La pandemia dispara a un millar los nuevos focos de prostitución en Madrid
Las mafias de la trata ocupan un 40 por ciento más de inmuebles que hace dos años
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Iniciar sesiónEl pasado jueves, un vecino del barrio de Salamanca descolgó el teléfono y marcó el 092: « Hay una fiesta en el chalé de al lado , con mujeres prostituyéndose y droga dentro». Cuando la Policía Municipal tocó a su puerta, los responsables del ... bullicio invitaron a los agentes a entrar. La fiesta se disfrutaba en nueve estancias bajo una luz tenue, con baños y duchas, y carteles que promocionaban lo que ocurría en su interior. Las mujeres intentaron salir del paso: «Mantenemos relaciones sexuales con amigos». No tardaron en reconocer que alquilaban las habitaciones y cobraban por los encuentros .
Un total de catorce personas fueron denunciadas por incumplir las medidas sanitarias, según fuentes policiales. El prostíbulo encubierto , en una de las zonas más elegantes de la capital, es un rincón que pasa desapercibido, como tantos otros, donde sus inquilinos esquivan las restricciones impuestas por la pandemia. «Ha habido un aumento exponencial de los lugares que llamamos invisibles», afirma, en conversación telefónica con ABC, la directora de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (Apramp), Rocío Mora.
Los pisos, chalés y locales ocultos han segado las calles de mujeres. En abril, Apramp ya advirtió del (no tan) nuevo paradigma de la prostitución . «Esta práctica no es de hoy, sino de hace 15 años, pero con el estado de alarma y el control perimetral las mafias buscan otras vías. Como no está penalizado el proxenetismo locativo la Policía no puede entrar [en los inmuebles]», lamenta Mora. Pero el equipo de Apramp sí, en una labor que no ha cesado desde el inicio de la crisis sanitaria. «Hemos descubierto 938 lugares nuevos de prostitución solo en la Comunidad de Madrid», asegura Mora. Su teléfono 24 horas recibe cada vez más llamadas de vecinos que señalan estos puntos ciegos a lo largo y ancho de la región.
Traslado al extrarradio
Desde hace meses, los epicentros del sexo a cambio de dinero, como el polígono Marconi en el distrito de Villaverde, están a medio gas. «Eso es lo que ha cambiado el Covid. Las mujeres continúan en una situación de extrema vulnerabilidad, las mafias las llevan a zonas de extrarradio donde hay menos control policial y adonde el putero se puede mover con total libertad», explica Mora. Ahora, la asociación atiende a una media diaria de 250 mujeres. Muchas son de nacionalidad española.
No hay un registro de cuántas ejercen en la Comunidad de Madrid, tan solo estimaciones con cifras de al menos cuatro ceros. Tampoco de sus ubicaciones. Sin embargo, hace dos años, la Policía Nacional contabilizó 400 inmuebles donde las mafias habían trasladado su lucrativo negocio, a la par que los prostíbulos vivían una etapa decadente, cuando alrededor del 30 por ciento cerraron sus puertas, informó entonces ABC . Con todo, según los últimos datos proporcionados por Apramp, el uso de los inmuebles se ha disparado más de un 40 por ciento en solo dos años , hasta alcanzar casi el millar de enclaves.
«Online» y «Covid free»
La prostitución, que avanza de puntillas en un limbo legal, estuvo en el ojo del huracán después de que la ministra de Igualdad, Irene Montero , pidiera en agosto a las comunidades autónomas el cierre de los prostíbulos por tratarse de focos descontrolados de contagios. Pero aunque el patógeno acecha, atraído por el inevitable piel con piel, ellas siguen trabajando. «Cuando cerraron [los prostíbulos] en Cataluña, muchas compañeras viajaron a Madrid en busca de trabajo», asegura la secretaria general de la Organización de Trabajadoras Sexuales (Otras), Concha Borrell, al teléfono desde Barcelona.
A pesar de que muchos anuncios, como el de un chalé que ofrece «masajes eróticos» en el barrio de El Viso (distrito de Chamberí), garantizan el cumplimiento de las medidas sanitarias —«Coronasutra» incluido— la realidad es otra. «Es muy difícil, por no decir imposible, mantener la distancia de 1,5 metros. Es horroroso que se exponga la salud de las compañeras, pero las ayudas del Ingreso Mínimo Vital (IMV) no llegan y el hambre aprieta », escenifica Borrell. Por ello, algunas han preferido evitar el contacto. «Hay muchísimo miedo, muchas se han pasado al sector audiovisual», cuenta Borrell.
Desde Apramp también han identificado estas nuevas metodologías: más páginas web, pornografía , sexo «online», «webcamers»... La red no es más benévola que la calle: las mafias captan a niñas con promesas de convertirlas en modelos. «Las mujeres que lo han practicado sufren un daño psicológico importante, incluso psiquiátrico, y son muy jóvenes», destaca la directora de la asociación.
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