El mafioso italiano detenido en Galapagar agredió a un edil: «¡Te voy a arruinar la vida y te voy a matar!»
Gioacchino Gammino, de la Stidda, llevaba huido de prisión desde 2002 y fue localizado gracias a GoogleMaps
En 2002, aprovechando el rodaje de una película, se escapó de la cárcel. Y como si de otro filme fuera, las autoridades policiales lograron, casi 20 años después, dar con el paradero de Gioacchino Gammino, miembro de la mafia de la Stidda. Una captura ... del esquinazo de su frutería de Galapagar le captó con otro hombre y desbarató su pretendido anonimato. Eso sí, no sin antes dar mucho que hablar en este pueblo serrano, donde llegó a agredir a un concejal en una administración de lotería y a amenazarlo de muerte por haberle cerrado el horno de su pizzería.
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Gammino, 61 años, al igual que otros muchos mafiosos que viven en España, se sentía como en casa, sin levantar sospechas trabajando como comerciante y cocinero en el municipio, de apenas 25.500 habitantes. Llegó hace unos siete años a la localidad, donde, explican quienes les conocían, «pasaba desapercibido». «No tenía el perfil del típico mafioso, vivía en un piso normal» , explica el concejal al que golpeó, Ángel Camacho (PP), exresponsable de Urbanismo y Medio Ambiente.
Pero era uno de los más buscados y peligrosos. Tan seguro se sentía, que cuando fue descubierto en su escondrijo de Galapagar, el pasado 17 de diciembre, espetó a los agentes italianos de la DIA (Dirección Investigación Antimafia) que lo arrestaron, en colaboración con los especialistas en Fugitivos de la Udyco Central española , en una rocambolesca operación: «¿Cómo habéis hecho para encontrarme? ¡Ni siquiera he llamado a mi familia durante diez años!».
El capo italiano, eso sí, había dejado huella entre los vecinos del pueblo, que hasta el momento en que le abrocharon los grilletes no sospechaban de su recorrido delictivo. Primero trabajó de cocinero en un establecimiento del que le despidieron por su difícil relación con los compañeros. Después, montó el restaurante propio. Lo cerró y reabrió como una frutería. Hasta que en verano lo reconvirtió en una peluquería que, a fecha de hoy, lleva su pareja.
Cuando regentaba la pizzería, el edil Camacho, ahora en la oposición, ordenó el cierre del horno de piedra donde se cocinaba: «Lo había montado en la sala, pero la salida de humos la puso por el patio de luces y molestaba a los vecinos», explica el edil a ABC. Además, hacía mucho ruido.
No fue a prisión por un pacto
Por todo ello, hubo que precintar el establecimiento. Corría agosto de 2018, cuando Camacho Lázaro (PP) entró al despacho de loterías a echar la Primitiva. Pero, cuando esperaba en la cola, lo que se llevó fue un tremendo puñetazo de Gammino: «¡Tú eres el concejal que me ha cerrado el negocio! «Te voy a arruinar la vida y te voy a matar!», le espetó, nunca mejor dicho, al más puro estilo mafioso. Fue captado por las cámaras de seguridad del local y ocurrió sin que al capo le preocupara lo más mínimo que hubiese bastantes testigos dentro. El político necesitó llevar un collarín y sufrió la inflamación de un oído. Esto ocurrió después de numerosas advertencias por parte del consistorio sobre las irregularidades de la pizzería, que el entonces fugado desoyó en todo momento. «Nos hacía la vida imposible», se quejaban los vecinos.
«Cuando me enteré de su detención y de quién era realmente sí que pensé que podría haberme matado. Me dio un vuelco el corazón. Lo curioso es que hace un año tuvimos el juicio y utilizaba una identidad falsa [Vincenzo] que ni siquiera en el juzgado causó sospechas. Era un delito leve por lesiones, pero, al ser una autoridad, el asunto se le agravaba y podía entra en prisión. Pero yo no quería que alguien fuera a la cárcel por un puñetazo, por un calentón. Me escribió una carta de disculpa y llegamos a un acuerdo. Le cayó una multa de 1.500 euros y 325 de indemnización que pagarme a mí».
En Italia, Gioacchino Gammino es conocido como el ‘Español’, por sus estrechas relaciones con nuestro país. Tiene familia española en Sant Pere de Ribes. Con su esposa, María Vinet Pérez Ruiz, tuvo en 1992 una hija, a la que puso el nombre de Ángela, el mismo de su abuela siciliana.
Se hacía llamar Manu
Gammino fue detenido por primera vez en un bar en el centro de Barcelona , a finales de los años noventa. Pensó que, tras veinte años de clandestinidad y después de haber cortado todos los lazos con el pasado, Galapagar era un refugio seguro. Pero sus huellas del capo mafioso surgieron por sorpresa, de la forma más inesperada, en Google Maps, según desveló ayer el diario ‘La Repubblica’.
Para los investigadores de la DIA y los fiscales de Palermo, esas imágenes fueron una ayuda decisiva: Frente a su tienda de frutas y verduras en la avenida de los Voluntarios de Galapagar, con un cartel de El huerto de Manu, se vislumbra la figura de un hombre que recordaba mucho a Gammino. Los investigadores llegaron desde ese teléfono al anterior restaurante, La cocina de Manu, el clausurado en 2014. Pero Manu, el chef, era Gioacchino.
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