La «número tres» de Ciudadanos en Madrid dimite salpicada por la Púnica

La ya exdiputada regional ha negado la veracidad de todas las acusaciones que se recogen en la citada declaración. Asimismo ha denunciado que ha sido sometida a una persecución mediática que no se merece: «No puedo consentir que mi nombre ni el del partido se vea perjudicadicados injustamente».

Borox mantiene su inocencia y se ha puesto como ejemplo: «Presento mi dimisión y entrego mi acta como diputada a diferencia de todos aquellos que, existiendo motivos suficientes marcharse, siguen aferrándose cada día a su cargo público protegidos por el aforamiento».

Las sospechas se centran en su época de concejal socialista en Valdemoro . Hasta ahora, Borox, que no está imputada, siempre había negado cualquier inculpación. También la estrecha relación que se le atribuye con Marjaliza, del que dijo que solo era «vecino».

Sin embargo, distintas informaciones y fotografías publicadas esta semana por La Sexta evidencian su estrecho vínculo con Marjaliza, al que acompañó en varios viajes por la geografía española y a quien llegó a situar en la mesa presidencial del bautizo de su hija.

Asediada por las falsedades durante todo este tiempo, deja su escaño.

El partido de Albert Rivera se ha mostrado tibio sobre este asunto y ha encuadrado su renuncia como una mera «decisión personal». No la expulsará del partido si no es imputada, insisten. «Es una situación personal de hace 15 años cuando era concejal del PSOE», ha afirmado Rivera. «Ciudadanos ni siquiera existía», justificó su líder regional, Ignacio Aguado.

Durante todo este jueves, en el que la Asamblea ha celebrado un pleno ordinario , los compañeros de Borox han tenido gestos de aliento con la exdiputada, objetivo principal de las cámaras hoy. Aunque también dentro de Ciudadanos han surgido voces muy críticas, que reclamaron desde el inicio su cabeza.