Las molestas consecuencias de la mordedura de la mosca negra: dermatitis, edemas y picores

Todo apunta que su proliferación es fruto de los meses de confinamiento, un periodo en el que no se ha producido una correcta limpieza de las márgenes de los ríos, el lugar donde esta especie suele pronunciarse con mayor asiduidad. Esto ha propiciado que varios vecinos de barrios como Valdebebas, así como de municipios cercanos a la capital como San Fernando de Henares y Coslada, hayan acudido a Urgencias con «picaduras» que han resultado ser mordiscos de la mosca negra , según publica «lainformacion.com». La casuística, por lo tanto, se concentra en la zona este y noroeste del área metropolitana.

Durante la campaña del año pasado, la incidencia se extendió a la zona del río Jarama , la Laguna del Campillo y Perales del Ríos. Y los municipios más atacados por la mosca negra fueron Alcalá de Henares, Coslada, San Fernando de Henares, Getafe, Velilla de San Antonio, Arganda, Rivas Vaciamadrid, Mejorada del Campo y Torrejón de Ardoz.

La aparición de esta especie se achaca también a la explosión de biodiversidad tras la renaturalización del río Manzanares. De hecho, fue en 2017 cuando Madrid Salud, organismo dependiente del Área de Seguridad y Emergencias, detectó la presencia de la mosca negra en el Manzanares , tras tener conocimiento de que se estaban haciendo fuertes en ríos de otros municipios madrileños.

Aunque su presencia será ya difícil de prevenir, se puede intentar pasar desapercibidos vistiendo de blanco (le atraen los entornos oscuros), y pertrecharse con camisa y pantalones largos y calcetines. Entre 2015 y 2018, más de 300.000 madrileños fueron atendidos por su mordedura, que provoca dermatitis, con lesiones hemorrágicas, edemas y picores. La mosca negra necesita la sangre para poner sus huevos y, por ello, se presenta desde ya como un incordio para este verano.