Los okupas usurpan una antigua sede de Bankia en pleno Lavapiés

El comunicado que han puesto en circulación los promotores de La Cania, situada en la calle Huerta del Bayo, 2 , no deja lugar a dudas de su filosofía anticapitalista. Incluso se jactan de haber logrado, con sus continuas presiones a los empleados de la sucursal, que esta cerrara: «La asamblea de vivienda de Lavapiés [vinculada al movimiento 15-M], sin ir más lejos, dejó fritos a un par de directores de esta misma sucursal, paró un buen número de desahucios de hipotecas asociadas a ella y firmó varios alquileres sociales en el pulido suelo que hoy pisamos».

Se arrogan el «mérito» de que la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y la de Viviendas del barrio «han colaborado en una espantada bancaria». Y añaden: «Sobre todo, hemos apuntalado su descrédito social . Ampliar nuestra cosecha expropiando un par de bancos en cada barrio puede ser, desde luego, una buena manera de disfrutar nuestras victorias».

Esta nueva forma de okupación sigue la estela del Banc Expropiat del barrio de Gracia, en Barcelona, y tiene también lazos con Bankarrota, otra sede de Bankia tomada por colectivos radicales de izquierda como Distrito 14 , en Moratalaz. Este grupo, bajo la lupa policial por sus continuas acciones violentas contra personas de ideología distinta, es uno de los preferidos del concejal del distrito, Pablo Carmona, uno de los más extremistas del Gobierno de la ciudad de Madrid.

La «inauguración» oficial de La Canica fue el pasado 3 de diciembre, con una «verbena» popular, «desayuno con chotis, a cargo de las vecinas de Berzas y Chichinabos », un «gran mercadillo de productoras» (incluidos «ungüentos y remedios para todo tipo de estados carenciales»), una «comida popularmente deliciosa» y distintas charlas en torno a la iniciativa. Todo, por supuesto, al margen de la legalidad , pese a la distribución de alimentos, que requiere de permisos especiales.

El barrio de Lavapiés es y ha sido tradicionalmente una zona de expansión para los movimientos de extrema izquierda . Sin embargo, el asunto de la okupación lleva tomando un cariz más que preocupante desde que nació el 15-M. Edificios tomados, como Casablanca, La Casa Roja (ambas ya desalojadas) o el centro social Potemkin son las madrigueras donde se esconden los líderes del movimiento okupa de Madrid y en las que se impulsan charlas de, incluso, personas condenadas por su vinculación con la banda terrorista ETA. Estos últimos casos, de cualquier modo, suponen la rama más insurreccionalista del movimiento okupa.

Otra cara de la realidad son aquellas usurpaciones en viviendas llevadas a cabo por mafias vinculadas al mundo del menudeo de droga. Son los llamados «guetos» o «narco pisos». Sirven de refugio y de almacen para las bandas, especialmente africanas, que controlan las esquinas de Lavapiés. Allí se despachan pequeñas cantidades de cocaína, hachís y marihuana . Las quejas vecinales y la presencia policial son constantes debido al clima de inseguridad creado.