Los manteros se ‘mudan’ al extrarradio

El barrio está estos días de fiesta. Pasamos por la calle del Oso, engalanada con mantones en este agosto tan raro como caluroso. Estamos en el portal del humilde edificio del número 11, donde nació la artista Ana Belén; pero también justo allí cayó fulminado de un infarto el mantero Mame Mbaye. Murió en marzo de 2018 pese a los intentos de dos policías municipales de salvarle la vida . El senegalés fallecía cuando volvía a su casa después de una jornada de venta en el entorno de la Puerta del Sol.

Su cara seriagrafiada aparece en algunos de los modelos de las camisetas que se venden en Pantera. Es una tienda que ha puesto en marcha hace un mes el autodenominado ‘sindicato de manteros’, a imagen y semejanza de lo que ese colectivo ha hecho en Barcelona. Venden multitud de estas prendas, con distintos eslóganes a favor del ‘top manta’ pero también con coloridos motivos africanos, además de bolsas.

La entrevista con uno de los encargados fluía bien ayer por la mañana hasta que el líder del ‘sindicato’, Malick Gueye, que está fuera de Madrid, se entera de la presencia de un equipo de ABC en el comercio. La orden es clara: «No queremos saber nada de vosotros. Salid de la tienda» . Acusan a «cierta prensa» de criminalizar a los inmigrantes y la actividad ilegal del ‘top manta’.

Tanto fuentes policiales como el propio ‘gremio’ reconocen que en Madrid hay alrededor de 200 manteros. Una actividad que llevaba dos décadas instalada en nuestra región pero que, durante el mandato de Manuela Carmena (Ahora Madrid), tuvo un auge extraordinario. Una de las culpables fue la instrucción desde la cúpula policial, en manos del concejal Javier Barbero, prohibía a los agentes actuar cuando los vendedores ilegales huyeran a la carrera, para evitar los continuos empujones y lesiones a viandantes. Pero, en la práctica, aquello era atar de manos a los policías, puesto que los manteros siempre salían corriendo para evitar la sanción y que les quitaran la mercancía.

Con el cambio de Gobierno local, el fenómeno comenzó a decaer, pero aún era bastante numeroso. Y llegó la pandemia. Las calles se vaciaron en el estado de alarma y, con ello, comenzó la crisis para los ambulantes. Tan solo hay que echar un vistazo a la comparativa entre los últimos datos disponibles, de mayo de 2021, y los del mismo mes de 2019 (2020 no es computable por las mencionadas circunstancias extraordinarias): 218 actas por propiedad intelectual e industrial en el periodo actual, frente a las 751 de hace dos años . Casi tres veces menos.

Fuentes municipales del Área de Seguridad explican a ABC que «este equipo de Gobierno se fijó como un objetivo de la Policía Municipal luchar contra las mafias que se lucran con la venta ambulante ilegal , suministrando material y productos falsificados a los llamados manteros, a los que explotan.

De ahí la puesta en marcha, a mediados del pasado mes de septiembre, de un Plan de Acción Preferente sobre la venta ambulante ilegal en Centro, donde se concentra la mayoría de esta venta y ante su incremento,«y que se aprobara una Instrucción para llevarlo a cabo con pautas de actuación claras para los agentes , dado que está prohibida en la ciudad la venta ambulante fuera de los lugares y fechas autorizados».

«Se quiere corregir así situaciones de ocupación de la vía pública; la competencia desleal y el perjuicio económico en los comerciantes; dar respuesta a las quejas vecinales de los barrios que sufren estas ventas ilegales y al constante incumplimiento de la Ley de Propiedad Industrial e Intelectual. Se pretende que se reviertan los últimos datos de la lucha contra esta venta ilegal: una caída de más de un 20% en el pasado mandato », añaden.

Según se aprecia en las tres tablas de estadísticas (enero-mayo 2019; junio-diciembre 2019 y enero-mayo 2020), «cómo se incrementaron notablemente las actuaciones: «Por ejemplo, en unos días de octubre hubo varias operaciones, con al menos cinco detenidos y más de 8.000 artículos falsificados intervenidos ».

« Aquello fue un auge en la época de Carmena, en la que se vendía mucho . La mayoría son senegaleses, un pueblo muy propenso a la venta ambulante», explica un policía municipal que patrulla el distrito de Centro. Añade que «los pocos que quedan en la zona» están a raíz de la entrada de turistas. Pero es algo muy residual. En la actualidad, una buena parte «se ha trasladado a los mercadillos de barrios de la periferia o de municipios como Fuenlabrada, Alcorcón, Móstoles y Alcalá». Al estar «diseminados», su presencia «no se nota tanto», añade.

Hay otros muchos que han desaparecido, que se han quedado literalmente en la calle. En el ‘sindicato’ se quejan de que, al no tener los papeles en regla, no pueden recibir subvenciones ni ayudas algunas.

Otra parte, gracias al arraigo (han podido demostrar que llevan más de tres años en nuestro país), han conseguido regularizar su situación en España, «y se dedican sobre todo a la construcción», explican fuentes policiales de toda solvencia a este periódico. También hay varios en el Metro, pero con una presencia prácticamente testimonial. Lo mismo ocurre en el Parque del Retiro, donde antes de la pandemia los había por decenas en el paseo de entrada por la Puerta de Alcalá y por el que circunda el lago principal.

Además, el cierre de las fronteras ha limitado mucho la llegada de ‘savia nueva’ en el negocio del ‘top manta’, por lo que apenas hay relevo. Algunos se marchan a la costa en verano, pero nuestros informantes afirman que en esos enclaves ya tienen a sus propios vendedores.

Los comerciantes del centro corroboran esta espantada de estos inmigrantes de las aceras. «Estuvieron en Gran Vía, cerca de la puerta de Primark, hace cosa de quince días» , explica Paloma de Marco, presidenta de Apreca. También, indica, había algunos en la calle de Preciados, «pero eran solo dos o tres puestos, en julio».

La zona de Preciados-Carmen-Arenal-Sol va recuperándose poco a poco de la crisis de ventas por el coronavirus. Pese a todo , hay comercios que han perdido el 70 y el 80 por ciento de sus ventas . De Marco, que regenta un despacho de loterías, dice que «solo en Navidad» vendió un 50 por ciento menos, pese al Gordo. «La gente ha tenido que pedir un crédito al ICO en 2020 para tirar, no cerrar y salir adelante. Hay mucho local cerrado. Aunque en la calle de las Carretas, al principio, se están abriendo algunos negocios», precisa.