El primer jubilado del Zendal: «Terminar la vida laboral así es lo mejor que me ha pasado»
Celador en su último trabajo, Juan José García Matallanas se retira hoy en el Hospital de Emergencias tras vivir una experiencia «de impacto»
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónNunca imaginó Juan José García Matallanas que terminaría su vida como celador. Y mucho menos, en el último hospital público abierto en Madrid y en plena pandemia. Son esas piruetas del destino que nos esperan a la vuelta de la esquina. En su caso, ... el azar le han llevado a estar, hoy 2 de mayo, en el último día de su vida laboral. Será el primer jubilado del Hospital de Emergencias Isabel Zendal .
«Habla bien de este tipo, que es muy buena gente», nos dice un compañero con el que nos cruzamos, mientras vamos a realizar el reportaje gráfico del último día de Juanjo. El mismo mensaje que nos transmite su jefe, Borja Zamora:« Es buena persona y amable, y muy buen trabajador además; ha organizado las taquillas, numerándolas, y eso es un trabajo que perdurará después de que él se vaya».
Confiesa que cuando entró se le notaba «un poco de miedo, pero se adapta super rápido» . Como celador, se ocupa de repartir la uniformidad en los cambios de turno, tener ordenada la lencería, suministrar sábanas a las camas de hospitalización, y movilizar éstas cuando es necesario.
Desde los 14 años
Pero a Juanjo, que hoy cumple 63 años, le ha llegado la hora de descansar, después de una larguísima vida laboral que comenzó cuando apenas tenía 14 años. «Empecé como botones en una empresa de ingeniería cartográfica. Estuve varios años, y salí de allí de delineante. Luego he trabajado en distintas empresas: de automoción, en logística, hasta que la globalización se llevó la producción de la fábrica a Plonia», recuerda.
De ahí saltó a otras áreas, siempre agarrándose a lo que iba ofreciéndole la vida: desde Quesos Entrepinares a la Editorial Bruño o Amazon. Hasta que marzo de 2020 le encontró en paro y con 62 años. Pero Juanjo no es un hombre fácil de arredrar: no dejó de llamar a las puertas del mercado laboral , hasta que éstas se le abrieron por donde menos esperaba.
Riesgos
«Entre otros muchos sitios, manadé mi currículum al Hospital de Getafe, porque vivo muy cerca. Al poco me avisaron para trabajar en Urgencias», explica. «Me advirtieron de los riesgos, pero yo quería también colaborar contra el Covid » . En aquel momento, al inicio de la pandemia, «había muchos celadores de baja; por eso fueron llamando a los que estábamos apuntados. la gente no quería ir, porque les daba miedo».
Y no es raro; en su familia también lo sintieron: «Mi hijo pequeño me decía que total, para un contrato de tres meses, que es el primero que me hicieron, no merecía la pena, que él me daba de sus ahorros lo que iba a cobrar», recuerda con una sonrisa.
Su entrada en el mundo sanitario no pudo ser más complicada: «Era el 21 de marzo de 2020, entré a trabajar en el turno de noche de las Urgencias del Hospital de Getafe . Y lo que me encuentro allí son unas 150 o 200 personas sentadas, todas con botellas de oxígeno. Me pasé toda la noche vigilando las botellas y cambiando las que se acababan. Fue un enorme impacto».
Un impacto que se sucedió jornada tras jornada, en los meses más duros de la pandemia. «Cuando volvía a casa por las noches, me iba primero al garaje, me quitaba la ropa y la metía en la lavadora». Más tarde le trasladaron al Isabel Zendal, donde llegó el 21 de enero. «Hombre, al principio no me cayó bien, porque está a 40 kilómetros de casa, pero enseguida me acostumbré y me han tratado muy bien», asegura.
El miedo
La actividad hospitalaria en una crisis sanitaria de ámbito mundial como esta le ha dejado, sin embargo, un buen poso: « Me gustó mucho trabajar en Urgencias, y en general en los hospitales. Hombre, miedo tienes, cómo no», reconoce Juanjo. Como, por ejemplo, « las veces que he tenido que llevar yo solo en el ascensor a algún enfermo con el virus, y daba miedo, claro . Pero estábamos muy protegidos», señala este optimista por naturaleza.
En el otro lado, está el agradecimiento por haber tenido una actividad que le ha permitido sentirse útil: «Sobre todo en Urgencias, yo trataba lo mejor que podía a las personas que estaban allí dejando a un familiar enfermo , al que igual no veían más. algunos querían darme hasta propinas, y yo les decía:Ni se les ocurra, esto es mi trabajos.en urgencias, trataba de tratar bien a la gente cuando estaba allí, dejando a la familiar enferma. Algunos querían darme propinas y yo les decía: ‘ni se les ocurra, es mi trabajo’».
Un centro diferente
El Hospital de Emergencias, reconoce, «es distinto de los otros: tiene sus peculiaridades, pero me gusta» . A Juanjo le llegaron, igual que al resto de los españoles, las críticas hacia el Zendal. «Claro que las escuchas, pero cuando estás dentro, ves que no tiene nada que ver lo que se dice y lo que se ve. Es muy distinto del Hospital de Getafe, pero se trabaja bien. Y, de hecho, los pacientes se van muy satisfechos».
Hasta le ha tocado visitar a algún conocido en los pabellones del Zendal: aprovechando algún hueco en la jornada laboral, «me acercaba a saludar a un hermano de un vecino, que estuvo aquí ingresado».
En el Zendal también ha colaborado a organizar las colas en el pabellón dedicado a las vacunaciones . Y allí también se ha encontrado con ese lado humano que tiene siempre la Sanidad: « Había personas que venían con miedo , sobre todo los primeros días, cuando vinieron los profesores, alguno te decía: ‘Yo no quiero ponérmela, porque me da miedo’. Y al final tenías que animarle, decirle que esto es como si un alumno dice que le da miedo hacer un examen; tu obligación es ponértela».
Algunos les contaban sus temores, otros «sus penas, y muchos venían tan contentos, y hasta se hacían selfis o querían que les hicieras fotos de recuerdo. Tenías que decirles que no, porque eso retrasa la cola y todo el proceso, y es mucha gente la que tiene que pasar», comenta.
Juanjo predica con el ejemplo. «Sí, yo estoy vacunado; me la pusieron en el Hospital de Getafe, de hecho, cuando llegué al Zendal ya estaba inmunizado» .
Montañismo
Después de décadas de trabajo intenso, en el que «he procurado adaptarme a todo en la vida» , Juanjo termina hoy su guardia, y lo hace en el Zendal. « Terminar la vida laboral así es una maravilla, es lo mejor que me ha pasado . Me ha llenado mucho. Agradezco la oportunidad que me ha dado la vida de cerrar aquí este ciclo».
A partir de ahora, espera encontrar más tiempo para sus aficiones:el senderismo y la fotografía. «Estoy en buena forma, practico montañismo con un grupo y vamos mi mujer y yo . Soy el encargado de hacer las fotos del grupo, por mi afición». Cuando pase la pandemia, «espero poder viajar un poco, cuando se pueda».
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete