Los párrocos de La Paloma, siete meses después de la explosión: «Volví a nacer el 20 de enero»

La iglesia se prepara para acoger las fiestas en honor a la Virgen, con el recuerdo de las cuatro víctimas que perdieron la vida en el número 98 de la calle de Toledo

Gabriel Benedicto, párroco de La Paloma, ante el mural del que solo se mantiene la cara de la Virgen Jaime García / Vídeo: David Conde

En la quinta planta del número 98 de la calle de Toledo un calendario de pared se ha quedado detenido en el mes de enero, cuando una explosión redujo casi a escombros los locales parroquiales de la Virgen de la Paloma . En el ... interior, solo se mantienen las hojas sin arrancar del almanaque, los muros de carga del inmueble y las calderas, intactas. Ya no existen las paredes que dividían las habitaciones de los párrocos ni la mesa donde cada noche se reunían a ver una película. Ahora, siete meses después, el edificio es un esqueleto de hierros y ladrillos descubiertos, protegidos por una red que evita que los cascotes caigan a las escaleras y puntales que soportan el peso. «Tras el olor a gas, se formó una columna de polvo que lo invadió todo. A partir de ahí, ese día fue una caída al vacío sin frenos », recuerda Alejandro Aravena, co-párroco de La Paloma, sobre el fatídico miércoles, 20 de enero.

Gabriel Benedicto, el párroco; Matías Quintana, cura superviviente, y él se preparan para acoger, el 14 y 15 de agosto, las fiestas patronales en honor a la Virgen con el recuerdo de Javier Gandía, David Santos, Stefko Ivanov y Rubén Pérez, las víctimas mortales en la tragedia. Alejandro señala la habitación en la que antes dormía Rubén, otro de los sacerdotes, contigua a la suya y de la que ahora solo queda en el suelo la marca de la pared que las separaba. «Habíamos estado limpiando el patio de la nieve que dejó Filomena », explica Alejandro sobre lo que hicieron esa mañana. A las 13.30 horas, él dejó la pala y se dirigió a Villaverde, donde había quedado para recoger un grifo comprado por Wallapop.

El destino hizo que Alejandro pueda contar la historia. «Rubén me llamó para preguntarme si había utilizado algún producto con gasoil para limpiar. Le dije que no», dice sobre la última conversación que mantuvo con su compañero. «Huele muy fuerte», fue la respuesta que obtuvo al otro lado del teléfono. Tras eso, una simple despedida que acabó al pulsar el botón de fin de llamada y que Alejandro recuerda casi cada día.

Alejandro Aravena, co-párroco de la parroquia de la Virgen de la Paloma Jaime García

Decenas de paneles de aluminio cubren la fachada que saltó por los aires y terminó hecha añicos en la calle y en el patio del colegio aledaño. Lo mismo sucedió con la sexta planta, en la que vivía Gabriel desde hace siete años. Los días previos a la explosión, el párroco había estado confinado por coronavirus y esa mañana fue a realizarse la PCR que confirmó que había superado la enfermedad. A su regreso, un carpintero lo convenció para ir a ver la disposición de unos armarios en el coro de la iglesia . «No pensé que la explosión tuviese que ver con el olor a gas previo. En un momento cambió todo y surgieron las preguntas de dónde están tus amigos , qué ha pasado, qué repercusión va a tener y, sobre todo, por qué yo no estoy muerto », indica Gabriel, que cuenta cómo esa madrugada se despidieron de Rubén en la sala de operaciones .

«Todo iba de mal en peor, pero él estaba sereno y eso nos dio paz. Dimos gracias por el tiempo compartido. Fue un día de dolor », dice, mientras habla de las noches en las que se juntaban a ver ‘Yesterday’, la película favorita del sacerdote fallecido: «Ha sido el punto y final a una etapa . Rubén no está y hay que volver a empezar».

Matías se quedó atrapado en la quinta planta , donde comía cuando todo se vino abajo. «Yo nací el 20 de enero de 2021 en Madrid», sentencia el sacerdote paraguayo , destinado temporalmente en la parroquia. «Fue un cambio traumático en mi vida. Yo estoy aquí por motivos de estudio», afirma. « Perdí la noción del tiempo, el orden en la vida, el sueño, los estudios... », prosigue: «Después de algo así, tienes que reaprender y lo primero es aceptar que estás vivo ».

Canal de ayuda

Meses después, el recuerdo de esa jornada sigue presente. «Estuve semanas en alerta permanente . Los primeros días tuve pesadillas ; después, zumbidos en el oído. Las secuelas han ido desapareciendo y estoy en paz », asegura. Quiere ser «un canal» para ayudar a los que piensan que nunca podrán volver a ser felices. « La crisis no fue en la quinta planta , sino al bajar y decir: ‘Ahora hay que empezar de nuevo’», expone. «Tenía miedo, venían las dudas y la misma pregunta todo el tiempo: ‘¿Por qué a mí?’ Pedí muchas veces ayuda al Cielo para poder entender. He tenido que llorar muchas lágrimas , muchas noches sin dormir, pero veo que no han sido en vano: se ha ido conjugando mi vida con la Palabra de Dios », concluye Matías.

Los tres sacerdotes que han sobrevivido residen, tras seis meses acogidos en el Seminario Conciliar, en un piso que les ha cedido la parroquia del Purísimo Corazón de María . No saben cuándo podrán regresar al inmueble de la calle de Toledo , cuyas obras de rehabilitación deben todavía adjudicarse, recibir el visto bueno del Arzobispado y la aprobación de la licencia por parte del Ayuntamiento, pero creen que al menos pasarán dos años.

Estragos en el interior del inmueble, causados por la explosión, pero con las calderas intactas Jaime García

Juntos preparan las fiestas del fin de semana en las que, debido al Covid y a la tragedia, no habrá niños subidos a los balcones para tirarles pétalos a la Virgen ni procesión . Al templo solo se podrá acceder por la entrada principal para celebrar la misa solemne y ver la bajada del cuadro de la Virgen. Para Matías, serán las primeras. «Tendría que estar en Paraguay de vacaciones pero por las normas sanitarias he tenido que cancelarlas. Dios ha querido que celebre aquí este año el día de la Virgen de la Paloma», cuenta.

«Es un momento de recogimiento, de poner todo en manos de Dios y descansar ante la mirada de la Virgen», explica Gabriel sobre las celebraciones. «Espero que nos levante el ánimo, que nos ayude a enfrentar los retos y a mirar al futuro para poder ir haciendo el luto que debemos hacer», dice a modo de deseo. «Necesitamos cicatrizar y volver a tener momentos de alegría y agradecimiento», añade.

Las causas

Otra de los principales demandas de los párrocos es que la investigación prospere. La Audiencia Provincial ha admitido a trámite los recursos presentados por las familias de los fallecidos y la parroquia, después de que el Juzgado de Instrucción archivase la causa al considerar que se trató de un accidente .

La fachada del eficio, cubierta con placas de aluminio Jaime García

La fuga, según ha quedado constatado en el informe policial, se debió a la desconexión del tubo de gas natural de la llave de acometida , cuya instalación y mantenimiento corresponden a Naturgy. La primera hipótesis , que David –el feligrés– y Rubén estaban manipulando una de las calderas, quedó descartada . Se sospecha que ambos cayeron desde la cuarta planta cuando trataban de averiguar la procedencia del olor. Javier era albañil del edificio de enfrente y Stefko un transeúnte.

« Desmontar la primera versión fue duro porque nos vimos solos frente a un gigante. Lo más fácil era rendirnos. Queremos que se esclarezcan las circunstancias y evitar que le ocurra a otras personas», solicita Gabriel. Mientras, en el edificio, continúan las marcas de hollín en las paredes de las primeras plantas ; el sitio que ocupaba el ascensor se ha convertido en un espacio vacío y del mural que decoraba la pared –casualidad o fe– solo ha resistido intacta la cara de la Virgen.

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