Historias Capitales
El misterio de la madrileña de hace 5.000 años
La Dama de Parla estrena 'Historias Capitales', un serial con el que ABC ahonda en relatos sorprendentes y ocultos de la región
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Iniciar sesiónUn cortejo avanza pisando firme. Varios individuos transportan el cuerpo de una mujer. Su cabello está rematado en finas piezas tubulares de oro. En su cuello, un collar con decenas de piezas de marfil engarzadas. La cubre una capa que se sujeta en la parte ... superior por tres botones. Cientos de personas contemplan la escena en silencio. Esto es Madrid, hace 5.000 años.
La recreación anterior bien pudo ser en parte similar a lo que sucedió de veras en el yacimiento de Humanejos en pleno Calcolítico Campaniforme. De hecho, allí se encontró a esta misteriosa Dama de Parla de la que escriben las crónicas. Una noble señora perteneciente a una de las familias dominantes que vivía en un gran poblado con miles de asentamientos. Así lo describen los expertos que llevan años trabajando sobre el terreno.
Las mujeres, dice el proverbio chino, sostienen la mitad del cielo. Las evidencias de presencia femenina en la región son muy antiguas : desde aquellas primeras pobladoras de Pinilla, en el valle de los neandertales, hace unos 350.000 años, hasta esta otra Dama de Parla, muy posteriores, cuyos restos fueron localizados junto a piezas artísticas y cubierta de oro, hace más de 5.000 años.
«Nosotros somos más prosaicos: la conocemos como la tumba número 4 de Humanejos», relata Rafael Garrido-Pena , profesor de la Universidad Autónoma. Él, junto con la profesora Ana Mercedes Herrero , de la Universidad Complutense, y el arqueólogo Raúl Flores , director de la excavación, sacaron a la luz y estudian este inmenso campamento, aún lleno de misterios.
El enterramiento en cuestión es de la época Campaniforme, caracterizada «porque trajo muchos cambios sociales e ideológicos ». No son extraños en este momento los enterramientos con ajuares llenos de riquezas: cerámicas, armas de cobre y también elementos de materiales exóticos como el marfil. «Pero normalmente son de hombres, lo que llevó a pensar que correspondían a una especie de élite de guerreros».
La aparición de la Dama de Parla descuadró estos esquemas. Entre otras cosas, porque era mujer, y sus restos se acompañaban de riquezas extraordinarias. Y porque además «ella tiene un puñal», un símbolo de «prestigio social que nos indica que era una mujer muy importante, de las familias que estaban en la élite». Su cuerpo yace tumbado sobre el lado izquierdo y ligeramente doblado. «A diferencia de otras tumbas, en las que tras depositar el cuerpo se volvía a entrar por diferentes razones, en este caso el enterramiento fue sellado y no volvió a entrar nadie, se ha conservado tal cual era», señala el experto.
En torno al cuello, aparecen las 44 cuentas de marfil de un collar «perfectamente colocadas»; y en torno a la cabeza, hay 15 placas de oro de forma tubular, que «pensamos que podrían adornar su cabello», explica Rafael Garrido-Pena . Entre el cuello y el torax, aparecen alineados tres botones de marfil, que «probablemente cerraran una capa» con la que se cubriría. Tiene también cerca dos recipientes cerámicos, «uno de ellos con una decoración muy particular, que no hemos encontrado en ningún otro lugar de Europa», y un punzón de cobre.
El hecho de contar en los ajuares con piezas elaboradas con materiales procedentes de tierras lejanas, como el marfil, «indica que las grandes familias controlaban los intercambios comerciales, y exhibían este tipo de elementos exóticos como señal de su poder».
La Dama de Parla fue, pues, una representante del poder social en Humanejos. Y este poblado ha resultado ser una inmensa zona habitada de la que, hasta la fecha, han aflorado más de 20 hectáreas. «El poblado tiene 1.700 asentamientos domésticos, aunque probablemente no todos estuvieron ocupados a la vez, sino que muestran distintos momentos de su evolución». En todo caso, vivían allí cientos de personas. «Hemos hallado cientos de miles de fragmentos de cerámica, silex, fauna... una cantidad enorme de información qu tardaremos años en procesar». Y junto al poblado, también había una necrópolis, con «unas 100 tumbas».
Hace algunos años, se hizo un rastreo con Carbono 14, financiado por la Comunidad de Madrid, y «gracias a eso sabemos que Humanejos va de los 3.300 a los 1.400 años antes de Crist o : del Calcolítico anterior al Campaniforme, a este periodo, y finaliza en la Edad de Bronce». Este mismo estudio ha detectado que, al tiempo que la Dama de Parla era enterrada con toda la parafernalia de una princesa, «aparecieron otros enterramientos contemporáneos al suyo sin cerámica ni ajuar», que probablemente eran de lo que ahora entenderíamos por pueblo llano. «De hecho, en el Campaniforme es cuando se dan los primeros atisbos de diferencias sociales», resalta.
Huella de la Historia: cuevas, pieles o costumbres
La huella de las madrileñas en la Prehistoria es extensa en Madrid. Eran mujeres que vivían en cabañas, cuevas o abrigos; que recolectaban frutos y plantas, y también cazaban, acompañando a los hombres, en especial cuando acudían en busca de pequeños y medianos mamíferos. Que fabricaban con sus manos raederas, raspadores, botones o puntas de flecha. Y que comían, a tenor de lo que dice el estado de sus dientes, más frutos y vegetales y menos carne roja que los varones.
Mujeres cuyos restos apenas dejan entrever historias evocadoras. Como la localizada en el camino de las Yeseras, cerca del actual San Fernando de Henares: de no más de 30 años, aparece colocada en posición fetal junto a un niño, y con la cabeza descansando amorosamente sobre una almohada de espigas. De la observación de sus huesos se dedujo que aquella madrileña del camino de Yeseras no había estado sometida en vida a una actividad física notable, algo que en el mundo en que vivió sólo se podían permitir las élites sociales. Su cabeza tenía una forma peculiar: de pirámide invertida, exageradamente ancha por arriba y estrecha por abajo, algo que muy probablemente se logró tras haberla vendado desde niña presionando sus tiernos huesos con telas o tablillas. Un signo de distinción o una acción ritual.
La región está repleta de restos que, supultados la superficie, cuentan historias del pasado
En Humanejos también hay una cámara funeraria donde descansaba otra mujer. A su lado, un vaso campaniforme, bien escaso en la época que indica su alta posición jerárquica. Y alrededor, otros elementos del ajuar doméstico, pero hechos añicos, tal vez -explican los expertos- en un intento de borrar la memoria de una persona caída en desgracia dentro del grupo.
Un último misterio rodea a las dos damas decapitadas de La Magdalena (Alcalá de Henares): apenas se sabe de ellas, salvo que son una anciana y una adulta, y que sus cabezas habían sido separadas limpiamente del cuerpo. No aparecieron las testas, ni tampoco las cuatro primeras vértebras cervicales. ¿Efecto del tiempo, de los movimientos del terreno, o parte de algún ritual? Esta es la posibilidad más secundada por los expertos.
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