El ocaso de la Caracol: de sala mítica a acoger conciertos neonazis y cerrar tras un desahucio judicial
La propiedad recupera la nave tras ejecutarse ayer el lanzamiento dictado por una juez
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónA las 10:35 horas, cinco minutos más de lo estipulado, por si el ya exinquilino «aparece con las llaves», la comitiva judicial da la orden de forzar la puerta. El cerrajero se afana, consigue abrir rápido los dos primeros bombines pero el tercero, ... un cilindro Iseo pompa, se le resiste hasta pasadas las 11. Es el fin de la última etapa de la sala Caracol, treinta años a la espalda, y un futuro incierto a tenor del maltrecho estado observado en la mañana de ayer. Pese a que el lanzamiento para devolver el local a la propiedad es ya un hecho, lo cierto es que la posibilidad de un futuro retorno tardará tiempo en llegar.
Noticias relacionadas
La sala ha sido vaciada por los arrendatarios, que por llevarse se han llevado hasta el icónico rótulo de la fachada principal. Dentro, los retazos de los últimos conciertos aún permanecen. La batalla entre los que han sido los gestores de la Caracol y los propietarios de la nave es frontal. Hace días, los primeros publicaron un comunicado en respuesta a la orden de desahucio. Bajo el título 'La Sala Caracol atropellada, violada y ultrajada de nuevo', la parte saliente anunciaba que la sala se había visto «obligada a cerrar temporalmente al existir una controversia judicial muy grave con la propiedad de la nave, que se quiere apropiar de la marca y de la explotación del local».
A juicio de los expulsados, los propietarios «se han basado en una decisión totalmente polémica de la magistrada, que acatamos pero no compartimos en modo alguno, que puede ser formalmente correcta pero totalmente y absolutamente injusta». En ese sentido, su abogado explicaba días atrás a ABC que el comienzo del conflicto comenzó durante la pandemia («Al verse obligados a cerrar, los dueños de la sala pidieron a los propietarios de la nave una reducción del cincuenta por ciento en el alquiler. Éstos se negaron, y a continuación, esgrimiendo que no estaban cobrando la cuantía total, les metieron un desahucio») y se agravó por un despiste («El abogado que la sala tenía en ese momento contestó a la demanda, pero se le olvidó hacer un traslado de copias a la parte actora. Es un trámite sencillo pero que es preceptivo»).
Una versión diametralmente opuesta a la aportada este jueves por la propiedad. «Ante las informaciones falsas e inexactas que el exinquilino de la Sala Caracol viene vertiendo en diferentes medios de comunicación, la propiedad del inmueble y de la marca se ve obligada a emitir una nota de prensa». En la misma, señalan que dicha persona ha estado alquilada cinco años de los 30 años de historia de la sala, un tiempo en el que se «ha trabajado denodadamente por desprestigiarla, dando conciertos de neonazis ».
Cabe recordar que en diciembre de 2019, la celebración de un concierto a cargo de las bandas de extrema derecha Brigada Totenkopf e Iberian Wolves agitó el barrio de Lavapiés hasta el punto de producirse una reyerta multitudinaria entre parte de los asistentes y radicales de extrema izquierda. Y ya en octubre de 2021, uno de los grupos más célebres del black metal escandinavo, Marduk, vio como la propia sala suspendía su actuación a raíz de la polémica suscitada por acoger otro «concierto neonazi».
Impagos
En el comunicado advierten también de que, «con todas las rentas aplazadas» durante la pandemia, «intentaron estafar a la propiedad con presupuestos de obra falsos con el fin de obtener un dinero que no les correspondía, lo que provocó la resolución del acuerdo de aplazamiento de rentas». De igual forma, indican que «han venido utilizando el espacio los dos últimos años sin pagar la renta produciendo la quiebra económica de los propietarios», acelerándose el fin del contrato y el consiguiente lanzamiento «a pesar de recibir subvenciones que se negaron a emplear para pagar la renta».
Más allá del litigio, los dueños del espacio, un antiguo garaje de autobuses, ya estudian tres propuestas para volver a alquilar la emblemática sala de conciertos. Antes, deberán limpiar y arreglar «techos, suelos, baños y luces», y si, «económicamente es viable», levantar una segunda planta para incrementar el aforo.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete