El «protocolo del 11-M» coordina a 1.500 bomberos, sanitarios, policías y voluntarios
Alrededor de 1.500 personas, entre sanitarios, bomberos, policías y guardias civiles, psicólogos, forenses y otros efectivos de emergencias participaron ayer en las tareas de ayuda a las víctimas del accidente aéreo de Barajas y a sus familiares. Todo Madrid reaccionó ante el terrible suceso, ... y el Gobierno Central activó el «protocolo de grandes catástrofes», que se puso en marcha tras el 11-M.
En el aeropuerto se desplegaron 450 agentes del Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil, entre ellos las unidades de Policía Científica, Criminalística y Seguridad. Su tarea: identificar los cadáveres y la investigación preliminar de las causas del accidente.
Pero además, hubo un fuerte dispositivo de emergencia. La Comunidad envió 150 sanitarios, 11 UVIs móviles, un camión de catástrofes, 5 vehículos de intervención rápida y 35 ambulancias de soporte vital básico, además de dos helicópteros sanitarios. El Ayuntamiento desplazó a 230 sanitarios y voluntarios del Samur, 20 unidades de soporte vital avanzado y 25 de soporte vital básico, además de 4 furgonetas con equipo y material médico, mientras que la Cruz Roja desplazó otras 22 ambulancias.
Además, acudieron 170 policías municipales y 70 bomberos del Ayuntamiento, 2 vehículos nodriza, cuatro helicópteros de bomberos de la Comunidad para la extinción de incendios —«bombarderos»— y uno de coordinación, además de cinco autobombas.
Para atender a los familiares de las víctimas del accidente, se pusieron en marcha más de 24 equipos de psicólogos. Y tanto el Ministerio de Justicia como la Comunidad de Madrid desplazaron a un elevado número de forenses para agilizar las tareas de reconocimiento de los fallecidos.
La activación del protocolo de grandes catástrofes implica, entre otros pasos, la concentración e identificación de los cadáveres. De ahí que se decidiera habilitar, de nuevo, el tristemente famoso pabellón 6 de Ifema, que también fue utilizado para este mismo fin tras los atentados del 11-M.
Hasta allí se desplazaron, también, varias unidades de emergencia social, con psicólogos y psiquiatras, para prestar ayuda a las familias de las víctimas. A continuación, recogemos el testimonio de algunas de las personas que participaron en el dispositivo.
David Caballos
Sanitario del Samur
«Cuando llegué, el avión estaba hecho pedazos y un montón de cadáveres completamente carbonizados... todo estaba quemado». Esta es la dramática escena que se encontró David, uno de los sanitarios de Samur que acudió de urgencia a Barajas. «El avión se encontraba roto en varios pedazos —cuenta David, con la voz entrecortada—. La parte central estaba al final de la pista, sobre una zona de lagunas. Todos los cadáveres que hemos evacuado del avión estaban completamente carbonizados, pero había más cuerpos en el fondo de esa zona pantanosa, que también estaban siendo sacados... era un ir y venir de camillas con víctimas».
A David no le tocó vivir el 11-M —comenta espontáneamente—, aunque califica la vivencia de ayer como «muy dura», en la que vio imágenes que «jamás olvidaré. Había muertos por todas partes y de todas las edades, incluso niños», señaló.
«Al principio los colocamos a ambas zonas del río—continúa—, pero vino el juez y nos comunicó que todos los cuerpos tenían que estar juntos, así que los ubicamos cerca de la pista. Después, hicimos una cadena humana de más de 60 sanitarios hasta la nave que había habilitado la Guardia Civil y la Policía Científica, y fuimos trasladando a las víctimas».
Según este sanitario del Samur de 35 años, había partes del avión por todas partes, y los pocos supervivientes que hubo, «fueron evacuados con rapidez». Alrededor de la zona del accidente, una zona de pastos, «todo estaba absolutamente quemado», producto de las llamas del avión cuando se precipitó sobre el suelo.
David se encontraba en su casa de Las Rozas, ya que no le tocaba trabajar, pero recibió una llamada a las 14.45 para que se trasladara inmediatamente al aeropuerto.
Carlos Arribas
Responsable del operativo de Bomberos
A las 14.30 los bomberos recibieron una alerta por la caída de un avión. Poco después llegaron a Barajas, comprobando que una aeronave estaba «completamente en llamas, a unos 200 metros por delante de la pista», comenta Carlos Arribas, el responsable del operativo de bomberos del Ayuntamiento en la catástrofe.
Según cuenta, llegaron al mismo tiempo que los bomberos del Ayuntamiento y de AENA, y comenzaron a extinguir el fuego y, «al mismo tiempo, a rescatar a los supervivientes». «Hemos tardado en apagarlo —añade— porque había una gran carga de fuego por el combustible, pero enseguida hemos comenzado también a retirar cadáveres y restos».
Según Arribas, al final del día había dos personas desaparecidas, a pesar de que habían peinado «toda la zona y varias veces». Sin embargo, puntualizó que la «Guardia Civil había encontrado tres restos de persona que podrían pertenecer a las dos desaparecidas». El último cadáver se ha retirado alrededor de las 21.00 o las 21.30, aunque mañana, «en cuanto salga el sol, a las 7.00, comenzarán de nuevo los reconocimientos en busca de los desaparecidos».
Óscar Rodríguez
Enfermero del Summa
Óscar Rodríguez lleva 11 años trabajando como sanitario del Summa. Cuando vio el desolador panorama a que se enfrentaban los equipos de emergencia, hubo otra fecha de infausto recuerdo que le vino a la mente: «Aquello era como el 11-M». Rodríguez cuenta con la entereza del profesional que «había más de un cuerpo hecho pedazos. La identificación será difícil.»
Pese a la dantesca situación a que hizo frente, afirma que no le afectará en lo personal: «Hay que aprender a dejar estos problemas en la taquilla; si los llevas a casa estás perdido».
Marcos
Voluntario de Protección Civil
También Marcos, nombre ficticio de este voluntario de Protección Civil, es un veterano en esto. Estuvo colaborando como voluntario en la matanza de Atocha y también a él lo de ayer le hizo pensar en los fatídicos trenes-bomba. «Aquello era terrible, pero más terrible es el momento de comunicar a los familiares la noticia».
Valentín Villa
Trabajador del aeropuerto
Para Valentín, operario de Iberia en la T4, como para ninguno de sus compañeros, el de ayer tampoco fue un día fácil. «Los trabajadores hemos vivido esto con mucha pena. Estamos muy afectados». Valentín cuenta que muchos compañeros se ofrecieron para colaborar con los equipos de emergencia: «Unos compañeros se han acercado al lugar y se han encontrado con algunos bomberos llorando impactados por la escena. Ha tenido que ser un verdadero drama».
Valentín y el resto de empleados de tierra de Iberia hacían ayer horas extra. Los que tenían que salir a las diez de la noche acabaron haciéndolo a las dos de la madrugada, pero a los empleados de la aerolínea no les pesaba: «Lo que querían es ayudar».
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