caso ussía
Pitoño, acorralado en el banquillo
El acusado afirma que Ussía se tropezó, y los otros dos porteros dicen que les vieron forcejear en el suelo
A Antonio Sánchez Serrano, «Pitoño», no le dan la razón ni sus ex compañeros de banquillo. Ayer, durante su declaración en el juicio por la muerte de Álvaro Ussía, el principal acusado negó aspectos esenciales: la expulsión de la víctima de El Balcón de Rosales; ... la discusión entre Ussía y un amigo; la agresión, y el estado en que quedó la víctima justo después. David Sancio y David Alonso, imputados como cooperadores necesarios en el homicidio, no hablaron de paliza, porque no la vieron, pero sí de un encontronazo entre Álvaro y «Pitoño» que acabó con la rodilla de éste sobre el pecho del fallecido.
El famoso «Pitoño» —como él mismo reconoció que le apodan—, de 35 años, comenzó asegurando a la fiscal que él trabajaba sin contrato para Fortesa, la «empresa de servicios» a la que subcontrataba la discoteca tanto el personal de seguridad como los camareros y pinchadiscos. Era coordinador de los diez porteros de El Balcón. Aseguró que hizo un curso durante cuatro o cinco meses para ser escolta, pero negó que le instruyeran en defensa personal.
Y fue al fondo de la cuestión, la madrugada del 15 de noviembre de 2008. «Yo estaba fuera, en la puerta, hablando con varias personas. Vi salir a dos chicos, uno de ellos gritando e insultando a la gente: “¡Maricón, gordo, foca, putas, zorras, me cago en tu puta madre!”», dijo, en referencia a Álvaro Ussía. Aseguró que no creyó que le insultara a él. El amigo con el que salía la víctima era Rafael Lebrusán.
«El chico [en referencia a Ussía] estaba muy nervioso y alterado, gritando a la gente, en un estado alto de embriaguez. Yo estaba a unos tres metros de la puerta y por allí había de 12 a 20 personas más», añadió.
Entonces, dijo, David Sancio, otro de los porteros acusados, salió de la discoteca y pidió que dejaran de insultar y se marchara. «Lebrusán le dio un golpe en el pecho a Álvaro mientras decía: “Vámonos ya”, y comenzaron a subir las escaleras» que dan al paseo del Pintor Rosales.
«Quise hacer un bien»
Entonces, otro grupo de jóvenes, en el que había «tres o cuatro chicas», bajaba hacia El Balcón, «y Álvaro les insultó, les plantó cara y se fue hacia ellos, como para pegarse». «Subí las escaleras y le dije a Lebrusán que se llevara a su amigo». ¿Por qué lo hizo si ya estaban fuera de la discoteca, su zona de trabajo? Respuesta: «Por evitar una pelea y hacer un bien».
«MC»Según «Pitoño», Lebrusán y Álvaro comenzaron a forcejear entre sí, hasta el punto de que la víctima increpó a su amigo. «Les cogí y les subí los pocos escalones que quedaban para que llegasen arriba. Les separé, para que no se agredieran. No sé lo que pasó; Álvaro resbaló o tropezó, se cogió a mí, y me llevó con él. Mis rodillas estaban a la altura de sus rodillas o de sus muslos. No me golpeó en ningún momento, pero estaba muy nervioso y agresivo, yo le decía que se tranquilizara», señaló el acusado sobre el punto más importante: la agresión, que según la Fiscalía y las acusaciones, se produjo con un rodillazo de este acusado sobre el pecho de la víctima, a la que le partió el corazón.
Luego, dijo, ya en el suelo, «Álvaro movía las manos». «Se las agarré para que no me pegara. Empezó a dar arcadas. Sufrió un cambio drástico —continuó—, pasó a vomitar y a echar bilis. Como no sabía si le estaba dando un ataque de epilepsia, le puse de lado. Vinieron entonces tres chicos que dijeron que eran de la Cruz Roja; a otro chaval le dije que llamara a una ambulancia. Después se fue cuando llegó el Samur. Yo regresé a la discoteca porque creía que no era algo como para darle mayor importancia, que era fruto de la borrachera del muchacho». Aseguró que no le pegó: «Era muy alto, me sacaba una cabeza. Se notaba que estaba muy borracho».
Por contra, David Sancio, de 34 años, explicó que no cree que el fallecido estuviera borracho, y fue al grano: «Vi a Antonio dar un bofetón normal a Álvaro —tampoco le dio muy fuerte— para que se calmara y apartó a Lebrusán. Aquello era un caos. Antonio subió sólo al chico». «Antonio tenía agarrado al chico apartándole del barullo de gente —añadió—. Vi un golpe en el tobillo; ya no vi más porque oí gritos o un ruido de cristales hacia mi derecha». Cuando volvió la vista hacia la trifulca «Antonio estaba encima del chico con una rodilla sobre en el pecho», en contra de lo declarado ayer por «Pitoño». Es más, el propio Sancio, en la fase de instrucción, habló de que le había hecho un barrido y de que se tiró a plomo sobre Ussía. «Entonces, al estar detenido, se me vino el mundo encima. Realmente, yo no lo vi. Lo supuse».
«Despiértalo»
Sobre los golpes posteriores, Sancio dijo ayer que Pitoño «estaba como agarrándole el brazo o dándole un golpe en el lateral. Vi un forcejeo, un movimiento de manos. Le grité a Antonio: «¡Estate quieto, vale ya!”, y me dijo “No le pasa nada”. Le dio unas bofetadas, como para reanimarle». Toda la secuencia, aseguró, «duró 20 o 30 segundos».
El último de los tres imputados, David Alonso, de 27 años, manifestó que vio a «Antonio encima de Ussía, agarrándole una muñeca, mientras le decía que se estuviera tranquilo. Tenía la rodilla izquierda sobre él. No vi que le golpeara. Le intentaba parar los brazos», precisó. «La última vez que vi a Álvaro estaba inmóvil, boca arriba, y le dije a Antonio que le despertara», extremo que negó «Pitoño». Eso sí, negó que los otros dos imputados participasen en los hechos.
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