Al menos cinco obras de los ascensores fantasma se iniciaron con graves defectos de seguridad

Los portales empantanados y las estructuras sin terminar apenas son un retazo de la situación. A las citadas actuaciones se suman, al menos, otros dos casos de arriesgadas ejecuciones de estas reformas. Un desastre desencadenado por una tormenta perfecta: la situación de insolvencia de la empresa contratista , Inver S.L., la falta de supervisión de sus arquitectos y aparejadores y unas controvertidas labores de las subcontratas que se afanaban a ciegas.

«En Ezequiel Solana, 85, 87, paré un día el coche, entré y vi que habían empezado sin mí», asegura Miguel Velerda, quien fuera director facultativo encargado del seguimiento de ese proyecto, uno de los 55 que firmó con Inver S.L. en los últimos tres años. La acumulación de impagos —el empresario Álvarez Hervada le debe 117.000 euros— provocó la renuncia de Velerda el pasado octubre. Pero también las formas. « Renuncié porque daba órdenes y no me hacían ni caso . No te firman el Libro de Órdenes, no tenían personal cualificado», rememora este aparejador. La curiosidad le llevó a comprobar el avance en Miraflores, 6-8, un bloque en Alcobendas donde el espacio destinado al elevador incumplía las medidas establecidas.

Ese inmueble ha pasado ahora a manos de Daniel de Soto, un arquitecto que ha trabajado en anteriores ocasiones con Inver S.L., y que ha aceptado retomar únicamente tres proyectos de una larga lista de trabajos congelados. «Una obra parada siempre es un peligro», traslada a ABC De Soto, el mismo que, en octubre de 2018, al frente de una reforma en Juan Español, 32, fue advertido por el propio Velerda de una irregularidad manifiesta en las obras. El arquitecto la pasó por alto; Inver S.L. también.

A finales de 2019, el castillo de naipes levantado por Íñigo Álvarez Hervada comenzó a derrumbarse. Su amalgama de planes estancados, falsas promesas y adeudos a subcontratas y otros profesionales externos había llegado demasiado lejos. En noviembre, su principal proveedor de obra, Integra Grupo Insider, exigió al administrador único de Inver S. L. el pago de los últimos tres meses, en total, cerca de 400.000 euros. La respuesta no se hizo esperar: «No os preocupéis, en diciembre os pago 120.000 euros». Pero lejos de paliar en parte el agujero, Álvarez Hervada tan solo transfirió 10.000 euros. Para entonces, la sospecha ya planeaba en el ambiente. «Le llamé y me dijo: “Espérate, porque me tienen que pagar la señal de contratos nuevos”» , recuerda el responsable de Integra.

Es ahí donde entra el otro gran sustento de la trampa. Como ya desvelara ayer ABC, Rehabilitaciones Técnicas Inver S.L. habría cobrado alrededor de 200.000 euros por las señales de 34 contratos que jamás llegaron a poner en marcha . Una cartera de clientes que a mediados de 2020 fue vendida a otra compañía por un importe superior a 230.000 euros.

Meses antes, en enero de 2020, Integra Grupo Insider abandona todos los proyectos en los que trabaja para Inver S.L. ante la mencionada falta de pago. Diversas fuentes señalan a ABC que es en ese momento cuando aparece en escena Cozmin Vasile Pop, colocado por Álvarez Hervada como «muro de contención» frente a la infinidad de residentes indignados por la paralización de las obras. Trabajos que hasta entonces llevaba con mano de hierro el comercial Juan Luis Zapirain ante la «dejadez» del aparejador. «Nos pedía que demoliéramos una escalera sin apuntalar o que llevásemos un material que no era el acordado con la comunidad», recalcan desde la subcontrata.

Ya sea por error o, simplemente, por omisión, lo cierto es que todos los implicados en las polémicas faenas tuvieron su cuota de responsabilidad, en un caso presuntamente orquestado por Íñigo Álvarez Hervada y sus acólitos de Inver S.L.