Picasso visto por su barbero

Picasso visto por su barbero

Su gran amor a España, su ideología y su afición a los toros unieron, de por vida, a Pablo Picasso y a Eugenio Arias. Se conocieron, en el exilio, por algo tan doméstico como los cortes de pelo. Eugenio era barbero. Ya lo fue en ... su pueblo, Buitrago del Lozoya. El exilio le llevó a instalar su negocio en Vallauris, en el sur de Francia. Allí tuvo de cliente al genio malagueño. Pintor y barbero compartieron nostalgia, sueños, vidas familiares, amigos e inquietudes.

Muchos de los recuerdos de aquella etapa se muestran, para regocijo de todos, a partir de mañana viernes en la sala de exposiciones del Edificio Polivalente de Buitrago, junto al Ayuntamiento. Se llama «El barbero de Picasso» y se mantendrá hasta el 23 de junio. Es un recorrido por la vida de Eugenio Arias. Pero también una forma inédita de acercarnos al lado más humano del pintor.

La exposición está compuesta por 140 piezas. Todas, menos tres, han sido prestadas por la familia Arias. Esas tres -fotografías- son un regalo para esta muestra de Cathy Hutin, hija de Jacqueline Roque, la última esposa de Pablo Picasso. Además de retratos, hay materiales originales e inéditos de Rafael Alberti y Santiago Carrillo; obras de André Villers, Ortega y Gasset, Chillida, Jacqueline Roque y del propio Picasso. Hay carteles, dedicatorias o un ejemplar de «Sueño y mentiras», de Francisco Franco. Como mostramos en esta página, también se recuperan una portada y una página de ABC sobre las que el pintor realizó alguno de sus trazos.

El «embajador»

Esta exposición sirve para celebrar el 25 aniversario del Museo Picasso de Buitrago del Lozoya, abierto el 5 de marzo de 1985, y donde ya se guardan piezas de la colección que ahora se amplía donadas, en su día, a este municipio serrano por el propio Eugenio Arias, «un vecino que se exilió a Francia», según cuentas las crónicas del lugar.

Lo cierto y verdad es que Picasso y Arias se conocieron en 1948. El pintor acudía, en Vallauris, a la barbería de Eugenio. Ambos, comunistas y exiliados, se hicieron íntimos amigos. También les unía, como queda dicho, su amor por España y su afición a la Fiesta Nacional. Muchos no dudan hoy de la importancia de Arias como «embajador» de Picasso en el ámbito comunista. Eugenio murió en 2008. en Vallauris, pero regresó a España y a su pueblo, Buitrago, tras la muerte de Franco. No fijó residencia aquí pero sí abrió casa y venía a ella con frecuencia, sobre todo en verano. Los dos hijos de Eugenio nacieron en el exilio. Viven en Francia, vienen mucho a la casa familiar de Buitrago y han mostrado una especial ilusión en esta exposición sobre los recuerdos que atesoró su padre.

La muestra, según ha dicho a ABC el alcalde de Buitrago, Ángel Martínez Herrero, «nos lleva por seis espacios de la vida de Eugenio». La primera, «En esta sierra nací» relata sus orígenes, su militancia y cómo creo su peluquería donde, por extraño que parezca, puso la primera biblioteca del pueblo. El segundo tramo es «De esta sierra salí». Habla del exilio, su militancia en el «maquis», su vida en Francia, su navaja, su diccionario con el que aprendió francés para pasar la frontera y hasta brazaletes de la Guerra Civil.

La capa, con el Real Madrid

El tercer episodio está dedicado «Al gran amigo»: Picasso. Y charlas sobre los toros, el comunismo, fotos, acta de matrimonio firmado por Picasso como testigo de boda ...

Porque aunque la amistad era grande, también lo era la diferencia de edad: se llevaban 20 años y, de ahí, que el pintor se refiera a Eugenio, muchas veces, como su «hijo». Se exponen dos cartas de Carrillo en las que éste escribe a Eugenio para que hable con Picasso y que, así, el pintor les vuelva a hacer algunas obras que sirvieran para financiar al Partido Comunista, tieso de fondos en aquellos momentos y, además, en el exilio.

La cuarta parada es para «La gran amiga», dedicada a la última esposa del genio malagueño, Jacqueline Roque. Y se narra cómo ésta pidió a Eugenio una capa, la famosa capa de Picasso, que ella quería regalar a su marido. Eugenio se las ingenió para comprarla en Casa Seseña, de Madrid. Llegó a ellos con el Real Madrid cuando jugó un partido en Niza.

El quinto episodio es «A esta sierra volvemos». Eugenio regresa a Buitrago. El reencuentro con sus paisanos. Viene cargado de recuerdos de su amistad con Picasso. Con el sexto paso, «Con el sol de la amistad» saldremos de la exposición con una obra que el genio malagueño le pintó en un libro a Eugenio.

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