El renacimiento flamenco del Teatro Eslava
El antiguo Joy Eslava ha reabierto puertas 'reimaginado' por el prestigioso diseñador francés Philippe Starck
Así luce el escenario, los balcones y la pista central de Teatro Eslava
Un concierto de Lori Meyers inauguró el pasado martes la nueva etapa de Teatro Eslava , que deja atrás sus tiempos como Joy Eslava con una espectacular remodelación integral que dejó boquiabiertos a los fans del grupo granadino. Y es que ahora, al entrar por ... el portal del número once de la calle Arenal, lo que se encuentra el visitante es una sala completamente diferente, 'reimaginada' de arriba a abajo por un prestigiosísimo diseñador como es el francés Philippe Starck , autor de reformas de multitud de grandes hoteles, restaurantes, boutiques y centros comerciales del mundo, y de edificios tan importantes como la del Museo Baccarat de París o el centro cultural La Alhóndiga de Bilbao, además de ganador de premios y reconocimientos como el Chevalier de l'Ordre des Arts et des Lettres de Francia.
La inspiración de Starck para este proyecto está en el flamenco, «que viene de la tierra, del desierto casi», explica el diseñador. «Es un fuego que te mantiene caliente y fascinado. Como la emoción del flamenco es tan pura, tan desnuda, tuve que hacer lo menos posible, cubrirlo todo radicalmente con barro rojo. La decoración es débil comparada con la belleza absoluta y el arte del flamenco. Creé lo mínimo; una cueva con luces tipo vela para acoger el fuego del flamenco».
Conservando la estructura arquitectónica original y varios elementos claves del patrimonio como las molduras, las barandillas, la bóveda del techo con su patrón original y los medallones de madera, Starck ha llevado a cabo importantes modificaciones en el histórico edificio, como con la construcción de una concha acústica dentro del teatro para proporcionar un mejor aislamiento fónico a la sala. Los acabados anteriores han sido sustraídos y reemplazados por materiales primarios y naturales, como Pastellone —un material milenario creado en la Antigua Roma— en paredes y techos, mortero para los suelos y terracota hecha a mano para los baños, y se han instalado lámparas Goodnight —diseñadas por Starck y editadas por la compañía italiana Kartell—, inspiradas en las velas tradicionales, que parecen flotar en los espacios de tipo gruta guiando a los visitantes a través del teatro. Por otra parte, en el exterior, la fachada se ha reconstruido como era antes de la década de 1980, sustituyendo la argamasa pintada en marrón por granito.
De esta manera, Starck ha limpiado el edificio existente de las diversas estratificaciones acumuladas a lo largo del tiempo para llegar a lo esencial, a su corazón, a su núcleo, «a este fuego central, a este grito primitivo que es el flamenco», dice el diseñador. «Sin decoración, sin adornos; solo una violenta y radical cueva de tierra roja, revelada por la luz de las llamas mágicas. Ahora Teatro Eslava es una gruta de tierra roja que brilla con mil velas modernas. Esta privación voluntaria acoge en su centro el fuego del llanto primitivo que es el flamenco. Toda España, toda Andalucía, toda la historia concentrada en un gesto, un sonido, una fuerza. Esta magia está protegida por un marco escénico hipnótico, obra de Ara Starck; abstracción violenta, reflejo del drama humano. Teatro Eslava es una obra de arte completa y monolítica a la gloria eterna del flamenco».
Efectivamente, su hija Ara también ha participado en el proyecto pintando las telas del Teatro Eslava «como un oleaje en un viento violento», describe la artista. «Como si descubriéramos, dentro de una cueva, una tormenta unos segundos antes de su desencadenamiento. Una exaltación contenida por un solo clavo».
Teatro Eslava inicia así un nuevo relato que seguirá sumando capítulos a la historia de Madrid. El espacio —convertido ya en una institución del legado cultural de la ciudad— ha sido, a lo largo de los últimos 150 años, testigo de numerosos hitos y se ha convertido en un icono de libertad y rebeldía; uno que vio nacer a autores como Federico García Lorca y acogió a algunas de los figuras de la escena política, artística y social más relevantes del siglo XX. En su última etapa —iniciada en 1981 y capitaneada por Pedro Trapote, empresario y pieza clave del ocio nocturno en la capital—, Eslava se convirtió en el hogar de multitud de artistas y 'socialites', y ahora, tras la pandemia, regresa con una visión completamente nueva que incluye dos propuestas fundamentales.
Una es OléOlá, un novedoso concepto de musical flamenco creado por la bailaora y coreógrafa Cristina Hoyos —hasta la fecha, la más galardonada de todos los tiempos— y el tres veces Premio Nacional de Teatro José Carlos Plaza. Diez años después de trabajar juntos por última vez, dos de nuestras figuras más célebres del teatro y el flamenco contemporáneo nos presentan un espectáculo en tres actos y en formato 'show-dinner' con una propuesta gastronómica ideada por Ansón & Bonet. Por otra parte, habrá una oferta de música en vivo enfocada en una amplia variedad de géneros de índole nacional e internacional, además de varios proyectos de clubbing repletos de contrastes y dirigidos a un público heterogéneo que harán valer la vanguardista infraestructura técnica con la que cuenta la sala, con 100 metros cuadrados de pantallas LED, un sonido con potencia de 40.000W, focos robotizados y 50 motores.
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