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La mejor cerámica artesanal de España

La Antigua Casa Talavera, en el centro de Madrid, alberga los mejores ejemplos de la cerámica española; con diseños clásicos que van del siglo XI al XIX

En la tienda están a la venta piezas de quince diferentes familias de ceramistas BELÉN RODRIGO

BELÉN RODRIGO

Pocas cosas han cambiado en el interior de esta tienda de la calle Isabel la Católica, número 2, desde que abriese sus puertas en 1904 , de la mano de Antonio Queipo. Por entonces se vendían cerámicas artísticas, muebles de estilo sevillano, hierros artísticos y ruedos de esparto, entre otros objetos. Hoy se vende únicamente la cerámica . Marcelino Arjona heredó el negocio del que fuera su jefe y el cual han continuado dirigiendo primero su hijo y actualmente el marido de su nieta. «El abuelo era un apasionado de la cerámica y tenía un gran don de gentes», explica a ABC José Senespleda, responsable de la tienda que con mucha razón llama « mi pequeño museo» . A pesar de los más de 100 años que tiene el local, «siguen representadas las mismas quince familias de ceramistas españoles aunque ahora solo queden ocho trabajando». Todos los objetos que allí se encuentran son cocidos y pintados a mano con diseños que van del siglo XI al XIX .

Aunque lleva el nombre de Antigua Casa Talavera en la tienda se vende cerámica de tres zonas: Granada, Toledo y Castellón . «Antiguamente venían piezas de toda España pero ya se ha perdido mucho, cada vez desaparecen más familias que se dedican a la cerámica». Trabajan con pequeños talleres familiares de Talavera de la Reina, Toledo, Puente del Arzobispo, Alcora Manises, Sevilla, Onda, Ribesalbes, Granada…, los mismos que colaboraban con las dos anteriores generaciones. «Todos estos artesanos mantienen la manera de trabajar como hace siglos, con la rueda, los hornos de leña, mezclando sus pinturas y haciendo los baños, con fórmulas que mantienen en secreto», relata el responsable del espacio. Recuerda además que cada pieza es un original, nunca salen dos piezas iguales, «pero siempre reproduciendo una forma y dibujo antiguo».

Niveiro y Ruiz de Luna son dos de las más prestigiosas familias de ceramistas españolas cuyas piezas se pueden encontrar en esta tienda. Una de las más valiosas es un ánfora de Niveiro de 1916 , que da la bienvenida en este emblemático local. «No está a la venta», explica Senespleda, «¿qué valor se da a una pieza como ésta? ¿Y qué pondría para sustituirla?», se cuestiona, a la vez que reconoce que muchos museos «querrían tener una pieza así». Entre las piezas que no se venden también está una copa hecha por Ruiz de Luna y dos imágenes de San Antonio y de la Virgen realizadas con azulejos. Reliquia también son los poster que están en el techo de la entrada, de1929, del Patronato Nacional de Turismo, o el suelo, de 1904, «con azulejos que apenas han sido cambiados».

En a tienda se venden muy diferentes objetos, todo cerámica artesanal B.RODRIGO

Tazas, platos, bandejas, servilleteros, jarras, jarrones, cuencos, vasos, fuentes, azulejos… Son miles las piezas que aquí se encuentran con muy diferentes diseños, como los modelos árabes o los renacentistas. Tonos azules y blancos, azules y amarillos, marrones y otros más coloridos. Piezas que han entrado en el horno a más de mil grados «para que la pintura sea para siempre», aclara el dueño. En la fachada, un mosaico de azulejos con la imagen de San Leopoldo , cuya identidad conocieron hace poco gracias a un cliente. Un santo poco conocido que edificó muchas catedrales.

Cliente extranjero

Los extranjeros son los principales clientes de esta casa, sobre todo americanos y japoneses . «Es sorprendente lo interesados que están estos clientes, y lo mucho que saben sobre la cerámica española», subraya Senesplada quien se lamenta de que en España «no esté de moda la cerámica». Los japoneses compran sobre todo cuenco y platos pequeños, siempre para usar y no decorar, mientras que al americano le gusta mucho el modelo adornado por el azul y el amarillo del renacimiento.

Fachada exterior del establecimiento B.RODRIGO

En la tienda se venden pequeñas piezas que cuestan seis euros hasta otras que son verdaderas piezas de arte. «Cuando el ceramista fallece sus piezas aumentan su valor», aclara el dueño del espacio. Mucho interés despiertan los tres comedores sevillanos de principios del siglo XX sobre los que reposan algunas de las piezas, aunque tampoco están a la venta.

Algunos de los objetos que allí están llevan 20 y 30 años esperando a que alguien se los lleve y otros el primer día que llegan ya encuentran propietario. «La venta es muy imprevisible», subraya el gerente. Desde este establecimiento saben que la cerámica pasa una mala racha y que apenas quedan tiendas como ésta una vez que la cerámica industrial gana terreno. Por eso son conscientes de la importancia de continuar con este legado en una tienda que es un verdadero museo.

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