Menor, maltratada y madre: policías al rescate de niños en peligro social
El Cuerpo local cuenta con un equipo de agentes especializados en luchar y proteger a víctimas de la violencia
La Unidad de Apoyo al Menor y los Agentes Tutores han tramitado 4.702 expedientes en Madrid solo desde 2019
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Iniciar sesiónLucía (nombre ficticio) no tiene edad para votar y ya es madre de un bebé y víctima de un infierno que a punto ha estado de costarle la vida. Es una niña maltratada , aunque durante más de un año no lo supiera. O ... no quisiera verlo. Siendo muy joven comenzó a tomar drogas en el instituto y se quedó embarazada. En principio, continuó con sus estudios y su madre, la abuela materna del crío, tenía su tutela. Pero pronto inició una relación con otro chico mayor de edad que la maltrataba y, además, se dedicaba a traficar con estupefacientes. Se saltaba el control materno, se marchaba recurrentemente de casa llevándose al bebé y, pese a las palizas, a refugiarse en las garras de su maltratador.
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Hoy, más de un año después, el bebé se encuentra bien y Lucía está bajo tutela de su madre. Y su maltratador cumpliendo pena de prisión. Para llegar a este punto ha tenido que recorrer un durísimo camino de la mano de la Sección de Protección de Menores de la Unidad de Apoyo y Protección a la Mujer, Menor y Mayor de la Policía Municipal. El seguimiento de este caso ha sido y es muy complejo, porque el juzgado y la Fiscalía tenían las manos atadas, al no querer denunciar la víctima . El enganche emocional de la chiquilla era tremendo. Mentía muchísimo.
Orden de alejamiento
Un día, le dio tal paliza, que ella se asustó y volvió a casa de su madre, pero como él sabía dónde vive, se presentó allí, allanó la morada, la volvió a agredir y amenazó con llevarse al bebé y a toda la familia. Hubo que cambiarla de domicilio, pero al poco tiempo la menor volvió con él. La dependencia emocional era extraordinaria. Y la preocupación de la madre y abuela de ambos aún mayor. Ante esa situación, la Sección de Protección de Menores de la Policía Municipal de Madrid trabajó de manera coordinada con los juzgados y Fiscalía especialistas en violencia y con el Centro de Atención a la Infancia, los policías protectores de menores. Se consiguió así que el Ministerio Público solicitara de oficio una orden de alejamiento y los servicios sociales dieran la tutela provisional a la abuela del bebé. Incidiendo sobre todo en su aspecto psicológico, se ha conseguido que Lucía reconduzca su vida, aunque el caso sigue en seguimiento por los agentes.
Este es solo uno de los casos reales en los que ha trabajado esta unidad pionera del Cuerpo local en los últimos tiempos. Entre 2019 y el 31 de marzo de 2022, se han gestionado 4.702 expedientes por parte de Menores, 429 de ellos solo en el primer trimestre de este año. No todos terminan en casos reales.
El servicio, uno de los más desconocidos, cumplirá veinte años en 2023, y trabaja, además, con la figura de los Agentes Tutores de los distritos (entre 150 y 200, en turnos de mañana y tarde), apoyándoles en las intervenciones más complejas y supervisando su trabajo.
Abusos sexuales y violencia
La casuística es de lo más variopinta: violencia de género, violencia doméstica o intrafamiliar, acoso escolar, abuso sexual infantil, adicciones… La intendente al mando de la Unidad de Apoyo y Protección a la Mujer, Menor y Mayor de la Policía Municipal, es Marta Fernández, una verdadera experta en colectivos vulnerables.
El método de trabajo comienza cuando desde que se produce, detecta o sospecha por parte del 112 algún caso de vulnerabilidad . También por parte del Samur-Protección Civil o por la propia comunidad educativa: «Puede ser que el menor le cuente a un profesor o a un compañero que, por ejemplo, sufre malos tratos en casa. Entonces, nosotros acudimos al centro, hablamos con el director, el tutor y la orientadora, para saber qué han observado. Activamos al Samur, y un médico explora al menor para objetivar esas lesiones, así como un psicólogo. Se hace en el centro, porque es un entorno de seguridad y confianza para la víctima. Por ejemplo, se indaga en cómo es la relación con los padres, si de confianza o miedo, porque los niños en esos casos entran en un conflicto de lealtades».
En el momento en que se recaban indicios suficientes, se activa el protocolo de malos tratos: «Trasladamos al niño a Pediatría Social del hospital Niño Jesús. Todo, en el mismo día. Se le explora para redactar un parte de lesiones y nosotros acabamos la intervención en el Grupo de Menores de la Policía Nacional (Grume); allí somos nosotros donde declaramos, para evitar que el niño tenga que ser de nuevo interrogado y ahorrarle otro mal trago», explica la intendente.
Lo siguiente que se hace es llamar a los padres y, en función de la gravedad de los hechos, se les detiene o se les cita como investigados no detenidos (en el caso de que el tipo cualquiera de maltrato o abuso sea de los padres, puesto que en ocasiones es de terceras personas ajenas o no a la familia). Como hay chavales que manifiestan que no quieren volver a casa o la propia Policía Municipal decide que no regrese, se les pone en manos de otro pariente o de un centro de acogida.
Seguimientos de dos meses
El papel del Samur, como agente detector previo, es fundamental. «En cualquier intervención que haga, siempre tiene puesto un ojo en los menores de una familia. Cuando ve cualquier indicador, hace un informe de sospecha de maltrato infantil y nosotros trataremos de confirmarlo, generando un entorno de protección alrededor del menor: hablamos con el centro educativo, con el médico o pediatra… Los seguimientos los hacemos en plazos de dos meses, que se renuevan si se precisa. Los agentes tutores son los que realizan luego los informes al respecto para la Sección de Protección de Menores».
La lucha continúa, porque la lacra no cesa y, casi lo que es peor, la dependencia (más o menos voluntaria) de unas víctimas, los niños, que son los más vulnerables.
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