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El presagio de una interna en Los Nogales: «Tiraron folios en los que se leía “Aquí se maltrata a ancianos”»

Familiares de los internos muestran su preocupación y piden más control a la hora de contratar personal

Dos de los trabajadores señalados golpean a una de las ancianas, en mayo del año pasado ABC
Aitor Santos Moya

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Un día después de conocerse los tratos vejatorios sufridos por dos ancianas a manos de tres empleados de la residencia que el grupo Los Nogales tiene en Hortaleza, la preocupación entre los familiares del resto de internos es más que evidente. Hasta el centro, ubicado en el número 12 de la calle de Alcobendas, se acercaron ayer los tres hijos de Pilar, de 86 años y alojada desde hace casi cinco, para intentar hablar con la dirección. No lo consiguieron . «Nos han dicho que están reunidos y por ahora no sabemos nada», afirmaba Natividad, tras separarse momentáneamente de sus hermanos.

Enferma de alzhéimer y en silla de ruedas desde hace meses, esta octogenaria dejó hace un año de comer sola. «Venimos muy a menudo a darle la comida», señalaban poco después sus hijos. Cuando no pueden acudir, son los trabajadores los que se encargan de ello, sin que hasta la fecha hayan detectado algún comportamiento anómalo hacia su progenitora. Natividad reconoce que tras escuchar la noticia, apenas ha podido pegar ojo: «Yo pensaba que estaba todo controlado. Lo único que veíamos es que el personal era muy escaso, pero siempre ha sido así».

Como la mayoría de familiares, piden la instalación de cámaras y otros elementos de seguridad que garantizan que estos hechos no se vuelvan a repetir. También que amplíen el número de personal . En la misma línea, Juan Antonio, que mantiene internada en la residencia a su madre, Eloísa, desde hace un año y dos meses, aseguraba también ayer que intentará denunciar la «falta de control» que, a su juicio, reina en el centro. «No es una mala residencia, pero no es normal que los trabajadores entren y salgan cada poco tiempo y no todos estén cualificados para desempeñar funciones de gran sensibilidad», apuntaba.

Eloísa, de 89 años y con un problema de movilidad que la impide caminar con normalidad, es una de las internas que tiene autorización para salir por su cuenta del recinto. «De la cabeza está perfecta», proseguía su hijo, antes de hacer referencia a un extraño suceso que le relató su madre tiempo atrás: «Me dijo que en el parque de al lado había visto unos papeles rotos en los que se podía leer “En esta residencia se maltrata a los ancianos”».

Pese al escándalo , algunos familiares explicaron que nunca habían tenido problemas. «A mi madre siempre la han atendido correctamente», señalaba un hombre, sin querer dar más explicaciones. Otros, en cambio, mostraban sus dudas dada la gravedad de las imágenes . «Lo único que te puedo decir es que el último día que vi a mi cuñado tenía las piernas vendadas», subrayaba un anciano, en alusión a Julio, de 91 años, cuyos cuatro últimos los ha pasado en la misma residencia: «Pregunté a los cuidadores y me dijeron que las tenía vendadas porque se rozaba una pierna con la otra». Tras el shock inicial ante los repulsivos ataques, el miedo a otros posibles casos se ha extendido en Los Nogales.

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