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Parroquia Virgen del Mar: las urgencias alimentarias del barrio

El templo, en el barrio de San Blas, tiene una feligresía mayor, con notable presencia de inmigrantes

Nave principal de la parroquia GUILLERMO NAVARRO
José Francisco Serrano Oceja

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Vuelvo a San Blas, al barrio de San Blas y a la Unidad Pastoral, que lo nuevo siempre ilusiona. En esta ocasión a la Parroquia Virgen del Mar, plaza de Peones, 3, que dicen que la titular es la virgen patrona de Santander o, también, la devoción popular en Almería. Aunque la imagen de la Virgen del Mar de aquí no se parece en nada a la de mi tierruca. Me encuentro con un párroco joven, no sé si de los más jóvenes de Madrid, Enrique Abanades García , que me cuenta lleva no mucho tiempo. Sinceramente, no lo parece. Su ilusión, las ganas de hacer bien las cosas, de servir, la pasión que pone al explicar desde el más pequeño detalle al proyecto más ambicioso suple lo que le falta en años. Recordemos.

La Unidad Pastoral de San Blas —experiencia piloto de este Madrid en salida— está compuesta por las parroquias de San Blas, San Joaquín, Virgen de la Candelaria y ésta, que además está dedicada a la Divina Misericordia desde los tiempos en los que estuvo de párroco Diego Martínez Linares, quien dejó, por cierto, unas preciosas pinturas que ilustran la capilla del sencillo y cuidado templo. Al párroco le acompaña el sacerdote Carlos Andrés Diosa Londoño, como vicario parroquial. Es natural de Medellín (Colombia). Los dos forman parte del equipo de sacerdotes de la Unidad Pastoral, un equipo bien conjuntado que trabaja sin un proyecto prefijado, al compás del Espíritu, que es el que lleva la pauta. La parroquia Virgen del Mar tiene una feligresía mayor, con notable presencia de inmigrantes . Pero se palpa que aflora una nueva generación de familias que se acercan a la parroquia . Encuentran ese sabor de hogar, ese espíritu de familia tan necesario ante las inclemencias de la vida.

Virgen del Mar está volcada en la caridad. Cada semana está desbordada ante las peticiones urgentes de comida. Es una especie de urgencias alimentarias de la zona. En la entrada hay un aviso que dice: «En Cáritas se necesitan: arroz, aceite, atún, Cola Cao, galletas, legumbres, foie gras, tomate frito y sopas de sobre». Más claro, agua. Atienden a una veintena de familias por semana que vienen a por los alimento básicos. E n los últimos tiempos se percibe un incremento de demanda ante la prolongación de los ERTE y los problemas con el ingreso mínimo vital , que no se está recibiendo de forma regular. No lo olvidemos, la parroquia da alimentos de urgencia, no como una costumbre, sino de manera especial para solucionar la necesidad inmediata. El párroco destaca la estrecha colaboración con el Ayuntamiento y con las asociaciones de la zona. Una colaboración en la asistencia básica , a través de los servicios, sociales, y en la salud. Ahora se está trabajando conjuntamente con el proyecto ‘Atender soledades’.

Pero la parroquia Virgen del Mar es también un potente foco de atención espiritual, una luz para la vida de los fieles a través de la devoción a la Divina Misericordia. Una devoción muy arraigada tanto en la parroquia como en la zona. Una devoción que tiene que ver con la realidad que cada uno vive, con el sufrimiento de las personas. No pocos fieles se sienten tocados en su corazón por el amor. Es el modo de Jesús de presentarse en su humanidad y de introducirnos en la lógica de su divinidad. Una devoción que se traduce en las obras de misericordia. Mañana, por cierto, es su gran fiesta. Se ha preparado en tres días, en los que se ha hablado de cómo la Divina Misericordia da forma al trabajo, a las comunidades parroquiales y a la espiritualidad personal y comunitaria. Cada martes de seis a siete de la tarde, en la parroquia hay una oración especial dedicada a la Divina Misericordia, una forma de hablar de la ternura de Jesús, como recuerda el Papa Francisco.

El otro pilar de la parroquia es la devoción eucarística. La experiencia del robo del sagrario, ocurrido el pasado 25 de octubre de 2019, hizo que la comunidad se volcara en la Eucaristía. Todos los viernes desde las tres de la tarde hasta las siete, se expone el Santísimo Sacramento para que los fieles se acerquen en actitud orante, de adoración, de agradecimiento por esa sencilla y elocuente presencia.

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