionada con un teatro o una sala de conciertos. La experiencia de los Teatros del Canal ha servido para muchos otros teatros. Nos llamaban para que compartiéramos los protocolos que habíamos puesto en marcha. Vino el director del Teatro de Lieja (Bélgica) para ver de primera mano cómo lo estábamos haciendo.

El que no ha podido abrir es el ocio nocturno. ¿Cree que se ha hecho todo lo posible para ayudar al sector?

Es el sector con el que me siento más disgustada. Debemos explorar la posibilidad, de cara a 2021, de poder hacer algo más, encontrar la fórmula para dar soporte a estos negocios. Es el que está más golpeado y al que, además, es más difícil ayudar. A ver qué pasa con esos test rápidos o de aliento.

Los empresarios creen que por el camino se quedará el 45% de los locales, a pesar de la vacuna.

Es una mala noticia para Madrid y para todas las personas que viven de esos locales: empleados, proveedores... Tengo mucha esperanza en los test rápidos. Vamos a ver cosas que ahora mismo no podemos imaginar.

Hay heridas que siguen abiertas y críticas. ¿Qué es lo que más le ha dolido en este tiempo?

A una persona que se está arruinando no le podemos pedir que, además, sea justa. A veces te dicen cosas que te duelen. Pero hay que verlas desde la perspectiva de que es gente que ha trabajado toda su vida para levantar una compañía o abrir un teatro y que, de repente, viene una pandemia y le trunca todo. Todos podemos decir cosas que a lo mejor ni pensamos ni reflexionamos .

¿Cree que han cargado injustamente contra la Administración?

Yo también he descargado mi cabreo sobre otros. Al final la impotencia es tan grande... Yo me imaginé que podrían pasarme muchas cosas en mi cargo, pero esto no. Creo que hay que poner en barbecho todo lo que se dijo o se pensó en los meses peores.

La falta de turistas de fuera tampoco ayuda. Hace unos días ABC informó de que están a la caza del viajero estadounidense. ¿Cuál es la estrategia?

Vamos a intentar ser la primera región que apueste por recordar fuera que, cuando todo esto pase, Madrid está aquí y que es una ciudad segura.

Mientras, los alojamientos rurales están al 100% de ocupación. ¿Cree que le va a pasar factura al patrimonio natural madrileño?

Creo que hay que esperar un poco para sacar esa conclusión. En este momento ha habido una búsqueda radical de espacios en la naturaleza. Evidentemente yo soy partidaria de preservarlos igual que hay que proteger un determinado monumento. Si hay que aplicar restricciones en alguna zona en peligro, yo, como consejera de Turismo, me voy a plegar a lo que diga Medio Ambiente.

Se habla del «milagro de Madrid». A su juicio, ¿es un ejemplo a seguir?

Estoy segura de que Madrid es la región de Europa que tiene una vida cultural más intensa en este momento y, sobre todo, más reglada. Cuando yo les digo a mis colegas que tengo dos shows rodando en el teatro, y que estoy llenando dentro del aforo permitido, se hacen cruces. Estamos despertando interés fuera. He atendido a periodistas franceses y portugueses en mi despacho que se preguntaban: «¿Qué estáis haciendo aquí para que haya lo que no puede haber en otros sitios?». Cuando la prensa internacional habla del «milagro de Madrid» hay que convertirlo en una ventaja

Otros planes, como el relevo en la dirección de los Teatros del Canal, se han materializado en este tiempo pero, ¿se han logrado los objetivos deseados?

Blanca Li lo que ha traído es una ambición mucho más internacional. Queremos que haya un sello «Canal» que sea reconocible. En este tiempo ha arrancado el proyecto de la «Cuarta Sala» y está teniendo mucho éxito. Se le está sacando todo el jugo. Ahora va estrenar su primer espectáculo «Le Bal», de realidad virtual. Quiere jugar mucho con las nuevas tecnologías y aprovechar todas las posibilidades que ofrece este espacio. La exposición de Galdós (inaugurada anteayer), es un ejemplo.

¿Qué pasó con la tramitación, al principio del año, del Proyecto de Ley para modificar la Ley de Patrimonio?

Se estaban haciendo esas modificaciones, pero aquí [la Dirección General de Patrimonio] lo que se decidió es hacer una nueva ley porque esa fue incluso contestada por el Constitucional. Sé que está muy avanzada y que en los primeros meses de 2021 podemos sacarla.