Desde las ventanas de la desaparecida Fonda de la Vizcaína , en la calle Mayor esquina a la Puerta del Sol,tal vez Hans Christian Andersen se inspirase para escribir «El patito feo», «El soldadito de plomo o quién sabe si «La sirenita». ... Porque este inmueble, conocido como Casa Cordero o Casa del Maragato, y regentado en tiempos por Ramona Berdorrain , fue residencia madrileña del escritor y poeta danés en 1862. En su recuerdo, en ese mismo lugar se ha instalado una placa del Plan Memoria de Madrid.
El delegado de las Artes, Fernando Villalonga , ha descubierto esta placa, que recuerda el viaje que el escritor -autor también de «El traje nuevo del emperador» o «La princesa y el guisante»- realizó por España, y que incluyó visitas a Granada, Málaga, Alicante y Madrid.
En su diario, Andersen hace referencia a la desaparecida Fonda de La Vizcaína, fundada en 1846, y donde según dicen las crónicas se acostumbraba a ofrecer «platos al gusto extrajero, sin abundante aceite y ajo». En recuerdo del conocido cuentista, cuyas historias han acompañado la infancia de tantas generaciones, el Ayuntamiento madrileño le ha instalado la placa en el lugar en que estuvo la fonda.
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