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Parroquia San Antonio del Retiro: amor franciscano junto al parque

La fachada de la parroquia de San Antonio del Retiro, en la calle Duque de Sesto, 9 INMA FLORES
José Francisco Serrano Oceja

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Lo franciscano huele a Evangelio. Será por el agudizado olfato en tiempos del Papa Francisco . La Iglesia es el pan de los pobres. En esta iglesia franciscana de san Antonio del Retiro , -que no sé por qué no es del Buen Retiro - (calle Duque de Sesto, 9) hay un cepillo famoso, que todo el mundo conoce, imán de caridad y de vida. Un cepillo sito en el lateral de la amplia puerta de entrada al templo, como si el acceso al amor de Dios fuera aquí la condición de la caridad para con los hermanos. Los fieles de esta parroquia depositan allí sus limosnas , en cantidades nada desdeñables, porque las necesidades son muchas.

Pero también ahí, en el mismo cepillo, de entrada y de salida, los pobres, las personas más necesitadas del barrio, introducen sus peticiones y ruegos. Con nombres y apellidos. La necesidad siempre tiene rostro y ese rostro es divino por ser humano. Dinero purificado, oración y petición en el mismo saco, la mano derecha que no sabe de la mano izquierda, todo mixtura, junto, unido.

El padre hermano párroco de esta Iglesia, fray Antonio de la Presilla, hombre fraterno , tiene preparada la tarea y me entrega, como guión de nuestra conversación, unos folios que hay que agradecer porque facilitan el trabajo. Aunque al final nos dediquemos a repasar los conventos de clausura de espíritu y constitución franciscana y a charlar sobre el problema vocacional, que no es menor.

A los padres, que son hermanos según la regla, se les conoce en el barrio como los «Antonianos», por eso de que san Antonio pesa y mucho, máxime en estas sus fechas. Pero volvamos a la parroquia, erigida canónicamente el 27 de febrero de 1966, según acuerdo firmado por el Ministro Provincial de los Franciscanos de Castilla -en la actualidad provincia de la Inmaculada- y el arzobispo de otrora, monseñor Casimiro Morcillo. El primigenio convento iglesia data de 1927, obra de arquitecto Ginés de los Ríos , sobrino del de la Institución Libre de Enseñanza. La Comunidad siempre ha sido, además, la sede de la Curia provincial. Llegaron los años treinta del siglo pasado y el convento fue saqueado en fecha trágica, convertido después en prisión. De aquella comunidad hoy son mártires de hecho y de espíritu los hermanos Manuel Trujillo, Jesús Jiménez, Perfecto Carrascosa y Eugenio Gil.

Construcción del templo

En 1975 se demolió el edificio por mor de los vientos del Concilio y el resultado es la construcción actual que tuvo a Manuel Richi de arquitecto , con una imponente y enigmática vidriera de Carlos Muñoz de Pablo y una ornamentación litúrgica de José Luis Coomontes no menos enigmática. Un templo funcional que invita a la oración y al recogimiento, en el que diariamente se reza la oración de Laudes, y se tiene los primeros lunes de mes, de 21, 30 a 24,00 horas, una fascinante Adoración con el Santísimo.

Con una feligresía cercana a los 12.000 fieles, atendida también por los padres hermanos Agapito Diez, Saturnino Vidal, José Martín Hernández y José Manuel Sanchis, y por los demás miembros de la comunidad religiosa que echan más de una mano, la parroquia, eminentemente cultual, cuenta con un no desdeñable número de grupos: la Orden Franciscana Seglar, alrededor de veinte miembros; la Legión de María, 12 miembros; la catequesis de adultos; el grupo de Matrimonios, muy activo, con destacadas personalidades entre sus miembros, responsables de los cursillos del arciprestazgo; la Pía Unión de san Antonio, el Pan de los Pobres, que gestiona, entre otros menesteres, el famosos cepillo, unos 35 miembros; el grupo de pensamiento, con veinte miembros; el grupo de liturgia; el de Vida Ascendente; el de Biblia; el de Cáritas, con su veintena de voluntarios, que atienden de manera estable a una docena de familias en sus necesidades; la pastoral de la salud y los visitadores de enfermos, una pastoral cada vez más necesaria en la zona; el grupo de catequesis de primera comunión y confirmación, la Coral Génesis, que ensaya en la parroquia; y los cinco grupos del Plan Diocesano de Evangelización.

La parroquia, cómo no, tiene asignaturas pendientes. La sinceridad franciscana del párroco habla de consolidar el grupo de jóvenes, tema objeto de un reciente Consejo parroquial. Un parroquia , fraternidad franciscana. Con eso se dice todo.

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