‘Operación visón’ en la Sierra del Rincón contra esta especie invasora

Al igual que ha ocurrido con otros casos, como el cangrejo americano o la cotorra, la llegada de los primeros ejemplares de estos animales exóticos a Madrid se produce mayoritariamente por la suelta deliberada. En el caso del visón, el peligro estriba en el hecho de que este animal, como ocurre con otros, se convierte en un reservorio para múltiples enfermedades que pueden afectar a la fauna autóctona. Eso sin contar su acción directa sobre otras especies, de las que es depredador, como la rata de agua o el desmán ibérico, un endemismo a proteger.

Es por ello que las autoridades medioambientales madrileñas –con la consejera Paloma Martín a la cabeza– se han aliado con las de Castilla-La Mancha para evaluar la presencia y eliminar, a continuación, estos invasores indeseados. La Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rincón es, como se recordará, fronteriza con el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara.

Y es ahí, en el límite entre las dos comunidades donde se está actuando contra el problema: de momento, desde la cabecera del Jarama, a unos 1.500 metros de altitud –el máximo en el que se han detectado estos animales–, y aguas abajo, a lo largo de 25 kilómetros . Allí se han instalado, a razón de una por kilómetro, unas plataformas de madera que flotan en el río, con una forma parecida a un túnel y que simula la entrada de una madriguera. El visón entra en ella en busca de alimento y se encuentra en una trampa de la que no puede salir.

Porque es en eso en lo que se basa este sistema, explica Andrés Bermejo, técnico de educación ambiental y uno de los encargados de la revisión de los dispositivos cada día. «Es un modelo de éxito, que ya se aplicó en Escocia. Allí se logró erradicar el visón de una cuenca hidrográfica completa». Se basa «en la información, en ver cuál es el comportamiento de los visones y tratar de adelantarte». Por eso se instalan huelleros, donde queda constancia del paso del animal; y cuando se tiene localizada la zona donde transitan, se instala la plataforma-jaula, que flota junto al cauce del río.

«El animal entra pensando que es una madriguera de alguna posible presa; funciona como una trampilla, el animal la pisa y suelta un resorte que deja caer la puerta y le deja dentro». Es un sistema «muy selectivo: no hay otros animales que se puedan quedar enganchados en la jaula» . La nutria, por ejemplo, no cabría dentro. Los visones capturados de esta manera después son enviados al Centro de Recuperación de animales salvajes.

Las jaulas se revisan cada mañana a primera hora, y están colocadas a lo largo del cauce del río Jarama y en los arroyos El Ermito y Berbellido. Tras las plataformas, vienen de nuevo los huelleros, para comprobar si aún queda algún ejemplar en la zona.

Si los responsables medioambientales logran sus objetivos, será el momento de pensar en extender el sistema a otros territorios, igualmente afectadas. Aunque tal vez haya que esperar a que acabe el estiaje, porque «los ríos ahora están bajos , y eso es un problema, pues las jaulas tienen que flotar».

Desde que se tiene constancia de las primeras apariciones de visones, en los años 70 –escapados de granjas, primero, y en ocasiones procedentes de sueltas de colectivos animalistas, como ocurrió hace unos quince años en una granja madrileña–, se han ido adaptando como han podido a la vida en las sierras madrileñas, en demasiados casos con éxito.

Es sabido que el visón es un reservorio de virus que pueden afectar a otros animales e, incluso, a los humanos, como se ha visto con el caso del Covid-19:millones de ellos fueron sacrificados en granjas de Dinamarca por haber infectado de coronavirus a los trabajadores.

Estos mamíferos, de unos dos kilos de peso, no son agresivos con los humanos, pero sí actúan como «una bomba biológica», asegura Bermejo, por ser capaces de acumular virus –como el de la rabia– y transmitirlos después. Una bomba que se hace aún más peligrosa si «se juntan visones con mapaches;eso es la tormenta perfecta», puntualiza.

En el programa de erradicación de la Consejería de Medio Ambiente se incluye una fase en la que se informa y se forma a quienes trabajan en las zonas afectadas, tanto en Madrid como en Guadalajara, para que se conviertan en el futuro en agentes de colaboración. Incluso, se ha pensado en instalar una de estas plataformas-jaulas de madera en algún lugar del Hayedo de Montejo, «bien visible, para que la gente no aprecie esta actividad como algo oculto o semiclandestino», sino que entienda el objetivo que se persigue y los peligros que se intenta evitar.

El plan culminará con ese proceso de formación de equipos que permitan a la Consejería madrileña de Medio Ambiente asegurar tanto el futuro mantenimiento del control de esta población en la zona seleccionada, como su posible aplicación a otras igualmente sensibles y valiosas de la Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rincón, como pueden ser los arroyos de La Puebla, de Riato o de Madarquillos.