El pederasta en serie de Valdeavero: «Si me denunciáis, mis amigos os matan y os meten en una furgoneta»

Precisamente, esa era la edad del mayor de los niños a los que presuntamente vejó. El más pequeño tiene 4 años. La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil le detuvo después de varios meses de investigación, de recibir un relicario de testimonios monstruosos de las atrocidades que presuntamente el ‘Toba’ les hacía . Incluso amenazas: «Si me entero de que me habéis denunciado, llamaré a unos amigos que tengo para que os maten, os metan en una furgoneta y no se sepa más de vosotros». Se encuentra desde el 17 de diciembre en la cárcel de Alcalá-Meco, donde ya ha sido objeto de alguna paliza por parte de otros internos.

Tiene abiertas causas en dos juzgados. En uno de ellos, por nueve acusaciones de abusos sexuales continuados con tocamientos a menores de 16 años y otros con acceso bucal (les hizo felaciones). Además, han aparecido testimonios de varios mayores de edad que aseguran, aunque no consta denuncia penal, que durante su adolescencia y niñez también fueron sus víctimas. Los investigadores creen que puede haber más.

Sorprende que esto haya venido ocurriendo durante tanto tiempo en un lugar donde todos se conocen. La frutería del imputado era una especie de punto de reunión en Valdeavero, donde los padres iban a tomar una caña. «Se ganó la confianza de padres y chicos. Aprovechaba para llevárselos dentro y realizarles tocamientos» , explican fuentes consultadas.

«Como suele ocurrir en estos casos, todo empezó con una primera denuncia en el cuartelillo de la Guardia Civil, el pasado verano, cuando uno de los amigos del hijo del reo se negó a jugar con él porque le había tocado», añaden. Luego, fueron llegando otras. Se cree que llevaba actuando; como mínimo, dos años . El puesto de Meco incoó las diligencias el 26 de agosto de 2020 y fue detenido cuatro meses después por la UCO . Su ‘modus operandi’, a tenor de las actuaciones que siguen llevándose a cabo, era recurrente.

El detenido tenía una piscina detrás del local, donde entraban los críos a jugar. En numerosas ocasiones, se les acercaba a tocarles los genitales. Los más osados, como uno al que se acercó mientras se cambiaba, les daban un manotazo. Algunos eran amigos del hijo del ‘Toba’ y se quedaban a dormir en su casa . A uno le pidió que le acompañara a su habitación «porque estaban haciendo mucho ruido». Allí, al oponer resistencia, llegó a morderle. En una ocasión anterior, le bajó los pantalones y le dejó desnudo delante de los otros críos. Probablemente, a esta víctima es a la que más veces vejó.

A otros chavales se les acercaba por detrás y les tocaba. El relato es tan estremecedor como no apto para ser narrado textualmente. También otros denunciantes indicaron que les enseñaba vídeos pornográficos y fotografías del mismo tipo. En uno de los casos más graves, sujetó al chaval y le amenazó con decirle a su hijo que le pegaría si contaba algo a alguien. Les hacía preguntas obscenas, los tumbaba en el suelo sujetándolos de los brazos y a cambio, en ocasiones, l es daba chucherías o cosas de la frutería para que no le delataran .

A Cristóbal no le constaban antecedentes. La instrucción del caso sigue en dos juzgados, el 5 y el 6 de Alcalá, siendo cuatro de las víctimas representadas por el reconocido letrado Juan Manuel Medina. Se le augura un futuro bastante negro legalmente a este sujeto, pues ven total verosimilitud en el relato de estos niños: «No es posible exigir un celo exacerbado a jóvenes de entre 10 y 13 años a la hora de fijar fechas concretas. Es evidente que todos los menores han referenciado una mecánica comisiva común ».

Fuentes del caso insisten en que todo esto lo hizo aprovechando que era el padre de uno de los niños de la pandilla y, además, tenía una buena relación con los padres y demás gente del pueblo . Cristóbal, por contra, expuso un argumento absurdo para defenderse: todo era una ‘vendetta’ orquestada contra él porque había visto a los menores bebiendo y había avisado a sus padres.

Las indagaciones posteriores incluso han sacado a la luz cómo varias víctimas habían comentado entre ellas lo que les hacía este individuo. Solo por cada uno de los abusos con acceso bucal le pueden caer hasta 18 años de cárcel . ‘El Toba’ ha cerrado la frutería, como es lógico. Los dos juzgados de Alcalá donde se instruyen los casos (14 en total) le mantienen en prisión, entre otras cosas, por la posibilidad de un alzamiento de bienes y el temor a que presione a sus víctimas.