Matilde y Pilar, las dos mujeres con más poder que susurran al oído de Almeida

García Duarte es amiga personal de Almeida y compañera de promoción en la oposición de abogado del Estado. Antes de llegar al Ayuntamiento, en 2019, ocupó otros cargos en la Administración central como directora General de Infraestructuras del Consejo Superior de Deportes desde mayo de 2009 hasta 2011, año en el que fue nombrada directora general de Deportes. Estuvo involucrada en la denominada 'Operación Soule', en la que se investigaba un proceso electoral exprés para Ángel Villar en la Real Federación Española de Fútbol. Ambos declararon como imputados, aunque la causa fue archivada.

Igualmente, estuvo implicada en el 'Caso Haití' por la concesión de una subvención de 1,2 millones de euros para proyectos de solidaridad y formación futbolística en el extranjero. El dinero se tuvo que devolver por mal uso de los fondos públicos. Su paso por el Consejo Superior de Deportes no dejó huella, precisamente, por su gestión. Cuando llegó el Partido Popular al gobierno fue cesada por el ministro de Cultura y Deportes, José Ignacio Wert .

Al llegar al consistorio madrileño procuró situarse en un despacho cercano al del alcalde e incluso ordenó realizar una serie de obras en sus nuevas dependencias municipales. Esta cercanía le permite ejercer una influencia constante sobre José Luis Martínez-Almeida , despertando las suspicacias del resto de los concejales, con los que no mantiene prácticamente ninguna relación. Solo Borja Carabante, concejal de Medio Ambiente; y Almudena Maillo, concejal de Turismo, tienen algún contacto con García Duarte. Desde su llegada al reducido círculo de confianza del alcalde, el ambiente en el grupo municipal empezó a cambiar «y la buena sintonía que existía en la oposición cambió radicalmente».

El choque más visible fue el que mantuvo con el director general de coordinación de alcaldía, Ángel Carromero . «Se llevaban a matar y cada uno luchaba por ganar influencia sobre el alcalde», apuntan fuentes conocedoras de las peleas internas en el círculo de Almeida. Esta batalla la ganó finalmente García Duarte al influir, siempre según la versión de las fuentes consultadas por ABC, en la dimisión de Carromero, tras estallar el supuesto espionaje a la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso. La salida de Carromero dejaba el terreno libre a García Duarte.

Uno de los aspectos más controvertidos de la actividad de García Duarte en el Ayuntamiento de Madrid es su vinculación con la asociación empresarial 'Madrid futuro'. A pesar de ser público-privada, muchas voces en el consistorio aseguran que la coordina directamente y aparece en muchas fotos de reuniones de esta asociación.

«Madrid futuro es una organización privada, pero se lleva desde la coordinación de alcaldía y esta situación está suscitando muchos recelos en miembros del equipo de gobierno», apuntan fuentes municipales. De hecho, 'Madrid futuro' está pendiente de recibir dos subvenciones del Ayuntamiento. En este sentido, otras fuentes recuerdan que «algunos concejales ya le han advertido al alcalde del perjuicio que le puede ocasionar Matilde». Una de estas fuentes llega a afirmar, no sin cierta preocupación, que «García Duarte ha situado el Ayuntamiento de Madrid al servicio de sus intereses personales, para su interés futuro», sobre todo en el ámbito empresarial de las entidades que forman parte de 'Madrid futuro'.

Las formas tampoco acompañan la relación de García Duarte con el resto del personal municipal: «Tiene unas maneras extremadamente bruscas, ordeno y mando. A nivel interno funciona con un régimen de terror, lo que se dice es lo que se hace». Asimismo, destacan su interés de intensificar sus relaciones personales con el Ayuntamiento como trampolín.

Esta forma de trabajar se ha reflejado en los ceses algunos cargos en el Ayuntamiento, que las fuentes consultadas atribuyen a una decisión personal de García Duarte, como es el caso de la responsable del área de informática, María Jesús Villamediana.

Esta trayectoria de Matilde García Duarte en el Ayuntamiento la sitúa en el foco de una posible responsabilidad en la tramitación del contrato de mascarillas que el Ayuntamiento adjudicó a Luis Medina, más allá de lo que hasta ahora se está conociendo.

La segunda asesora de Almeida que provoca una inquietud similar a García Duarte es la experta en comunicación política, Pilar Rodríguez Losantos. Con tan solo 28 años, llegó hasta el alcalde de Madrid después de dos contrataciones fallidas en el Ayuntamiento de Alcobendas y en Murcia. Tras pasar por Bruselas, en el gabinete del eurodiputado de Ciudadanos, José Ramón Bauzá, fue nombrada directora de Estrategia y Acción Política de la alcaldía de Madrid.

Su aislamiento con la mayor parte del equipo de gobierno de José Luis Martínez-Almeida es similar al que mantiene García Duarte. «No la conocen ni siquiera muchos concejales, está metida en su despacho y solo habla con el alcalde», señalan fuentes municipales. De esta asesora de comunicación es la frase que pronunció Almeida: «Seremos fascistas, pero sabemos gobernar».

Rodríguez Losantos ha llegado a mantener reuniones con jefes de gabinete de distintas concejalías y la sorpresa es mayúscula cuando, siempre según la versión de fuentes municipales, «empieza a dar órdenes cuando es una persona que nunca ha trabajado en una administración».

Como sucede con García Duarte, a la asesora de comunicación también se le atribuyen responsabilidades en el cese de personas cercanas al alcalde, como Joaquín Vidal , anterior jefe de prensa de Almeida. Igualmente, apuntan a que ha tenido que ver con la llegada del actual director de comunicación, Daniel Bardavío , exjefe de prensa del presidente socialista del senado, Javier Rojo, y del líder de Ciudadanos, Albert Rivera .